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We Happy Few

Análisis de We Happy Few

La felicidad está a solo una pastilla de distancia.

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El viaje de We Happy Few desde que se anunció hasta este momento, el de su lanzamiento, ha sido bastante extraño y ese ya es motivo suficiente para captar nuestra atención. Una aventura roguelike modesta con situaciones autogeneradas se convirtió en algo más sustancioso, un juego de acción y aventura más típico en el que asomaban de vez en cuando sus características de siempre.

Wellington Wells es un sitio raro, en el que hay más peligros que felicidad. Los secretos se amontonan para taparse unos a otros y los ciudadanos son todos felices con tan solo tomarse una pastillita llamada Joy que les permite olvidar todos sus problemas. Y cualquiera que se niegue es considera un ser deprimente y se le expulsa de la ciudad.

Lo primero que hace el jugador es meter en la ¿piel? de Arthur, un trabajador de la oficina que se encarga de censurar los artículos de periódicos para que encajen en las líneas que marcan quienes mandan. Todo cambia el día que se despierta con una historia en la que está involucrado su hermano y acaba por escapar del lugar perseguido por quienes se hacían llamar compañeros. Es solo el menor e los problemas que sufre Arthur en este viaje para escapar de esta pesadilla distópica.

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Arthur es el primero de los tres personajes jugables que hay en el título en este momento, pero llegarán más mediante DLC. Los otros, Sally y Ollie, son conocidos suyos que ofrecen otras perspectivas del caso y, al mismo tiempo, una forma de jugar un tanto distinta gracias a sus habilidades particulares. Porque We Happy Few también tiene un sistema de experiencia, de modo que cada misión completa aporta unos puntos que después se gastan en mejorar sus capacidades de infiltración, salud o ventajas en combate (como aumentar la probabilidad de provocar sangre). Él es el protagonista principal, pero dada la estructura narrativa en la que se va descubriendo una mentira tras otra y se van destapando los recuerdos, apetece cada vez más no quedarse solo en la trama principal y hurgar todo lo posible en cada secundaria que aparezca.

Es imprescindible comentar el estilo visual y la presentación que ha logrado Compulsion Games porque es sencillamente fabuloso. Tomar como referencia la Gran Bretaña de los años 60 le da un toque único que se acerca al de juegos como Bioshock o Dishonored, positivo en sentido bruto aunque algo negativo porque no es ese tipo de juego en absoluto. También contribuye el apartado sonoro y en gran medida por el trabajo de actuación de voz en versión original, aunque no tanto la animación de los personajes en estas escenas de vídeo. De vez en cuando asoman reminiscencias de La naranja mecánica.

Sus raíces roguelike significa que no hay un diseño de niveles tan meticuloso como el que hace Arkane Studios y como consecuencia las aventuras son un poco más parcas. Lo bueno es que hay mucho más por vivir y por descubrir, ya que vas a tener que currárselo todo, incluso algo tan trivial como la forma de ir de una misión principal a la siguiente. Hay que explorar, que fabricar, que excavar en busca de cofres, encontrar agua y comida, colarse en casa de la gente en busca de recursos y hacer misiones secundarias. Porque si no no vas a tener de todo lo que te hace falta. Esa necesidad constante de buscar y acumular puede que saque de quicio a ciertos jugadores.

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Hemos logrado evitar las Joy durante la mayor parte de este análisis. Estas pastillas de la felicidad que mantiene a los buenos ciudadanos ajenos a las cosas malas, a la guerra, los niños, los alemanes y las mentiras. Puedes pasar por el aro y utilizarlas, están a tu disposición, y vas a tener que hacerlo para poder pasar por algunas puertas o para engañar a ciertas personas. Ese lado positivo siempre tiene una parte negativa. La abstinencia te vuelve vulnerable (al hambre y a la sed) y detectable como Downer, así que sacar una Joy es una solución a corto plazo para ciertas situaciones. Es una mecánica interesante, pero no hay dualidad, no puedes abusar porque los contraefectos son muy severos ni tampoco puedes dejarlas al 100%, o no al menos que nosotros sepamos. Por cierto, también hay otra pastilla contra sus efectos.

We Happy Few es un juego de supervivencia en el sentido de que vas a tener que llevar a rajatabla la alimentación y la bebida, así como la adición a las pastillas. No es muy, muy intrusivo, incluso con la falta de agua corriente en un pueblo, pero con estar pendiente de vez en cuando de que tienes de todo y que has puesto al personaje a descansar es suficiente para no morir. Excepto si te propones el modo difícil, al que incluso le puedes meter la muerte permanente para complicarlo todo más.

En general, no es tan duro. Han metido de todo, desde viaje rápido a refugios en los que almacenar recursos. En general, ofrece una interfaz de usuario bien diseñada y han planteado el uso del mando para que esté controlado el número de ítems a los que tienes acceso con una o dos pulsaciones. Aunque no nos ha convencido el diseño de los iconos asignado al d-pad, que no ayuda nada a distinguir.

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Son varias las pegas que le hemos ido poniendo a medida que hemos estado jugando. Esa naturaleza de escenarios aleatorios ha dejado algunos caminos sin salida, arbustos flotando en el aire y otras rarezas, y no son los únicos fallos de geometría que han aparecido. El comportamiento de la IA es demasiado básico, de esas que se vuelven muy agresivas en cuanto te ven y se olvidan de ti en cuanto te escondes o te subes a un alto, así que las partes de infiltración han quedado raras, y eso no es bueno porque son muchas.

También es un poco decepcionante que no hayan creado más personajes para llenar las calles. Están llenas de clones, aunque cada uno tenga un nombre y algunos hasta su propia historia relacionada con Arthur. Es cierto que pega bastante con la temática, pero es raro. También está simplificado en exceso el sistema de combate. Solo la dependencia de una barra de energía le aporta un componente un tanto táctico, pero vaya, casi siempre es ir a tope para gastarla casi entera, retirarse para que se rellene y volver a la carga.

No se puede negar que cuando nos embaucó por primera vez fue por su estilo artístico, lo conseguido de sus tráilers y ese mundo tan raro, pero ahora hemos descubierto que lo mejor que tiene es la narrativa. En frente, un diseño de niveles regular y unas mecánica de combate e infiltración que no acaban de funcionar. Aunque haya crecido, no se le puede considerar ni juzgar como un juego AAA, pero sí reconocerle que es una propuesta única que vas a poder disfrutar si tienes estómago para superar las partes tediosas. Así que tú decides, te tomas la pastilla de la felicidad y juegas o prefieres pasar y enfrentarte a todas sus realidades. Es el sino de We Happy Few.

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07 Gamereactor España
7 / 10
+
Un concepto muy bueno y original. Una narrativa potente. Tres campañas y muchas experiencias que vivir.
-
La infiltración y el combate se quedan cortas. Hay zonas sin depurar. Las misiones podrían ser más simples en concepción. Las tareas de supervivencia se vuelven tediosas.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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