Análisis de Nintendo Switch Lite, el nuevo modelo portátil

Los rumores decían que Nintendo estaba trabajando en dos modelos más de Switch con los que dar un meneo al mercado. Varios medios tenían fuentes fiables, y aun así la idea no era descabellada porque es habitual que las compañías lancen modelos a mediados de ciclo de vida del hardware. A veces más potentes y otras más compactas. Y justo eso es lo que ha llegado desde Kioto gracias al nuevo chip de Nvidia: una versión estándar con mejor rendimiento y otra más pequeña y ligera, esta Nintendo Switch Lite que se estrena el 20 de septiembre. Una consola diseñada solo como portátil y que hereda el sobrenombre de aquella arrasadora Nintendo DS Lite.

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A diferencia de su "hermana mayor", que hace de su versatilidad entre sobremesa y portátil su gran valor, Lite tiene como principal ventaja la flexibilidad de uso. Así puede llegar hasta un público que a veces puede ser el mismo que el del modelo original y otras veces es distinto, quizá más joven. Y tras pasar nuestro primer rato con este modelo es imposible no ver su potencial. Sí, porque Lite no es sinónimo de "incompleta" a pesar de las renuncias a algunas de las características de Switch. Es un producto totalmente independiente que no viene para reemplazar al actual, y además parece claro que la renovada Switch es aún más la versión premium. Va dirigido a quienes echan de menos las portátiles puras y aún no ha jubilado su Nintendo 3DS, pero ya no renuncia a los mismos juegos que en una sobremesa.

Lo primero que se nos pasó por la cabeza al cogerla es que es compacta, y después que es ligera como una pluma. Y no solo ligera: con una mejor distribución de pesos, más equilibrada. Comparada con el modelo básico, Lite es bastante más cómoda gracias a una reducción en las dimensiones (20,8 cm de ancho por 9,4 cm de alto), y eso marca la diferencia en una sesión de juego larga con ella cogida. Se agarra mejor con unas manos pequeñas sin miedo a que dejen marca o dolor en dedos y muñecas gracias a esa reducción de un 30% de peso (277 gramos) y a sus contornos redondeados. La desaparición de los Joy-Con como tal y la integración de los mandos en el chasis, todo a un único color (ya sea amarillo, gris o turquesa) consiguen un diseño elegante y refinado, que pega bien con esa pantalla que ha perdido tamaño (baja de 6,2" a 5,5") y sigue presentando marcos demasiado grandes. Además, ofrece más brillo para mejorar su visibilidad en exteriores y la reducción de tamaño sin pérdida de resolución (720p) implica una mayor densidad de píxeles y por tanto noción de nitidez. En general, la sensación es que se ve un poco mejor.

En los controles hay varias diferencias. La primera, que sin Joy-Con tal cual se han ido la vibración HD, los sensores de movimiento independientes y el puntero IR (la consola incluye su propio sensor de movimiento). A cambio, Nintendo ha incluido una de las cosas más demandadas desde el primer día, una cruceta digital. Hemos estado usando esta nueva cruz de control con juegos como Super Mario Maker 2, Super Mario Odyssey y hasta Mario Kart 8 y funciona correctamente, diciendo adiós a los sonrojantes problemas de detección de pulsaciones del Mando Pro, que registra direcciones erróneas al poder bascular dentro de una de las cuatro principales (y de repente, Super Street Fighter II o Puyo-Puyo Tetris se hacen jugables). Eso sí: hay que acostumbrarse a su tacto más acolchado, y sobre gustos en este sentido no hay colores. Y lo mismo pasa con los botones ABXY, que ahora tienen un mayor recorrido y una menor sensación de 'clic'. Estos botones, junto a unos sticks que de momento no dan síntomas de 'drifting' nos están convenciendo en juegos tan exigentes y precisos como Super Smash Bros. Ultimate.

También hay que señalar que perder sus propios Joy-Con no afecta a la compatibilidad con todo el catálogo porque Nintendo Switch Lite se puede conectar a los mandos tradicionales de forma inalámbrica, incluyendo variedades como la Poké Ball Plus.

Lo que nos sorprendió es que algunos juegos siguen comunicándose con el jugador como si tuviera los Joy-Con en las manos. No es un problema real pero queda raro y esperamos que Nintendo lo solvente rápido mediante una actualización que permita al sistema saber si el jugador está usando los mandos integrados o uno externo.

Más allá de eso, los juegos y el resto de software funciona igual que en Nintendo Switch, con la pequeña ventaja del nuevo chip Mariko, que reduce tiempos de carga al mismo tiempo que amplía la duración de la batería (pronto actualizaremos con más datos al respecto este análisis). Entonces, con este diseño, ¿se puede jugar a títulos multijugador? La respuesta es sí, de nuevo con esa configuración de mandos externos conectados. Ahora el problema es que no hay patilla trasera para sostenerla erguida ni stand oficial, así que hay que buscar otra solución. Además, con la pantalla reducida es difícil ver bien a la distancia que requiere colocarse junto a otra persona.

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Este problema sirve para entender mejor el tipo de público que Nintendo tiene entre ceja y ceja. Son esos jugadores que quieren disfrutar de los juegos de Nintendo y de otros estudios con más tranquilidad y pragmatismo, quizá en sesiones más cortas, y por eso cuando juegan no la conectan a la tele. Cogerla del sitio, encenderla y ponerse a ello. Vale, eso ya se puede hacer desde 2017, pero hay ciertos matices a tener en cuenta y son los que dibujan el camino hasta Nintendo 3DS. Se ofrece a este público jugar como en la tele sin necesidad de tenerla encendida. Y a menor precio.

Porque los recortes de funciones al menos están bien representados en un coste bastante inferior. Nintendo Switch Lite sale por 219,99 euros frente a los 329,99 euros de la original. También es más "ligera" para el bolsillo, un buen reclamo para quienes estaban esperando una rebaja o para quienes buscan tener dos máquinas en la misma casa. Pensamos en esos padres que buscan un regalo para sus hijos y ahora se plantean más bien gastarse unos 200 que unos 300 euros, una diferencia cuantiosa. Con ese peso reducido y esa comodidad extra son aún más prácticas para el público infantil, y al no poder conectarse a la tele se acaba la pelea por evitar que estén todo el día ahí sentados.

Por tanto, ¿es Switch Lite la competencia de Nintendo Switch? Para nada; de hecho nosotros estamos usándola para algunos juegos específicos mientras mantenemos otros en la del salón. ¿Va a terminar de jubilar a la familia 3DS? Totalmente. Sin base ni cables, nada más que la máquina y un cargador, está claro que es un hardware que busca atraer al terreno de las consolas al público que ha llegado a los videojuegos por los móviles y ya quiere algo más tradicional, potente y elaborado, al mismo tiempo que recuperar a quienes aún no han dado el salto de portátil. A pesar de las dudas iniciales y del mosqueo por perder sobradas como la Vibración HD, no podemos negar que estamos impresionados por esta versión pequeña de Switch, porque traslada muchas de las fortalezas a un formato más cómodo y ligero. Además, aún no nos ha dado tiempo a echar de menos su utilidad como sobremesa. Unas rebajas que han sido justamente plasmadas en su precio para convertirla en una elección muy atractiva.