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Análisis de Starships

La excepcional habilidad de Sid Meier para acabar con nuestro tiempo libre es bien conocida por todos.

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En el momento en el que nos sentamos a jugar a uno de los títulos que llevan su nombre, el viejo Sid aparece debajo de nuestro escritorio para atarnos lo pies a dos enormes bloques de cemento. Después se levanta y nos susurra al oído un "un turno más" para luego evaporarse lentamente y ahí nos quedamos, pegados al ordenador para toda la eternidad.

Sin embargo, si confiáis en que Sid os visite mientras jugáis a Starships, he de deciros que vuestra espera será en vano. Esta vez no vendrá. No obstante, esto no tiene por qué ser algo malo.

Antes de nada, hay que aclarar que Starships no es un juego de la serie Civilization, sino un 'spin-off' del sobresaliente Civilization: Beyond Earth, por lo que existe una conexión muy clara entre ambos títulos, tanto en lo que se refiere al sistema de juego como a la historia. Muchos de los aspectos característicos de la serie Civilization están presentes en el juego, pero de forma más simplificada. Dicho esto, la habilidad de Firaxis para crear sistemas de juego tácticos y con profundidad al más puro estilo 4X sigue intacta.

Nada más emepzar, debemos elegir a un líder de entre ocho posibles candidatos. Cada uno ofrece una ventaja particular, como la posibilidad de contar con dos tecnologías aleatorias desde el principio o reparar la nave a mitad de precio.

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Enseguida os daréis cuenta de que estos beneficios reflejan dos formas diferentes de jugar: podemos elegir a un líder que ofrezca algún bonus ya desde el principio u optar por uno cuyas ventajas se aprecien una vez hayamos avanzado más en el juego. Al principio, nos preocupaba un poco que no hubiese un equilibrio entre ambos tipos de líderes, pero pronto llegamos a la conclusión de que la clave del éxito en Starships es elegir la Afinidad que mejor encaje con nuestro líder.

Las afinidades son otra mecánica del juego que tenemos que elegir. Como ocurría en Beyond Earth, existen tres tipos de afinidades: Supremacía, Armonía y Pureza. Sin embargo, al contrario que en este último, no desempeñan ninguna función diplomática, aunque sí nos permiten personalizar nuestro estilo de juego.

A continuación, debemos ajustar otros tres parámetros: el tamaño de la galaxia, la dificultad y la forma de ganar. Este último parámetro es bastante interesante.

Starships
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En esta ocasión, los de Firaxis buscaban un enfoque más simple, pero aun así han decidido introducir varias formas diferentes de ganar. De todas formas, esto no deja de ser una ilusión, porque al final solo hay una forma de ganar: borrar al enemigo de la faz de la galaxia. Las otras no solo carecen de interés, sino que además están mal integradas porque, independientemente de cuál de ellas elijamos, no nos va a quedar otra que hacer la guerra.

Una vez hemos elegido a nuestro líder y su Afinidad, empieza la diversión. Lo primero que vemos es el tablero del juego en forma de galaxia, donde se sitúa nuestro planeta natal, nuestra base principal, nuestro rinconcito especial en el universo. En esta misma galaxia, nos encontramos con un gran número de planetas que tienen nombres con mucho gancho, como Trianguli 51 o Arietis 82. En un principio, estos planetas son neutrales y no pertenecen a ninguna federación. Sí, en Starships manejamos a una federación, no a individuos, como es habitual en otros juegos de Firaxis.

Mientras un planeta permanezca neutral, sus habitantes nos ofrecerán una serie de misiones. Las misiones son abundantes, bastante entretenidas y muy variadas, y pueden consistir, por ejemplo, en eliminar a un grupo de enemigos, escoltar una nave de transporte o controlar tres puntos estratégicos del mapa. Al completarlas, recibimos una recompensa y ganamos influencia en el planeta. Si conseguimos cuatro puntos de influencia, la población del planeta se unirá a nuestra federación.

A medida que viajamos de un planeta a otro y completamos misiones (o no), la moral de nuestra tripulación irá decayendo, y en el momento en que toquen fondo, comenzarán a rebelarse. La única manera de restaurar la moral del grupo es darles un permiso. Al hacerlo, pasamos de turno y dejamos que el enemigo realice sus movimientos. Es posible que los que estéis familiarizados con la serie Civilization os preguntéis por qué se habla de permisos y no de los tradicionales turnos. Pues bien, resulta que el mapa de la galaxia no es la única localización en Starships, sino que existe otro escenario donde se desarrollan las batallas.

