Análisis de WWE 2K17

Brock Lesnar coge una silla para terminar por fin con esta pelea. Goldust, nuestro personaje, espera en la lona con golpes por todos lados, contusionado, humillado por la derrota que va a sufrir a manos de la bestia. El árbitro trata de interferir, pero fracasa, así que ya solo nos queda una única solución, el último contraataque. Bien, salió perfecto, Lesnar falla, le arrebatamos la silla y se la reventamos en la cabeza para salir rápidamente hacia el rincón y trepar por las cuerdas; es el último vuelo con el codo apuntando hacia abajo como el pico de un águila. ¡Boom! Empieza la cuenta atrás: "Un, don, tres". ¡Victoria! Y lo mejor de todo es ver cómo se le borra la sonrisa de la cara a tu colega, sentado al otro extremo del sofá y mueve sus labios solo para decir, "otra".

No es fácil ser un fan de la lucha libre. En Europa no hay demasiado apoyo y además hay bastante desaprobación cuando le cuentas a alguien que te gusta. Consideran que es un montaje que solo se tragarían unos "americanos tontos". Pero no hay que perder de vista que la e de WWE significa entretenimiento, y eso es precisamente lo que trata de ofrecerte, no es más que otra de forma de pasar el rato siguiendo los hechos de un guión, como todo lo que ocurre en la televisión.

Por suerte, no hace falta que te guste el programa real para poder pasarlo bien con el videojuego. Son títulos con la capacidad de ofrecer combates largos con giros muy divertidos y eventos sorprendentes que, por algún motivo, también suelen encandilar a quienes desaprueban el show. Quizá porque hay algún placer oculto en dar una paliza a un amigo, sobre todo si tiene emoción hasta el último momento. Y con ese toque de locura que se desprende de la aparente falta de reglas, de podar luchar incluso fuera del ring y entre el público, utilizando cualquier cosa que tengas a mano.

El problema con la serie 2K desarrollada por Yuke es que nunca han logrado una jugabilidad que transmita acción total, siempre se han centrado en la cantidad por encima de la calidad. Aunque en principio están en el plano opuesto del género de lucha, vamos a tratar de trazar un paralelismo con los juegos de Dragon Ball, que suelen presentar más de cien personajes y creciendo con cada nueva entrega. Se mantiene esa idea de seguir aumentando en número y al final quien lo paga es la calidad de la experiencia.

WWE 2K17 es un título gigantesco. Solo en el disco vienen ya 136 luchadores y luchadoras, el récord hasta la fecha. Si se cuentan los DLC y las versiones alternativas nos vamos a ir hasta 169 como mínimo. Y esto es algo que no necesita ni el más viciado de los fans, es absolutamente innecesario.

En el primer combate te das cuenta de que se han cargado el minijuego de inicio que traía la versión de 2015. Era una idea divertida porque las batallas de wrestling no suelen empezar con dos personas retándose a muerte desde el primer segundo, pero hay cierto estilo y decoro en intentar conocer a tu rival. Lo que pasa es que después de jugar decenas y cientos de combates se acababa convirtiendo en un estorbo. La mecánica no ha desaparecido, sencillamente se ha trasladado a las fases de forcejeo, un reciclaje muy ingenioso. Hay otra novedad, y es que las burlas contra los rivales ahora sí sirven para algo por lo que hay una razón para comportante en medio del combate con la chulería con la que lo hacen las auténticas superestrellas.

Prácticamente todos los añadidos están destinados a intentar que la recreación de los enfrentamientos sea idéntica a la del espectáculo real. Un buen ejemplo es la batalla con escalera (que se usa para coger algo colgado, en principio). Siempre ha sido un engorro porque era muy complicado colocarla en el punto justo, pero ahora han cortado por lo sano y solo se puede ubicar en el lugar que da acceso al cinturón o al maletín. A ver cómo sienta en la comunidad porque esa deficiencia se ha usado para dar rienda suelta a la creatividad y construir montañas de sin sentidos que han poblado YouTube de vídeos graciosos. Eso se pierde con esta versión más centrada, más directa y, en cierto modo, más aburrida. Es como si Yuke nos estuviera diciendo, "chavales, habéis estado jugando mal y os quitamos el juguete".

Hay algo más en esta modalidad que va encaminado a hacer que las partidas sean más wrestling que nunca. En los combates multitudinarios, en los que te caen tortas por todos lados, si recibes mucho daño tienes que rodar obligatoriamente hacia afuera del ring para descansar un rato tumbado. Realmente es así como se hace, lo hemos visto por televisión siempre, no todos están peleando encima del escenario. Sin embargo, aunque queda muy bien para dar distintos tiros de cámara, no lo hace tanto en un videojuego. Al menos en esta ocasión es más fácil escoger cuál va a ser tu rival entre la multitud. Y no es un cambio menor porque golpear al tipo equivocado podía suponer acabar hecho trizas antes de tiempo.

En lo que se refiere a la jugabilidad en sí no hay apenas diferencias con WWE 2K16. Las mecánicas básicas para zafarse, para contraatacar y los minijuegos de sumisión son idénticos. Por tanto, si te gustaba cómo había quedado antes aquí van a disfrutarlo igual y viceversa. Como os hemos dicho siempre, es una propuesta fácil de aprender pero con cierto grado de dificultad para dominar, ligera y muy entretenida. Pero tiene un toque de falso realismo en el modelado y en el peso de los personajes que transmite sensaciones raras. Nunca llega al nivel de excelencia que encontramos, por ejemplo, en los NBA de 2K Sports.

Quienes jueguen en solitario tratando de simular la vida de un luchador de Smackdown o de RAW hay dos modos en los que conseguirlo, Carrera y Universo. El primero es tan malo como el año pasado, porque aunque lo tiene todo para que te crees tu personaje y llevarte por el dramático mundo interior de este deporte, el sistema es casi incomprensible y los niveles de dificultad están hechos un desastre. Es absurdamente lento y tedioso, y puede que eso sea lo único bueno, porque así debe ser la carrera de un novato en este mundo.

Por tanto os sugerimos que empecéis por el otro, que te lleva directamente a luchar por el cinturón de campeón en combates con mucho espectáculo y mucho numerito. Las representaciones están muy bien hechas y representan fielmente lo mejor de la WWE. En cualquier momento puede tener lugar un giro inesperado, aparecen nuevas líneas y tramas constantemente, hay escenas brillantes y discursos ridículos. Wrestling en estado puro.

WWE 2K17 ha cogido todo lo que funcionó bien en la entrega anterior y ha añadido algunas cosas más, aunque no todas han quedado igual de bien. Los combates están más controlados para hacer que la representación visual sea más parecido a la de la televisión, incluso cuando eso ha ido en contra de la experiencia de juego porque lo ha vuelto más predecible. Hubiera sido mejor pulir un poco más el gameplay para que el jugador pudiera conseguirlo por sí mismo, pero eso se ha quedado en un segundo plano.

También pide a gratis un poco de renovación su aspecto gráfico. Técnicamente no está tan trabajado como UFC 2, y queda en evidencia tanto en la fluidez de movimientos como en las colisiones entre objetos. Tiene suerte de que la sensación global sea tan satisfactoria y que sea tan fácil jugarlo. Si tienes buenos amigos con los que disfrutarlo, es casi imposible que WWE 2K17 fracase en el objetivo de hacer que lo paséis bien, y al final eso es lo que cuenta.