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Homefront: The Revolution

Análisis de Homefront: The Revolution

¿Podrá The Revolution dejar atrás su confuso pasado y rebelarse ante los bombazos de este mes?

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El inestable pasado de Homefront: The Revolution lleno de contratiempos es bastante conocido. El hecho de cambiar tantas veces de propietarios y, por ende, de dirección durante el desarrollo del juego es algo que le puede afectar bastante. Por esto, teníamos muchísima curiosidad por saber qué nos depararían unos Estados Unidos devastados por la guerra y con qué sabor de boca nos quedaríamos tras esta experiencia.

El juego sigue los pasos de su predecesor: Corea del Norte ha invadido Estados Unidos y ahora todos los estadounidenses viven miserablemente bajo el yugo y las órdenes de los nuevos generales norcoreanos. Sin embargo, no todo el mundo acepta esta situación y decide quedarse de brazos cruzados. Como bien nos sugiere el título, hay indicios de que se está levantando una revolución y tú juegas como uno de los nuevos fichajes que se ha unido a luchar por la causa. Te llamas Ethan Brady y junto a otros luchadores más expertos tienes la oportunidad de conocer al cerebro de la revolución, un hombre llamado Walker que ante los ojos de los que le rodean es todo un héroe. No obstante, cuando tú y los demás rebeldes vais a conocer a Walker, la puerta que da a la habitación está rota y aparecen los soldados norcoreanos para tenderos una emboscada y haceros prisioneros.

Lo primero que escuchas al despertarte es "¡no les diremos nada!". Apareces atado y con unos golpes horribles junto a tus nuevos compañeros de armas y recibes un flujo continuo de amenazas: si no delatas la posición de Walker, eres hombre muerto. La presión no es suficiente y nadie habla, por lo que empiezan a matar a tus compañeros, uno tras otro. Cuando es tu turno, un desconocido abre la puerta y ataca a los soldados. Resulta que se trata del mismísimo Walker que ha acudido a tu rescate. Sin embargo, su operación de rescate fracasa y acaban capturando a Walker y dejándote a ti libre. Así que ahora reside en ti y en los demás combatientes por la libertad la responsabilidad de salvar al hombre que encabeza la revolución mientras seguís luchando y reuniendo fuerzas.

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Así que, ¿cuánto sabes sobre llevar a cabo una revolución?, ¿qué necesita nuestro pequeño Brady para llamar la atención del resto del país y difundir el mensaje de la libertad? Pues hay varias formas de hacerlo. En primer lugar, debes sabotear la tecnología norcoreana, destruir sus tanques, destrozar las cámaras, cambiar los programas de radio de toda la ciudad y ayudar a la gente de la zona que lo necesite. Todo esto en nombre de la revolución. La forma más eficaz es la de irrumpir y conquistar las bases norcoreanas porque te otorga una sección del mapa que puede controlar el grupo de la revolución.

Homefront: The Revolution
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Hay diferentes zonas en el juego y en función de dónde estés debes hacer las cosas de una forma o de otra. En las áreas abiertas, puedes correr más libremente, unirte con los demás y dejar que te vayan ayudando por el camino. Luego, por otra parte, están las zonas rojas en donde viven los civiles pero es también la zona en la que los soldados están más atentos. Por lo tanto, cuando estés allí tienes que ir con cuidado y pasar desapercibido para que no te vean mientras actúas de forma ilegal y libertaria.

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Homefront se sustenta sobre un concepto muy bueno que funciona además en varios niveles. Deep Silver Dambuster se las ha arreglado para crear el sentimiento de que eres el más desamparado o el que tienes menos posibilidades al tener que crear la resistencia casi desde cero. Además, siempre hay algo por lo que luchar. En algún momento nos hemos sentido como luchadores que no obedecen ninguna ley, como cuando nos colamos en una base enemiga y matamos a todos los soldados sigilosamente, uno por uno. Conforme avanzamos, vamos construyendo la fuerza rebelde y a cada paso sentimos que hemos marcado la diferencia, que hemos hecho algo importante.

