Análisis de The Complex

El renacimiento de los juegos FMV (juegos basados en metraje de imagen real, "full motion video") sigue en marcha y Wales Interactive se encuentra a la cabeza de este movimiento, un estudio que sigue explorando este nicho de los videojuegos. En general, ha tenido una producción algo irregular, pero nadie puede negar la determinación del equipo para innovar en un ámbito que muchos pensaban que había muerto hace tiempo (salvo ejemplos como Late Shift, el reciente Erica o las porciones de Quantum Break). Sin embargo, la perseverancia del estudio y el cada vez mayor número de títulos del género han demostrado que esto está lejos de ser la realidad.

La siguiente película interactiva del estudio es un thriller interactivo llamado The Complex, y la verdad es que nos recordó un poco a The Bunker y a The Shapeshifting Detective. Así pues, tras haberlo jugado varias veces, estamos listos para compartir nuestra crítica con vosotros.

Un aspecto sumamente importante en un juego como este es la calidad de los valores de producción, y en este sentido el estudio se esta acercando al nivel que uno esperaría de una película convencional, aunque creemos que todavía le queda evolucionar un poco más. Nunca cuentan con los extras necesarios en el entorno, los decorados no son lo suficientemente ostentosos y el perfil del elenco es algo mediocre. Dicho esto, nuestra primera partida nos convenció y no nos arrepentimos del tiempo que invertimos en el juego. Las siguientes ya dejaron entrever varias fisuras, ya que algunos elementos narrativos chocaban con los momentos característicos del título, pero queremos hacer hincapié en que la primera vuelta nos pareció entretenida.

La historia está ambientada en su mayor parte en un búnker de investigación bajo tierra. El tiempo pasa y un grupo de científicos debe investigar sobre las intenciones ocultas de aquellos que se encuentran en la superficie y vencer a sus propios demonios en una historia que profundiza en las cuestiones éticas relacionadas con la investigación médica. Una de nuestras primeras críticas surge por las ubicaciones, ya que se supone que la investigación principal se desarrolla en el laboratorio, pero no parece que sean unas instalaciones del calibre que nos intentan vender, así que esto hace que nos cueste bastante creérnoslo.

Además, otro aspecto que no funciona del todo bien es el reparto. Es cierto que disfrutamos con la actuación de los dos actores principales y una o dos más del resto, pero había muchas veces que ni los personajes ni sus motivaciones nos resultaban creíbles. Por ejemplo, la protagonista, Michelle Mylett, hizo un gran trabajo como la Dra. Amy Tenant, pero parecía demasiado joven para el papel, por mucho que intentasen solucionarlo en el guion. De hecho, la propia la actriz se sintió defraudada por el escritor en una o dos ocasiones, ya que hizo que su personaje dijera cosas y actuase de una manera que simplemente no encajaban con su supuesto nivel intelectual.

Por otra parte, tenemos a Al Weaver en el papel de Rees Wakefield. Al principio no nos gustó nada, pero al final, aunque la historia del personaje fuera poco convincente, nos sorprendió su actuación. También nos gustaría elogiar a Wakefield por darnos una de las representaciones más realistas de una lesión grave que hemos visto en pantalla; muchas veces estas escenas se quedan algo cortas, pero en esta ocasión no fue así.

Dicho esto, conforme más bajamos en la lista de créditos, menos convincentes son las actuaciones. Por una parte, debemos decir que Kate Dickie hizo un trabajo bastante decente como jefa corporativa intentando lidiar con las cuestiones éticas, pero a su vez Okorie Chukwu no nos pareció realista en el papel de Parker Caplani, el arquitecto del laboratorio, y no fue el único.

Sin embargo, aunque el reparto sea bastante regular y la puesta en escena tampoco resulte muy realista, la mayoría de la gente puede perdonar estas imperfecciones si la experiencia en sí fluye y resulta impactante. A lo largo de la historia tendremos que decidir entre dos opciones y, según como interactuemos con los personajes y el entorno, las consecuencias podrán variar drásticamente. No vamos a destriparos los finales, pero sí diremos que cambian bastante y algunos no los vimos venir, sobre todo aquellos que acababan con la experiencia antes de tiempo, aunque seguro que nos hubieran frustrado mucho más si nos hubieran salido los primeros. No obstante, no todas las decisiones que tomemos serán importantes, de hecho, algunas de las que tomamos eran completamente irrelevantes.

En conclusión, si tenemos en cuenta su precio discreto, y si sois unos fanáticos del género, os recomendamos que le deis una oportunidad, pero intentad aprovechar al máximo los primeros intentos. Si profundizamos en las diferentes opciones, podremos descubrir distintos caminos y escenas entretenidas que puede que hayamos perdido en intentos anteriores. Además, al haber nueve finales distintos podremos jugarlo varias veces. Por otra parte, tras dos intentos seguro que os saltaréis la mayoría de las escenas, ya que no hay una opción para seleccionar las escenas y siempre tendréis que empezar desde cero. Así pues, intentaréis encontrar las decisiones más relevantes para ver qué ocurre, pero este planteamiento hace que sus diversos defectos salgan a la luz. Es cierto que es una buena opción como juego FMV y disfrutamos en general de su conjunto, pero también hay que dejar claro que no estamos ante una obra memorable y, si no os gusta el género, no creemos que The Complex os haga cambiar de opinión.