Análisis de Colossatron: Massive World Threat

El talentoso equipo de Half-Brick le tiene cogido el tranquillo a la realización de adaptaciones únicas y muy adictivas de géneros de sobra populares. Su nuevo trabajo para dispositivos iOS es Colossatron: Massive World Threat, y ha estado consumiendo las baterías de nuestros iPhone e iPad durante las vacaciones navideñas.

En esencia, esta 'amenaza' es una original variación del exprimidísimo puzle de enlazar tres elementos de colorines. Los centros de poder vienen en tres colores básicos -amarillo, azul y rojo- y si enlazas tres se combinan para una versión más fuerte del 'mecha-ciempiés' que protagoniza el juego. Combina amarillo y rojo para dar con naranja, amarillo y azul para conseguir verde y azul y rojo para el morado y tendrás seis variaciones de piezas mecánicas para tu Colossatron. Cada color tiene distintos ataques, dependiendo del arma que se encuentre actualmente en rotación (puedes desbloquearlas con dinero in-game para una elección más informada). Conforme las vas añadiendo se van generando infinitas combinaciones posibles en cada partida, pues los colores se van complementando de varias formas sobre la marcha.

En realidad no controlas directamente el ciempiés mecánico, pero hay una habilidad especial que te permite centrar tu fuerza de fuego sobre ciertos puntos (con un tiempo de refrigeración). También se pueden encontrar power-ups como fuego rápido, mega-bomba y escudo, que afectan a los segmentos cercanos del ciempiés.

Se hace un poco caótico, y por tanto algo complicado entender la que se está liando en pantalla, especialmente si juegas en la pequeña del iPhone, pues pueden juntarse fácilmente varias decenas de enemigos junto a un mecha muy largo, todo con sus proyectiles por todos lados. Lógicamente es más fácil seguir el juego y enlazar piezas en un iPad, pero aun así toda partida se acerca al caos rápidamente.

La estructura básica del juego consiste en que aterrizas en un país ficticio y tienes que pasar cuatro ciudades para desbloquear el siguiente (siete países en total están disponibles desde el principio). Limpiar una nación también libera el modo supervivencia para ese país. Conseguimos pasarnos los dos primeros países en nuestro primer intento sin saber realmente cómo funcionaban las mecánicas ni cómo mejorar en condiciones nuestro Colossatron, pero entonces llegó la tercera nación para tirar por los suelos nuestra confianza ilusoria. Si bien no encontramos un 'paywall' per se, ni un modelo 'pay-to-win', está claro que hay algunos picos de dificultad en los que tendrás que 'grindar' durante un buen rato para superarlos... o rascarte el bolsillo. Incluso tras dominar las mecánicas, el tercer país (Kingland) todavía nos costó sudor, lágrimas y una buena ración de mejoras.

Si bien no es tan elegante y minimalista como Fruit Ninja o Jetpack Joyride, Colossatron sigue presumiendo del mismo ingrediente adictivo que sus predecesores, y sin duda es un concepto muy bueno y relativamente original que une acción trepidante con resolución estratégica de puzles. La mayor pega que encontramos tiene que ver con los susodichos picos de dificultad, pues su reto consiste simplemente en lanzarte montones de enemigos sin parar.

También se puede entender este diseño para promocionar los micropagos, pero por otro lado pensamos que el concepto habría quedado incluso mejor con algo menos de caos y algo más de estrategia. Una vez las cosas se ponen frenéticas y se descontrolan, tiendes a pasar completamente de las tácticas y a centrarte en conseguir los centros de poder y añadirlos a tu cola sin pensar en cómo encajan... y por lo tanto tu monstruo mecánico explota al rato y vuelta a empezar.

Según avanzas hacia los dos países finales las capitales exigen que machaques un montón, y a estas alturas actualizar la armadura de tus centros de poder es bastante caro. Sigue sin ser un 'paywall' puro y duro, pero el precio por actualizar es tan caro que te llevará sobre una hora adquirir los suficientes prismas (la moneda in-game premium) para subir tu escudo de +75% A +100%.

Si bien esto no hace que el juego sea menos divertido, sí que parece que tiene poco sentido después de un rato. Vale que es lo típico quejarse de las microtransacciones y del modelo freemium, pero nos deja la sensación de que el genial concepto central de este juego se merecía algo mejor.

Y aunque notamos que esto suena un poco negativo, también es cierto que lo hemos pasado pipa con ese concepto. La presentación es muy fina y nos ha parecido impresionante cómo han encontrado nuevas aplicaciones para la vieja premisa "enlaza 3". Como podrías esperar, arrasar las ciudades con este ciempiés es enormemente adictivo.

Imágenes capturadas con iPhone 5.