Análisis de The Legend of Zelda: Majora's Mask 3D

El remake de Majora's Mask para Nintendo 3DS estaba cantado desde la salida de Ocarina of Time 3D hace tres años y pico. Pero como Nintendo no se decidía, me puse a rejugar el original de Nintendo 64 hace unos meses. Esto me ha venido muy bien para comparar las dos experiencias, y para evaluar qué tal ha envejecido la aventura como tal.

Aunque os parezca mentira, no son los gráficos más detallados y el efecto 3D lo que más se agradece jugando a la nueva versión, sino los aspectos que hacen que la partida sea más cómoda y natural. En primer lugar, de hecho, lo que más se nota es la suavidad de la imagen y del control analógico o por movimiento. Si hacéis la prueba con el título de N64 sabréis a qué me refiero en sólo un par minutos. Aquellos primeros juegos 3D de los 90 eran tan rompedores como primerizos, y la cosa ha mejorado mucho con los años. Majora, como Ocarina, se maneja ahora de forma mucho más precisa, y los tirones en pantalla o en el stick ya son cosa del pasado.

En segundo lugar, ya no podría jugar a los originales sin los apoyos de la segunda pantalla táctil. La asignación de objetos a distintos botones también sorprendió en su día, pero en este juego hay tantos ítemes y máscaras, que es un gustazo disponer de tantas opciones al alcance del pulgar. A mí me gusta tener el arco en X y el gancho o las bombas en Y. Ahora puedo llevar, al mismo tiempo, una o dos máscaras en los botones táctiles, por no mencionar la cámara en primera persona/luminográfica o la ocarina, todo a mano. Y el mapa; ¡bendito mapa! Facilita mucho la navegación poder bajar la vista para echarle un ojo, o ampliar la sala actual con tocar la pantalla. Las mazmorras han ganado un montón con este sistema; tanto que diría que ahora son más divertidas e interesantes.

Como hemos empezado por la utilidad de las novedades y no directamente por la belleza, quiero añadir que la revitalizada paleta de colores, las nuevas texturas y, sobre todo, la iluminación moderna, también ponen de su parte para distinguir espacios y volúmenes mucho mejor. Del mismo modo, ahora sí, el efecto 3D potencia la inmersión enormemente, algo que se advierte especialmente en juegos como este, pues en el catálogo de 3DS hay pocas aventuras con amplios escenarios.

Por lo tanto, las novedades, como debe ser, no se limitan a los aspectos estéticos, sino que realmente han conseguido que el nuevo Majora's Mask sea un mejor juego o un título que se juega como sus contemporáneos. Pero, ¿se han pasado con las facilidades? Todo lo mencionado hasta ahora es acertado, pero tras impresiones previas temíamos que también hubieran añadido demasiadas ayudas y pistas, dado el confuso planteamiento de la aventura, y que el reto quedara descafeinado.

Pues bien, ahora podemos celebrar que no es así. Se nota que intentan llevar al jugador de la mano un poco más en los primeros compases con algunas indicaciones adicionales, pero no llega a molestar y pronto te dejan jugar al mismo juego de toda la vida, con su retorcida estructura, sus misterios y su respetable nivel de dificultad. Y también hay que reconocer que el principio de Majora's Mask es un lío, así que no está de más algo de guía adicional. El teletransporte (la Canción del Vuelo), por ejemplo, se consigue un poco antes, y puede que el hada Taya haga algún 'hey, listen!' de regalo, pero al final todo el desafío sigue ahí y la experiencia sigue transmitiendo una gran sensación de aventura a base de improvisar acciones, descubrir cosas escondidas, extrañas o que no están claras y deducir soluciones a enigmas o puzles. Tampoco nos importa que el Cuaderno de los Bomber esté mucho más presente y mejor ordenadito, porque sinceramente pasamos olímpicamente de él en el juego original y es una forma ideal de llevar la cuenta de todas las misiones secundarias, los personajes y, más importante, el horario de eventos en los tres días que el juego repite en bucle.

Hostilidad reducida, accesibilidad aumentada, Majora's Mask 3D despliega entonces una extraña serie de sucesos e historias paralelas, pasadas o que están a punto de pasar. Mientras los vas descubriendo, vas 'avanzando' en la trama a base de completar mazmorras, conseguir ítemes/máscaras/poderes, aprender melodías mágicas y desbloquear las partes restantes del mapa. Es la estructura a la que Zelda se ciñó principalmente en los años 90 y 00, pero que en esta entrega quedó rota o retorcida por el bucle básico de 72 horas y el constante viaje atrás en el tiempo, al amanecer del primer día.

