Cruella (Disney+)

Cuando conocemos a esa niña afectada por el accidente nos damos cuenta de que la infancia de Estella no fue fácil: no solo la acosan por haber nacido con el pelo blanco y negro, sino que también pierde a su madre a una edad muy temprana y se ve obligada a vivir como ladrona junto a dos niños huérfanos. Sin embargo, ya de adulta, logra trabajar para un icono de la moda de fama mundial, momento en el que aprovecha la oportunidad de desarrollar su Cruella interior para cambiar el mundo de la moda y vengarse del hombre que le ha causado tanto daño a lo largo de los años.

"¿Esta película era necesaria?" Cuando Disney explota sus clásicos esta pregunta suele ser retórica, cosa que podemos aplicar a Cruella. ¿Hacía falta redefinir el personaje de esta famosa película? A los 20 minutos de metraje todavía no las tenía todas conmigo. Incluso cuando Disney estrenó el tráiler no me pareció rentable cambiar por completo al personaje y lo que se muestra sobre la infancia de la villana no calmó de inmediato mis inquietudes.

La cinta muestra que Estella siempre ha tenido una razón para sacar su lado oscuro al más puro estilo Mr. Hyde, ya que el espectador se ve enredado desde el principio en una historia triste y forzada que cuenta lo incomprendida (y totalmente brillante) que es la pequeña rebelde. Como he dicho, no me convence del todo la presentación, pero, una vez que se pasa la etapa de la infancia, junto con el elenco un tanto desastroso de actores infantiles, el largometraje mejora bastante de forma repentina.

A medida que avanzan los años setenta, Emma Stone toma el mando con energía y carisma, y uno se ve atrapado por la encantadora química que surge entre entre ella y el dúo de ladrones Horace y Jasper (los malhechores que Cruella contrata en la peli de dibujos). Como es lógico, cuando los cambios de pelucas y los deslumbrantes vestidos se apoderan de la escena, Stone es la sensación. Aquí resulta evidente que el director, Craig Gillespie (Lars y una chica de verdad) se lo ha pasado muy bien con el material empleado representando una Inglaterra de los años setenta que explotaba con colores rebeldes, y los locos trasiegos entre los suburbios y la alta sociedad son muchos y divertidos.

Con todo, la película arranca de verdad solo cuando Estella acepta su lado oscuro. Cruella funciona mejor cuando es, ejem, cruel, despiadada y obsesa, aunque aquí no la veremos tanto como ese demonio que mata cachorritos, sino más bien como una genia vengativa sabedora del poder que tiene para hacer daño a sus seres queridos. En este aspecto, Cruella parece como si la de El diablo viste de Prada fuese a tope de esteroides, pero al mismo tiempo más débil, en la línea de la dinámica conmovedora de la película.

Si hay algo de lo que adolece esta trama es que el final es muy parado, pues una historia tan larga no le hace ningún bien. Los giros de guion solo confirman lo que los espectadores ya sabían y la cantidad de actos dramáticos roza lo irritante hacia el final. Además, el filme tiende a cambiar rápidamente de secuencia, eliminando momentos que podrían ser emotivos. En general, acaba siendo una cabalgata de escenas dramáticas en la que la cruzada de Cruella contra su enemigo puede resultar cansina.

Al principio, a Cruella se la comparaba con el Joker o con Harley Quinn, lo cual no es descabellado en cuanto la estética. La calidad audiovisual es lo que cimenta la película, pero, por desgracia, la comedia criminal pierde mucho por culpa de lo exagerado de sus personajes, que parecen menos creíbles que los de la peli de dibujos. Las partes de los atracos carecen de finura y las explicaciones obligadas, como el origen del nombre Cruella de Vil (aunque la película no parece una precuela) son un poco forzadas. En otras palabras, Cruella es como una pasarela que chirría, aunque Stone como protagonista principal lo haga de maravilla.