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Análisis de Etherborn

Altered Matter ha creado un mundo cautivador y tenemos que comprobar que no sea solo una ilusión óptica.

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Etherborn es uno de esos juegos es uno de esos títulos que te obligan a responder sí cuando alguien pregunta si los videojuegos son una forma de arte. Su banda sonora centelleante y sus sugerentes paisajes de color pastel crean instantes mágicos y evocan a algunos de los mejores como Journey. Pero no estamos en el mismo género. Esto son pantallas puzle en las que toca manipular la fuerza de la gravedad para poder moverse entre las plataformas y llegar a la salida. Una mecánica interesante que no llega a rendir todo lo que puede y que podría haberse exprimido más.

Ese extraño humanoide que hay en pantalla es tu personaje. No tiene cara ni manos, pero se le pueden ver los órganos palpitando a través de su silueta. Las cosas se ponen feas nada más empezar, cuando una voz misteriosa empieza a hablar con acertijos y a demandar que empieces una búsqueda. Ahí comienza el camino hacia los cielos, en los que aguardan una serie de niveles que hay que completar en orden al mismo tiempo que vas aprendiendo más sobre este extraño desconocido. No vamos a contar más porque la historia, esta vez sí, nos ha enganchado y ha servido de motivación para ir hacia adelante. Un relato sutil y ligero, nada fácil de seguir y, quizá por eso, difícil de olvidar.

Los mundos de colores de Etherborn son los propios puzles. Puedes cambiar la dirección de la gravedad caminando por unas rampas curvadas, muros y caminos. Al pasar por uno de estos puntos cambia la perspectiva alrededor del personaje y, más vale pegarse a la superficie para no acabar flotando por la atmósfera en dirección al vacío. En cada pantalla a una serie de orbes blancos que hay que pillar para activar interruptores con capacidad de alterar el entorno y dibujar el camino hacia la salida. Esta idea básica se ve alterada por los obstáculos ambientales, como pozos tóxicos o bloques que se pueden mover.

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Además, las esferas tampoco están ahí delante como para recogerlas según caminas. Si ves un punto brillante en el horizonte tienes que apañártelas y empezar a pensar cómo girar ese escenario para poder alcanzarla sin peligro. Es complicado y por eso hemos pasado demasiado tiempo avanzando sin rumbo y probando cosas, a ver si sonaba la flauta y un cambio nos mandaba al sitio esperado. No está claro el orden en el que tienes que ir recogiendo robes (algunas están a mano con un par de acciones y otras no) y algunos escenarios son tan amplios que ojalá hubiera hubieran incluido un patinete eléctrico para recorrerlos. Hemos tenido que dejar algunos lugares sin acabar y que volver más tarde a ver si ahora sí dábamos con la clave. Algo positivo es que no hay vidas y que fallar no importa porque todo vuelve a empezar súper rápido, sin tiempos de espera.

Jugando tal que así tardamos solo tres horas en terminar Etherborn, que básicamente está formado por cuatro niveles. Y, claro, de todo este tiempo gran parte está dedicado a darle al coco para intentar averiguar cuál es la solución para llegar al punto ese aparentemente imposible. Para compensar, el estudio español ha incluido un modo Nueva partida plus que no nos esperábamos para nada porque es más habitual de los juegos de acción o de aventura que de los de puzles. No es que sea el equivalente a un dos por uno, porque los cambios son bastante sutiles, pero al menos sí que hay que repensarlo todo.

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Todo sea por visitar otra vez estos escenarios y pasar un rato más en ellos, pues son sin duda lo mejor del juego. Observar esos paisajes con tanta fuerza girando y pivotando mientras avanzas es espectacular. Cada uno de los cuatro entornos tiene su personalidad y se diferencia de los otros por su paleta de colores y por los pequeños detalles ambientales. Como nos pasaba en Journey, el mundo de juego te va llamando la atención y se convierte en un elemento destacado, no en un soporte del que te olvidas. La colección fugaz de melodías le pega a las mil maravillas y hace compañía en esos momentos frustrantes en los que te atascas y no sabes qué más probar.

Es por todo esto por lo que hemos acabado hechos un lío con Etherborn. Nos inclinamos por decir que merece la pena probarlo, dedicarle ese ratito para sentir todo lo que transmite. Su belleza cautivadora y sus melodías son de primer nivel, y también lo es esa mecánica central en movimiento. Pero la propia resolución del reto y lo cortito que es son dos puntos negros demasiado graves como para ignorarlos. Esta vez la decisión es vuestra.

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Etherborn
06 Gamereactor España
6 / 10
+
Un juego precioso y encantador, con melodías cautivadoras. La manipulación de la gravedad y su representación en pantalla.
-
Demasiado corto, a pesar del modo Nueva partida plus. Mucho ensayo y error sin lógica.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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ANÁLISIS. Autor: Kieran Harris

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