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Super Monkey Ball: Banana Mania

Análisis de Super Monkey Ball: Banana Mania

Una entrega que brilla como colección de minijuegos, pero con un modo historia complicado hasta el extremo de resultar sádico.

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Hay pocos juegos que me hayan hecho gritar con tanta frustración y maldecir con tan mala lengua y de los que pueda guardar, al mismo tiempo, tan buenos recuerdos. Eso es lo que me pasa con Super Monkey Ball, de Sega. Llegó en exclusiva para Gamecube como uno de los primeros títulos de la compañía tras el cese de producción de Dreamcast, su última consola.

Cuando oyes a alguien alabar los juegos de Sega en Dreamcast, de algún modo u otro están hablando de Super Monkey Ball, aunque este nunca llegó a dicha consola (probablemente nació pensado para ella). El éxito de este título hizo que, posteriormente, llegara a más plataformas y tuviera una increíble cantidad de secuelas. No obstante, tiene ya un enorme historial de éxitos cuando se le ocurren nuevas y creativas ideas para franquicias, pero no es igual de buena cuando hablamos de secuelas.

Super Monkey Ball: Banana Mania
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En esa pelota tenemos que meter a los monitos, porque la IP ha tenido ya una veintena de entregas distintas y ninguna de ellas ha sido, ni de lejos, tan buena como el juego que lo comenzó todo. Es como si Sega nunca llegara a entender realmente lo que hizo que el primer Monkey Ball fuera tan brillante a pesar de su simplicidad y, en lugar de centrarse en eso, se dedicara a ampliar la franquicia con niveles cada vez más complicados, más partes móviles, historias sin sentido y nuevos personajes. Aunque la serie siguió siendo popular, las ventas disminuyeron y su última entrega para una consola principal llegó hace ya más de una década.

Pero hace dos años, Sega lanzó un globo sonda con Super Monkey Ball: Banana Blitz HD. Aunque su acogida fue tibia, parece que le fue lo suficientemente bien como para que la compañía quisiera volver a aventurarse en la creación de un nuevo juego, esta vez desarrollado por el estudio de Yakuza, Ryu Ga Gotoku. Tenía las esperanzas altas con él porque, por lo que parece, finalmente han dado con la tecla que hizo que los fans se enamoraran del primer Super Monkey Ball.

Desafortunadamente, tengo que decir que estoy algo decepcionado con Super Monkey Ball: Banana Mania. Sega sigue aplicando el "más es más" en lugar de "menos es más" en un juego que va de tener una precisión quirúrgica. Y esto se traduce en niveles más grandes con más partes móviles y un montón de trucos y artilugios que, de un modo u otro, ensombrecen sus brillantes bases. Al principio hay un par de niveles sádicamente complicados que me temo que echarán para atrás a muchos, a pesar de la presencia de ayudas que aparecen cuando empiezas a salirte más de la cuenta por los bordes. También hay una gran cantidad de niveles remasterizados de los dos primeros juegos, y lo cierto es que son la mejor forma de ver lo mucho mejores que son.

Super Monkey Ball: Banana Mania
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Lo mejor de Super Monkey Ball era su brillante configuración, pensada para divertirte incluso siendo un feliz aficionado que quería mejorar sus puntuaciones. Por otra parte, los mejores jugadores podían jugar en las mismas pistas utilizando atajos increíblemente complicados y a unas velocidades de vértigo, desafiándose a ellos mismos a conseguir siempre algo mejor. Por supuesto, también había algunos niveles imposibles, pero no eran tan frecuentes ni aparecían tan pronto. Fue así como pudo asentarse como un juego para todo el mundo, y ahí radica también su grandeza. Ahora, en el nuevo juego, las pistas se presentan como una especie de cuento, con una puesta en escena similar a la de un programa infantil de TV que esconde una dificultad no apta para todos los públicos.

