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V-Rally 4

Análisis de V-Rally 4

Ha resucitado una franquicia clásica de conducción, pero ese nombre implica más que una etiqueta.

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El primer V-Rally, el de hace 20 años, fue creado por un grupo de veteranos con mucho talento en el seno de Infogrames. Ha pasado a la historia convertido en un clásico de la era PSX por esos gráficos impresionantes para su época y la potencia con la que nos metía en el multijugador a pantalla partida. Pero toda la programación de comportamiento físico era terrible. Bastaba con rozar un trozo de hierba para perder el control y dar vueltas de campana, por no hablar de la simulación de las colisiones, también muy inferior a su gran rival Colin McRae Rally. Entonces no importaba tanto y lo que ofrecía era más que suficiente como para pasar horas al volante.

Ha hecho falta una ola de nostalgia en el sector del videojuego para que una compañía se animase a comprar la licencia y a recuperarla. Ha sido Kylotonn, el estudio que nos sorprendió el año pasado con un fantástico WRC 7 (al que pusimos un sobresaliente), quien ha decidido relanzarlo a partir de su motor propio, el KT Engine. De hecho, ha sido diseñado y ajustado para ser el pilar central de V-Rally 4. Y lo primero que tenemos que decir es que echamos de menos su manejo con Unreal Engine 4.

KT Racing se inspira claramente en Dirt 4 de Codemasters en lugar de buscar un estilo propio que herede lo que ha sido históricamente V-Rally. Tanto, que en realidad aquí hay bastante poco del legado de Infogrames más allá del nombre. Sería más bien como un Dirt Light, muy rebajado. Se parece en muchos aspectos, como por ejemplo en el tipo de presentación y acabado visual, en la combinación de varias disciplinas de conducción en lugar de centrarse en el rally o en el uso de una voz en off cansina y de toque publicitario empeñada en contarte mucho más de lo que necesitas escuchar.

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Como modalidades de conducción tenemos el clásico rally, el híbrido rallycross y los buggies de baja racing. El jugador va a tener que pasar sí o sí por todas ellas de forma entremezclada para sentir en sus manos los deportes extremos y su desempeño caótico. El problema principal es que no han conseguido crear una experiencia con esencia y divertida en ninguno de los casos. Todo lo contrario, V-Rally 4 es un juego plano, pobre y además poco original. El centro de todo es el modo V-Rally, que empieza con una prueba de conducción en la que demostrar la valía. A partir de ahí se abren varios caminos a los que se accede tras escoger uno de los primeros coches a elegir. Es un modo acumulativo en el que siempre se puede volver al garaje para aplicar mejoras. No está tan desarrollador como en Forza Motorsport o Gran Turismo, pero se agradece que hayan pensado en este modo esencial en la conducción de hoy en día.

En WRC 7, Kylotonn triunfó gracias al gameplay. Logró equilibrar todos los aspectos que influyen en el comportamiento físico de los coches, sobre todo de las ruedas y sus variaciones de temperatura, y así lograron que la sensación de conducción fuera muy realista y predecible, pero nunca sencilla o limitada. No hay ni rastro de todo ese trabajo aquí. Han decidido crear un juego más accesible y más rápido, es decir, más arcade. Pero lo único que han conseguido es echar a perder esa calidad de su trabajo anterior a base de ideas inapropiadas.

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En primer lugar, la relación entre el par y el punto de máximo potencia es rarísima. Sobre todo en los coches de rallycross, caracterizados por tener un empuje bestial de 0 a 150 km/h, superior incluso al de los bólidos de F1 para quienes no conozcan esta modalidad. Su traslación al juego es distinta a lo que uno se espera o a lo que hemos tenidos antes entre manos, y si hubiera que buscar una comparación, sería con la de un título con el que tiene tan poco que ver como Rocket League. El comportamiento general de los coches en V-Rally 4 es nervioso y no responden a lo que hemos aprendido. Por ejemplo, es casi imposible tratar de enderezarlo tras un derrape ayudándose con el pedal del gas, como se suele hacer realmente en un rally gracias a la tracción a las cuatro ruedas. Y en cuanto a los buggies, pues poco que contar más allá de que son paseos triviales por mapas ondulados de los que sacas poca diversión.

Puede que la sorpresa venga desde el punto de vista audiovisual, sobre todo al venir de un motor consolidado como el UE4 y pasar al suyo propio. El aspecto gráfico es decente gracias a un buen modelado de vehículos y una iluminación un tanto creativa, con mucho bloom, que tampoco le sienta mal. En cuanto al audio, también está lejos de la maravilla conseguida en WRC 7, pero al menos es correcto gracias a una base sólida y una variedad de efectos.

Con juegos de rally tan buenos lanzados en los últimos años pero quizá un poco complejos, se podría entender la intención de Kylotonn de crear algo más accesible y abierto a todo el mundo aprovechando la imagen de la marca. Además, ya tienen en su catálogo el juego oficial del mundial para satisfacer a los expertos. Sin embargo, V-Rally 4 ha desmontado su buen gameplay sin ofrecer nada mejor a cambio. Por eso es más recomendable quedarse con los anteriores.

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04 Gamereactor España
4 / 10
+
Buen aspecto visual de los coches y una colección de efectos de sonido rica.
-
Comportamiento raro de los coches. Mal compensado el par motor con el empuje. Tiempos de carga largos y muchos bugs.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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ANÁLISIS. Autor: Petter Hegevall

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