Alerta Roja (Netflix)

¿Qué sale si mezclamos el sarcasmo de Deadpool con Hobbs de Fast & Furious y le echamos una pizca de la Pantera Rosa, otra poca de La Búsqueda y un parodia superficial de James Bond? Pues sale Alerta roja (Red Notice), el último proyecto de Netflix, en el que ha invertido 200 millones de dólares. La historia comienza durante un robo de arte en Roma donde el experto ladrón Nolan Booth (Reynolds) pretende birlar uno de los huevos de oro de Cleopatra. Aparece, de la nada, el agente del FBI John Hartley, que ha viajado hasta Italia para atrapar al hombre que se le ha estado escapando en los últimos años, y en medio de todo esto está "Bishop", el personaje de Gal Gadot, que también querrá hacerse con el huevo.

Lo cierto es que Alerta roja empieza como cualquier otra comedia de acción, y aquí se nota la fórmula típica pero cansada, apática y poco creativa, en la que a nadie le importa aportar originalidad, personajes que parezcan vivos ni profundidad o una historia que no puedas predecir al completo en dos minutos de visionado. El ladrón de obras de arte de Ryan Reynolds es Deadpool o Free Guy todo el rato. Es guapo, listo, sarcástico hasta la médula, infantil y habilidoso. Todas sus intervenciones son graciosas y, al igual que en su interpretación de Wade Wilson, habla muy rápido y todo lo que dice está salpicado de referencias que rompen la cuarta pared. Booth menciona otras películas constantemente, por lo que, al principio, el tono de Red Notice resulta un poco extraño.

Dwayne "La Roca" Johnson, por otro lado, tiene tan poca gracia como Hobbs, su personaje en Fast & Furious. Es un tipo duro y estoico, algo arrogante, fuerte y seguro de sí mismo. Su forma física es tan apabullante que, a estas alturas, apenas puede correr, un elemento que el director Rawson Marshall Thurber (Cuestión de pelotas / El rascacielos) utiliza para crear una especie de comedia de contrastes con la agilidad y habilidad atlética de Booth para hacer parkour. En medio de todo esto está Gal Gadot (Wonder Woman) en el papel de la superladrona internacional Bishop, un personaje que es, por supuesto, bella, sexy, poco fiable, pérfida y extremadamente decidida. La pura verdad es que en ninguno de los tres protagonistas hay una sola cualidad que no hayamos visto 700.000 veces antes, y es un poco una tragedia en más de un sentido que después de años y años, estos actores no se merezcan algo mejor como algún personaje que no hayan interpretado.

Dicho esto, hay otras cualidades en Alerta roja que, la verdad, hacen que sea un poco mejor de lo que esperaba. El director de El rascacielos, Rawson Marshall Thurber, intenta crear aquí su propia película de James Bond, así que nos lleva a Moscú, Londres, Chile, Roma y algún otro sitio más o menos exótico, mientras satura las escenas con una banda sonora que podría haber salido de las películas de 007 de Daniel Craig, y se esfuerza mucho en intentar construir algo elegante. Se centra en lugares de postín, prendas finas y ajustadas a la perfección, una fotografía exquisita y acción de altos vuelos. Y funciona.

Reynolds y La Roca se pelean como si nunca hubieran hecho otra cosa, la coreografía es preciosa e impecable y las escenas son grandiosas. Los andamios se derrumban mientras Reynolds se escurre entre los pisos, La Roca lanza por los aires a los carceleros en Rusia como si fueran niños y Gal Gadot les pega a los matones italianos unas patadas en las narices como una posesa, todo ello mientras pretenden robar el segundo de los tres codiciados huevos de oro. Así, Alerta roja nunca es especialmente mala, pero tampoco es especialmente buena. Hay una escena en la que Hartley y Booth se enfrentan a un toro que parece que lo haya hecho yo en Word, pero en general es una comedia de acción vistosa, bastante insulsa, sin criterio ni originalidad. Es mejor que, por ejemplo, 6 en la sombra o Ejército de los muertos pero, más allá de eso, no dice mucho más.