Sé que sueno negativo, pero no puedo entender cómo a Sega le cuesta tanto ver la genialidad de su propio concepto. Lo que llega ahora no es malo, todo lo contrario, pero tiene pocos niveles que sean realmente memorables. A menudo te lleva a volar extremadamente alto o lejos, ir extremadamente rápido o sortear algún obstáculo grande y en movimiento. Además, hay muchos más plátanos repartidos por los niveles, cosa que no creo que aporte nada.

Los controles siguen siendo tan ingeniosos como siempre, con el stick analógico para inclinar el mundo del juego y otro para controlar la cámara. Algo que noto, no obstante, es lo mucho que echo de menos el mando de Gamecube con este juego. Aunque la precisión del mando de Xbox Series X (consola en la que he jugado a Super Monkey Ball: Banana Mania) es obviamente mejor, en un juego como este se nota mucho la diferencia de jugar con un cable en una TV CRT como las de antaño. El lag era completamente inexistente, y lo que es más, las muescas alrededor de los analógicos del mando de Cube facilitaban mantener ángulos perfectamente rectos.

La variedad de entornos es buena, con temas que cualquiera que haya jugado al original reconocerá al momento, como exuberantes zonas verdes, desiertos y agua. Además, la música es maravillosamente pegadiza, cosa rara en la actualidad. A esto se añade la clásica familia de monos, con dos nuevos integrantes más, el Doctor y YanYan de Super Monkey Ball: Banana Blitz. Y, para quienes se hagan con una edición más cara o compren los DLC, también están disponibles personajes como Sonic, Beat, Kazuma Kiryu o incluso Hello Kitty.

Super Monkey Ball: Banana Mania

Si te aburres de la experiencia principal de Monkey Ball, hay varios modos de juego alternativos que, principalmente, giran en torno a los plátanos. Sin embargo, parecen más cosas muy divertidas a la hora de probarlas, pero que no logran mantener el tipo a la larga. Aun así, lo que más me gusta de Super Monkey Ball: Banana Mania son sus minijuegos, 12 clásicos que los más veteranos reconocerán con el más que necesario Monkey Target. Este minijuego se hizo casi tan popular como el juego principal cuando salió a la venta hace 20 años y, aun sin cabe, es todavía más divertido cuando lo juegas a día de hoy, sobre todo si tienes gente contra la que competir.

Mi favorito, sin embargo, es Monkey Tennis, que es más o menos lo que imaginas al leerlo. Es un juego desenfadado de tenis con monos en las pelotas que, desde mi punto de vista, ofrece un mejor tenis digital que cualquier otra cosa a la que haya jugado en años. Casi puedes sentir las bases de Virtua Tennis en él. Monkey Soccer también es sorprendentemente divertido (¿por qué ya no se hacen arcades de fútbol así?) y Monkey Boxer sigue siendo tan hilarantemente cruel como lo recordaba.

Me encantaría que Sega no sintiera la presión de meter tantos gráficos cursis y efectos chulos en Super Monkey Ball: Banana Mania, que parece una continuación de lo que hubo tras SUper Monkey Ball 2 en lugar de una vuelta total a las bases. Dicho esto, sigue siendo un juego inteligente que los fans apreciarán, pero creo que puede resultar complicado para los neófitos. A pesar de ello, sus doce minijuegos son absolutamente magníficos, y me atrevo a decir que merece la pena comprarlo solo por ellos, si es que buscas un multijugador local como disfrutar como no lo hacías en mucho tiempo.

Super Monkey Ball: Banana Mania
07 Gamereactor España
7 / 10
+
Su colección de minijuegos es excelente, cuenta con muchos personajes cláscos de Sega, los niveles remasterizados siguen siendo geniales.
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Los niveles del modo historia pueden ser demasiado desafiante, hay demasiadas bananas.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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ANÁLISIS. Autor: Jonas Mäki

Una entrega que brilla como colección de minijuegos, pero con un modo historia complicado hasta el extremo de resultar sádico.



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