Análisis de Stranger Things 3: The Game

Los hermanos Duffer están petándolo con la serie de Stranger Things. El estreno de la tercera temporada se ha marcado el récord histórico de espectadores en Netflix, con más de 40 millones de cuentas habiendo iniciado la reproducción en tan solo unas días. Un éxito que por una razón u otra (la quiebra de Telltale) ha estado alejado del videojuego convencional. Hasta ahora, porque tras su primera incursión de móviles, BonusXP, Next Games y la propia Netflix han producido Stranger Things 3: The Game para PS4, Xbox One, Nintendo Switch y PC.

Lo han anunciado como el acompañamiento "oficial" de la tercera temporada, una forma de vivir de otra moda los eventos de Hawkins. Y aunque hay parte de verdad, le cuesta servir esa función al tratar de contar tanto en tan poco espacio. Por este mismo motivo, recomendamos jugarlo después de ver la temporada de televisión y no a la vez como sugieren sus creadores porque hay multitud de spoilers y no están colocados de la misma forma, sobre todo por culpa de las misiones secundarias.

El videojuego de Stranger Things 3 arranca justo en el mismo punto que la serie, con ese experimento científico, para después dar paso al control de Mike y de Lucas en el centro comercial Starcourt que acaba de abrir las puertas en esta pequeña ciudad de Indiana. Desde el principio, por su enfoque en el cooperativo, puedes cambiar de un personaje al otro de los que tengas en pantalla, que también van variando entre la docena de los disponibles. La primera misión también es un calco de la primera escena del capítulo 3-1 en la que aparecen los muchachos, pero con algunos elementos extra que aportan interactividad: encontrar un objeto, combatir contra unas ratas y cosas así.

Las misiones que hay que ir superando de aquí en adelante no cambian demasiado de una a otra, con muchos puzles y situaciones que resolver aunque demasiado parecidos entre ellos, como pular palancas en un orden correcto, pulsar varios artefactos a la vez con ayuda de un objeto externo y cosas así. Te suele mandar de un punto a otro del escenario mientras te cuenta los sucesos de forma simplificada, con algo de batalla entre medias.

El gameplay es sencillo, porque tan solo tienes que aporrear lo que toque con la arma propia, poder o ataque del personaje que toque, y a cambio ganas unos ítems o unas monedas. Solo hay que pulsar repetidamente el botón correspondiente por el camino, porque poco más que hacer o elementos hay para interactuar. Quiénes son los malos tampoco lo vamos a decir por si no lo habéis visto todavía, pero la razón para ir contra ellos es que nos han robado alguna placa base u otra cosa importante.

Las habilidades especiales son lo que aporta un poco de variedad a las escenas. Once (Eleven) provoca explosiones de energía, Lucas lleva unas bombas que rompen piedras y paredes para abrirse camino y Max es capaz de curar, por poner unos ejemplos. También puedes defenderte creando un campo de fuerza alrededor del personaje y equipar baratijas para potenciar temporalmente sus estadísticas. El sistema de combate gana un poco con el taller, en el que puedes fabricar más armas, equipo defensivo y cosas así, algunos únicos en función de la misión.

Stranger Things 3: The Game está construido con una cierta idea metroidvania en mente que, en lugar de utilizar un personaje que va mejorando para abrir camino, recurre a las capacidades de varios de ellos. Por eso no están todos disponibles desde el principio sino que se van desbloqueando con el paso del tiempo. Pero la mayor parte del juego el avance es muy directo por una vía clara como para darle esa consideración.

Tras haberlo terminado, hemos llegado a la conclusión de que no es adecuado para alguien que va a ver la tercera temporada pero que aún no ha empezado porque se salta trozos de la trama que sí aparecen en los capítulos. Puede que así evite alargarse innecesariamente y aburrir al jugador, pero deja vacíos narrativos feos.

No es ese homenaje a la serie que podía haber sido o esa recreación interactiva, es tan solo una versión simplificada, y por eso no se puede utilizar como acompañamiento. De lo que más hemos disfrutado ha sido de su interpretación con gráficos retro 16 bits y sus referencias musicales, todo importado de la época. Pero eso no es suficiente para hacer justicia ni aporta ese extra que supongo el motivo de comprarlo. Es demasiado fan service y en contadas ocasiones lo hace con criterio.

Las misiones secundarias no son los "secretos de Hawkins" que nos hubiera gustado ir encontrando por esos caminos que la serie de televisión no nos ha mostrado. La mayor parte de las veces nos ha obligado a ayudar realizar tareas tontas, como ayudar a Karen a conseguir un champú de marca para su cita, unas galletas saladas para Billy y cosas así. Solo de vez en cuando ha brotado alguna misión interesante, como cuando tuvimos que hacer los recados para una señora que estaba a punto de convertirse en un ser controlado por el Demogorgon, y eso nos intrigaba. Pero no, la mayoría son de pura recogida y pulsar el botón A.

El análisis de Stranger Things 3: The Game es duro porque nos ha decepcionado bastante el juego, sobre todo partiendo de un material tan valorado como el que tenían a su disposición. Nos hace ilusión poder revivir estos momentos ochenteros con control de los personajes y un poco más de acción, nos gusta el guión y tiene una banda sonora que ya nos ha cautivado, pero tiene que ofrecer más. El gameplay, sin aburrir, es muy simple, poco arriesgado y nada innovador. Y no vale la excusa de que trata de imitar los juegos 16 bits, porque no todo era pulsar un botón o repetir un puzle una y otra vez.