Análisis de Killzone 3

El énfasis en el desarrollo del tercer juego de la serie Killzone se ha puesto en pulir el combate cuerpo a cuerpo y en contar una historia más íntima y personal. Hermen Hulst, de Guerrilla, comentó que el objetivo de Killzone 3 era perfeccionar la mecánica de disparo, pero en Killzone 3 era el turno de los brutales ataques cercanos. Ambos elementos casi alcanzan ya la perfección, formando así una gran experiencia de acción.

Killzone 3 ofrece ocho horas de acción, acción y más acción. No hay descansos para resolver puzles u ocasión de contemplar: un encuentro explosivo tras otro hasta el final. Pero incluso aunque el juego se centre completamente en esa montaña rusa de acción, la calidad es sólida durante todo el camino. Killzone 3 puede que no introduzca innovaciones, pero consigue una experiencia de shooter espectacular.

El juego comienza donde lo dejó el predecesor, cuando las fuerzas humanas se han cargado a Visari, pero no antes de que pudiera enviar a toda su maquinaria bélica a echarse encima de la flota terrestre. El resultado es una locura de batalla para las fuerzas aliadas de la ISA.

El poder de los Helghast se pasa a sus líderes políticos, y el juego ofrece un vistazo desde dentro a su mundo oscuro y cínico. Queda retratado de forma excelente, con los personajes apestando maldad y desesperación. Parece que la inspiración para esta faceta surja del juego político entre la Alemania Nazi y la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial. Añade una capa adicional de inspiración y motivación en las batallas.

En paralelo a la historia política, también se desarrolla una trama humana más cercana en el campo de batalla. A través de los ojos del personaje principal Sev y su colega Rico, experimentamos su desesperada lucha por sobrevivir frente a las arremetidas aparentemente infinitas de las tropas Helghast. Gracias a cantidad de escenas intermedias espectaculares, con excelentes animaciones vía captura de movimientos, los sentimientos de los personajes cobran vida. No es sólo una lucha por la supervivencia, sino por agarrarse a la única brizna de dignidad humana.

El juego comienza en una base Helghast, donde nuestros amigos se encuentran en una misión tras la línea enemiga. Pasa un tutorial rápido sobre lo básico para disparar, apuntar y buscar cobertura en forma de entrenamiento. El objetivo no es disparar a hombres oscuros con ojos naranjas, sino humanos acobardados. Un divertido giro. Los controles son tan finos como siempre.

El diseño de las tropas, vehículos y fuerzas especiales de los Helghast es espléndido. Los ojos naranjas saben meter el miedo en el cuerpo, y sienta genial acribillarlos a balazos. El chorreo de sangre, acorde con el estilo, es brutal, y tienes esa sensación de impacto en cada bala que acierta en un Helghast. Es un disfrute disparar al enemigo en Killzone 3.

Hay un poco de físicas de muñecos de trapo. Tanto en los ataques cuerpo a cuerpo como en los soldados que encuentran la muerte con un balazo desde la distancia. Por ejemplo hubo un Helghast parapetado tras un saco de arena, inclinado con sus brazos y arma en dirección a los enemigos humanos, pero con la cabeza fuera de su sitio. El campo de batalla cambia constantemente.

Además de las brutales batallas con los Helghast que van a pie, también te enfrentarás a naves que da tanto gusto derribar como a los soldados. El metal resuena según caen los misiles para tirar la nave abajo, momento en el que se estrella envuelta en llamas y humo tras una enorme explosión. Aunque no es nada nuevo, el nivel de detalle y excelencia visual lo hace algo para recordar.

También nos enfrentamos a enemigos equipados con jetpacks, de los mejores encuentros en Killzone 3. Si consigues alcanzar el jetpack con una bala, mandará al Helghast por ahí, dando vueltas en el aire sin control. Cuando me enfrenté a tres soldados con jetpack conseguí acertar al aparato del primero y salió disparado 20 metros, chocando con los otros para explotar. No se trataba de una secuencia bajo guión, sino del resultado de un motor de juego pulido y dinámico, lo que hace destacar a Killzone 3.

Pero los vehículos no están ahí sólo para que los derribes, pues podemos manejar varios cañones y armas desde vehículos tanto en tierra como en aire. Funciona bien como pequeño paréntesis en el juego, y estas secuencias suelen ser muy espectaculares visualmente. También pudimos controlar una mecha durante un rato, y aunque no es el punto fuerte del juego, aporta algo de variedad.

El paisaje sonoro es especialmente sorprendente en Killzone 3. La actuación vocal y la música aportan a la atmósfera, pero es el sonido de las armas lo que se lleva la palma. El sonido de una bala atravesando el barril de la pistola, seguido del casco cayendo al suelo, es algo que realmente dota de vida al juego si lo disfrutas con un sistema surround.

Killzone 3 tiene opción tanto de 3D esteroscópico como de control por movimientos. Y aunque ambos suenen interesantes sobre el papel, escojo jugar sin 3D y con mando tradicional. Mientras que Sony y Killzone 3 exploran nuevos terrenos con el 3D, hay poca ventaja al emplearlo, más allá de algo más de sensación de profundidad. Tras 10 minutos, querrás apagarlo y cambiarlo por una experiencia superior y menos estresante en 2D.

Move funciona sorprendentemente bien si tienes la paciencia suficiente para sentarte y aprender los controles de forma apropiada. Una vez te acostumbras, es divertido. Hay varias configuraciones donde puedes escoger los automatismos para el movimiento, de forma que todos deberían encontrar una apropiada. Sony dice que la experiencia es más realista y precisa, pero no acabo de estar de acuerdo y de alguna forma creo que ellos también lo saben, pues el auto-aim aparece activado por defecto en Move, a diferencia de con el mando normal.

Por desgracia no pude probar el multijugador durante más de 30 minutos para escribir esta crítica, no demasiado para forjarme una opinión. Killzone 3 ofrece un multiplayer basado en misiones, donde puedes escoger varios roles. Es tan compacto y emocionante como otros, pero aportando más trama argumental.

Puedes jugar toda la campaña con un colega en modo pantalla partida. Una pena que no haya opción en línea para el cooperativo, algo que habría sido un placer. Definitivamente, una decepción.

Killzone 3 no gana ningún premio por innovador, pero perfecciona los elementos que esperarías de un shooter moderno. Es un juego increíblemente frenético e intenso, repleto de escenas de acción explosiva. Un shooter brutal que te mantendrá pegado a tu PlayStation 3 de principio a fin.