Una vez hemos elegido una misión o un planeta para anexionar, aparecemos en un segundo campo de juego, que está situado fuera del planeta en cuestión. Se trata de un gran mapa que contiene asteroides y agujeros espacio-temporales colocados de forma aleatoria. Además, cada planeta cuenta con una característica particular que aporta aún más variedad a los encuentros. Por ejemplo, puede que los asteroides infrinjan más daño que de costumbre o que haya más agujeros espacio-temporales de los que sacar provecho. Estos elementos adicionales en el tablero del juego nos obligan a utilizar un gran número de estrategias diferentes durante las batallas.

StarshipsStarshipsStarships

Como sugiere el título del juego, nuestra federación está representada por una nave espacial o 'starship' en inglés. Al principio, contamos con una flota de dos naves formadas por varios módulos que podemos mejorar con Energía, el mismo recurso que necesitaremos para construir más naves. Por tanto, podemos optar por dirigir unas cuantas naves muy poderosas o hacernos con todo un ejército.

Una vez hayamos terminado de personalizar nuestras naves, estaremos listos para la batalla. Este es, precisamente, uno de los aspectos más entretenidos de Starships. Intentar superar en inteligencia al enemigo en una épica partida intergaláctica de ajedrez puede resultar verdaderamente fascinante, y si no mirad lo que nos pasó a nosotros: hubo un momento en el que intentamos aniquilar a una federación destruyendo su planeta natal, pero, sin querer, nos saltamos el menú que indica la probabilidad de ganar la batalla y el segundo menú, que calcula a cuántas naves nos tendremos que enfrentar.

Para nuestra sorpresa, fuimos recibidos por un enjambre de aeronaves, cuando nosotros contábamos con apenas dos. Al final, aquello se convirtió en el juego del ratón y el gato, en el que tratábamos de alejar nuestras dos naves principales del enjambre de enemigos mientras nuestros pequeños guerreros se movían de aquí para allá lanzándoles rayos láser por detrás (los disparos en la parte de atrás y en los laterales causan más daño). Después de casi 40 minutos de intensa lucha, logramos salir victoriosos. Es en momentos como estos cuando realmente disfrutamos de Starships, pero, por desgracia, las batallas de este calibre son bastante escasas. La mayoría de los combates no son en absoluto interesantes, y este es, precisamente, uno de los muchos aspectos negativos del juego.

Otro problema lo encontramos en la mejora de los módulos, concretamente en el que nos permite hacernos invisibles. En teoría, la posibilidad de desaparecer parece una idea interesante, pero, en la práctica, lo que ocurre es que, al hacer clic en un botón, nos hacemos invisibles... delante de las narices del enemigo. Sí, vale, técnicamente no pueden vernos, pero ¿de qué nos sirve si todo el mundo sabe exactamente cuál es nuestra posición en el mapa? Al mover la nave, el manto de invisibilidad desparece, así que tenemos que volver a activarlo. ¿Se puede saber entonces qué sentido tiene hacernos invisibles? Además, si invertimos unos pocos recursos en mejorar los sensores, detectar las naves invisibles se vuelve muy sencillo, incluso cuando se encuentran a una gran distancia. Por lo tanto, no merece la pena mejorar este módulo ni malgastar recursos en un sensor. Está claro que funciones como estas sobran.

Otro gran punto débil del juego es su presentación. Los efectos de la batalla son feos y sosos, pero es que, además, los menús y el tipo de letra también son terriblemente aburridos. La distribución de los elementos en la pantalla también deja mucho que desear, ya que hay demasiado espacio vacío y los textos son enanos.

También hay que decir que el juego arranca en modo ventana por defecto. Pensábamos que no habría problema para cambiar a pantalla completa y, de paso, ajustar la resolución y otros detalles, pero resulta que no hay ninguna opción que nos lo permita. Starships tampoco es compatible con el teclado. De hecho, ni siquiera podemos pulsar la barra espaciadora para finalizar el turno. Son estos detalles los que nos hacen darnos cuenta de que este juego no es más que un 'port' bastante malo de un título creado para iPad.

En las circunstancias adecuadas y con la plataforma adecuada, Starships puede resultar entretenido, pero está claro que la versión para PC deja muchísimo que desear. Ese susurro de "un turno más" parece tener ahora un tono desesperado, con un "por favor" adulador al final. Ya no tenemos los pies pegados al suelo.

06 Gamereactor España
6 / 10
+
Escenarios de batalla variados, profundidad táctica, misiones divertidas, sistema de juego fácil de entender.
-
Interfaz horrorosa, ideas poco trabajadas, adaptación a PC por debajo de lo exigible.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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ANÁLISIS. Autor: Aldin Sadikovic

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