Este sentimiento se potencia con los cambios que se producen en el ambiente. Cada área tiene su propio contador llamado "Corazones y mentes" y a medida que este va creciendo, la gente de tu alrededor va oponiendo una mayor resistencia a los soldados: empiezan a atacarlos, a sabotear sus sistemas electrónicos y a pintar grafitis revolucionarios en las paredes. Por lo tanto, cuanto más nos esforcemos nosotros, más apoyo recibiremos a nuestro alrededor que además nos motiva para seguir adelante.

Por otra parte, aunque hemos cambiado un montón (más bien un montonazo) de canales de radio por el camino y hemos salvado otras tantas veces a los civiles de las garras de los soldaos, tenemos que decir que en ningún momento nos hemos aburrido, que nunca se nos ha hecho monótono. No importaba si teníamos que encontrar radios o irrumpir en las bases norcoreanas, cada vez que lo hacíamos parecía diferente porque el diseño cambiaba y, por ende, el desafío. Estas misiones nos han exigido muchas veces pararnos a pensar y no eran tan fáciles como caminar hasta la puerta principal y hacerle una chapuza a la radio sin más. Lo normal era tener que analizar la zona para averiguar cómo nos meteríamos por el agujero de una pared que estaba por encima de nuestras cabezas. A menudo hemos tenido que utilizar nuestras armas y dispositivos de una forma diferente, lo que también nos hacía pararnos y tratar de resolver todos los problemas.

Además, hay mucha variación a lo largo de las misiones. A veces hemos tenido que movernos sigilosamente sin nuestras armas y matar a los enemigos con un cuchillo en absoluto silencio. Otras, hemos tenido que defender nuestros tanques. En otras completamente diferentes, todo lo que teníamos que hacer era quebrantar una base enemiga con un fusil de bombeo y volvernos locos. Como decíamos, en ningún momento se vuelve aburrido o soso.

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Si todavía tienes ganas de más o simplemente necesitas ganar algo de dinero extra, siempre puedes tirar por las misiones secundarias. Aquí, por ejemplo, puedes ser un fotógrafo que utiliza su cámara del móvil para reunir información sobre el enemigo o difundir un mensaje positivo con instantáneas de las fuerzas de la rebelión en plena acción. Otra opción es la de practicar con tus nuevas armas y disparar a drones enemigos. Como podéis ver, tenemos un poco de todo en este juego.

Además, el dinero extra que vayas ganando puedes usarlo para expandir tu arsenal de armas y dispositivos. Puedes desbloquear seis armas diferentes y cada una de ellas tiene dos categorías en las que puedes transformarlas a medida que progreses. Por ejemplo, una pistola normal puede convertirse en una metralleta y una ballesta normal y corriente puede llegar a transformarse en un lanzallamas. Sin embargo, lo mejor de todo son los dispositivos. Entre muchas otras cosas, puedes conseguir los famosos Hacks, que como su nombre indica sirven para 'hackear' la tecnología enemiga. Además de esto, puedes conseguir una bomba que va sujeta a un coche que puedes dirigir por control remoto. Esto te permite, por ejemplo, conducir hasta un campamento norcoreano y escoger un punto crítico antes de volar todo por los aires, y todo desde la comodidad de poder mantenerte lejos de esa base (y de la bomba).

Por lo tanto, hay muchas ideas que funcionan estupendamente y la premisa del juego es muy buena. Sin embargo, es una pena que haya también la misma cantidad de cosas que no funcionan o elementos que parece que están por terminar.

Muchos de los problemas son pequeñeces, pero todo suma. Por ejemplo, la pantalla se cuelga cada vez que autoguardas. Después, cada vez que comprábamos algo, que completábamos una misión o algo por el estilo, la pantalla se nos congelaba durante unos segundos. Aunque pueda sonar como un problema menor, acaba siendo bastante molesto. Por ejemplo, esto nos ha pasado en medio de un tiroteo y habíamos completado alguna de las misiones secundarias cuando se colgó completamente y nos cortó el rollo.

Otros errores que han puesto a prueba nuestra paciencia han sido la cantidad de problemas técnicos y 'crashes' que nos encontramos a lo largo de la partida. Seguramente sea algo que se pueda arreglar tras el lanzamiento y no debería ocupar mucho espacio en una revisión, pero cuando un juego se cuelga más de diez veces en una de las misiones más críticas y complicadas, siempre justo cuando estábamos a punto de completarla, hay que dejar constancia de ello (aunque solo sea como prueba de cómo nuestro mando sobrevivió a la frustración que nos provocó esa misión).