En este sentido, aunque todavía podemos elogiar la idea original, sorprendernos con algunas ocurrencias y reconocer que algunas de las tramas sólo se pueden contar ingeniosamente siguiendo esta fórmula (sí, todavía puedes retroceder para ganar la lotería), también es cierto que diversas tareas dependientes del horario no han envejecido tan bien, y resultan una lata hoy en día. Hay combinaciones tediosas o que requieren vueltas y paseos previos aburridos, como por ejemplo los eventos que se activan al derrotar a un jefe (el regalo del mayordomo Deku, la llegada de la primavera) o las tareas que decides arrancar con poco tiempo restante (los huevos Zora, las hadas extraviadas). Entendemos que esto añade aún más dificultad y obliga a plantear la partida estratégicamente, pero hay casos que se podían haber pulido porque ahora, simplemente, quedan anticuados.

Estas contadas pegas no quieren decir que el diseño del juego esté totalmente obsoleto, ni mucho menos. Es algo que tenemos que elogiar: para tener quince años y haber sido creado en un solo año, Majora's Mask sigue siendo una obra maestra a nivel de diseño de juego. Las distintas zonas y personajes invitan al descubrimiento. Las muchas máscaras invitan al coleccionismo y a completar el 100%, aparte de suponer una característica diferenciadora, curiosa y extravagante de este título que da lugar a diversas habilidades y situaciones originales (¡y puedes ser un Goron!). Las actividades y minijuegos son estupendos, muy divertidos y adictivos. Las mazmorras destilan diseño Zelda, e incluso se atreven con algunas cosas que no se vieron en Ocarina; el Templo de la Gran Bahía, por ejemplo, es una gran odisea acuática que puedes llegar a amar o a odiar, como una versión compacta del legendario Templo del Agua, pero con poderes Zora y el reloj en tu contra.

En las mazmorras puede que el raído concepto "encuentra el objeto especial - úsalo en la segunda parte del templo" resulte hoy demasiado clásico, o que lógicamente no alcance el nivel de sus máximas expresiones en los recientes Twilight Princess y Skyward Sword. También puede que los combates con sus jefes no estén a la altura de la concienzuda experiencia durante la mazmorra en sí, pero con todo siguen siendo memorables rompecabezas de varios pisos. Y ya que hemos mencionado las hadas extraviadas, son una gran idea para explorar hasta el último rincón de cada templo y algo que deberían seguir empleando en la serie.

Majora's Mask 3D es, además, mucho más bonito que el original, pero siempre aquella belleza chillona e inquietante. La nueva paleta de colores, la iluminación y las texturas redibujadas han sido mimadas para cuidar los contrastes y el ambiente onírico y misterioso, potenciando la oscura idea que quería diferenciarse de Ocarina of Time. Con la mejora audiovisual, las cosas espeluznantes del juego cobran nueva vida. La música del Templo del Bosque Catarata. La espantosa historia de la niña Romani del rancho. Detalles como la careta de cerdo, lugares como el cañón Ikana. Y siempre, cómo no, echar la vista al cielo y ver que la Luna amenaza hoy más grande. Escalofríos.

Porque, en lugar de las aventuras épicas entre prados y castillos de Hyrule, Majora's Mask es como uno de esos sueños extraños que tienes de vez en cuando y a los que, por alguna razón, quieres volver. Tapado con tanta máscara, Link pierde el protagonismo y se lo cede a Skull Kid, a la gente rara y a Majora. Pero, ¿es mejor que Ocarina of Time? En mi humilde opinión, y aunque sé que algunos lo prefieren, creo que Ocarina es superior por su amplitud, ritmo de juego y sensación de progresión del héroe, aunque admito que Majora's Mask es la entrega más capaz de dejar una marca especial en todo jugador que lo completa. Es como una cara B; menos ostentoso, más expresivo.

Pero estamos hablando de obras maestras del género. Como juego de aventuras, Majora's Mask 3D es un absoluto imprescindible en el catálogo de 3DS, muy por encima de la mayoría pese a la antigüedad del original (así de bien ha envejecido). Como remake, es uno de los mejores trabajos de restauración y modernización que recordamos, si bien habríamos agradecido más extras y 'regalos' para servir a los fans. Pero llegados a este punto, ya lo quieras rejugar o hacerlo por primera vez, no puedes perderte este retorno a Términa; disfrutarás cada una de esas 72 horas que se repiten tantas veces.