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Además de todo esto, también nos han llamado la atención las animaciones faciales porque tenían movimientos que no eran para nada coherentes con lo que decían los personajes. Este es de ese tipo de fallos que una vez que lo encuentras, no puedes volver a pasarlo por alto. Además, en algún momento nos ha dado la sensación de que el diálogo se ha unido sin ningún cuidado con mezclas de audio desparejas en las que puedes escuchar las diferentes tomas que habían unido. En otras ocasiones, los personajes acababan diciendo dos cosas diferentes a la vez y era imposible entenderles nada.

Con todo, uno de los principales problemas que nos hemos encontrado es la propia historia. Aunque la idea de crear una rebelión nos atrae, la historia es demasiado sentimental para nuestro gusto. Parece que han cogido todos los estereotipos estadounidenses que existen y los han metido a cañón en un mismo juego: el rebelde desconocido que se abre camino desde la miseria, el sueño de la libertad, la bandera americana que está por todas partes o el deleite de los rebeldes por utilizar armas. Quizás no nos hemos sentido muy identificados con todo esto porque no somos americanos, pero los giros emocionales del juego no nos han calado tan hondo como deberían haber hecho.

Además, hemos tenido un poco la sensación de que nos estaban dando un mensaje para el que no se había pensado un final concreto. Uno de los personajes, el Dr. Barret, nos recomendó que utilizásemos medios pacíficos en la rebelión y justo cuando la revolución está en su peor momento y a punto de fracasar, vuelve con un recordatorio. Entonces, cuando empiezas a pensar "venga vale, vamos a cambiar nuestra perspectiva y enfoque", la cosa vuelve a girar y no nos queda otra que coger nuestras armas y empezar a disparar como locos. Este es otro aspecto que nos hace pensar que se trata de un título que sale sin terminar.

Por otro lado, existe también la posibilidad de jugar en grupo con amigos u otros jugadores y llevar a cabo misiones cooperativas. Para poder hacer esto, tienes que crear previamente un personaje utilizando herramientas bastante simples y después eliges tus antecedentes o tu historia entre 23 opciones diferentes, que van desde bailarín a taxista. Esto va a ser lo que va a determinar las habilidades con las que empieces y que irás ampliando a medida que avances en las misiones cooperativas. Se trata de un buen sistema que encaja bastante con la ficción.

Cuando terminas de configurar a tu personaje, eliges el tipo de misión que quieres abordar. Puedes optar por misiones defensivas en las que tienes que rescatar a aliados o defenderte de las fuerzas enemigas. Además, como ya habrás imaginado, también puedes optar por las misiones de ataque en las que serás tú el que tenga que asaltar la base enemiga. Hay seis misiones diferentes entre las que elegir y puedes apuntarte a una partida online o jugarlas por tu cuenta. En cualquiera de los dos sitios, cuando juegues a una misión y ganes dinero puedes invertirlo en tu armario, en armas o en aparatos. Puedes crear diferentes personajes pero los elementos que desbloquees son comunes a todos ellos. Las misiones son similares a las de la campaña de un único jugador, así que el cooperativo es una buena forma de disfrutar el juego con tus amigos.

Nuestra experiencia con Homefront: The Revolution nos ha dado una de cal y otra de arena. Nos lo hemos pasado bien a veces y, desde luego, es todo un desafío y tiene varias ideas geniales. Sin embargo, por muy insignificantes que fuesen los elementos negativos de forma individual, el conjunto de todos ellos da la imagen de un juego que parece que se ha apresurado al mercado y ha salido de cualquier manera. El hecho de que no esté pulido estropea la experiencia y no se parece en nada al juego que nos esperábamos ni el que semejante premisa se merece. Da un poco de pena pensar en lo genial que hubiese podido ser Homefront si hubiese mejorado o arreglado estos pequeños detalles.

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06 Gamereactor España
6 / 10
+
Misiones que son todo un reto, una buena idea y premisa, el entorno cambia en función de tus acciones.
-
Errores técnicos y cuelgues, malas animaciones faciales, una experiencia que sale a medio terminar y sin pulir.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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