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Animal Crossing: New Horizons

Análisis de Animal Crossing: New Horizons

Animal Crossing vuelve con su arrebatador encanto y todavía más opciones que antes.

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Animal Crossing: New Horizons

¿Qué te llevarías a una isla desierta? No, en serio, ¿qué te llevarías? Esta fue la primera pregunta que Animal Crossing: New Horizons me hizo justo cuando creé a mi personaje al empezar, y me pilló totalmente de imprevisto. Cual test de revista musical, lo nuevo de Nintendo para Switch empieza con sencillez, como todo eso que ha ido mostrando al jugador a lo largo de toda la saga, pero también escondiendo un trasfondo mucho más importante y profundo. Sí, como también ha hecho siempre a lo largo de la saga.

Después de estrenarse casi en silencio en Nintendo 64, de lanzarse al mundo entero en Gamecube, de mudarse a la gran ciudad en Wii, o de llevar a la práctica eso de "es el vecino el que elige al alcalde y es el alcalde el que quiere..." (suficiente) con una entrega en 3DS, el salto al concepto híbrido de Switch ahora gira un poco más la tuerca. New Horizons va de explorar nuevos horizontes, y lo hace llevándote a una isla desierta en la que empezar de cero y comenzar a saldar tus deudas con un tanooki empresario, Tom Nook.

Comenzar una nueva vida es el pretexto que te lleva a empezar a montar un asentamiento en una isla totalmente salvaje. Un comienzo que nos hace sentir algo pequeños, aunque no al mismo nivel que Link oteando el horizonte tras despertar en Breath of the Wild, pero que al mismo tiempo arroja una calidez inusual. Animal Crossing siempre tiene esa capacidad, y es que te hace sentir como en casa, aunque esta vez duermas en una tienda de campaña y en un paraje inhabitado.

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Animal Crossing: New Horizons

El mundo en el que el dinero crece de los árboles (no es broma) esta vez nos pone como objetivo comenzar una civilización en una isla completamente desierta. Y todo a través del Plan de Asentamiento en Islas Desiertas de Nook Inc. Gracias a este, tú y otros dos vecinos os vais a un lugar diferente y nuevo para empezar a cimentar una nueva sociedad, pero sin seriedades ni presiones, siempre mirando desde un prisma cuqui y relajante.

Así, a medida que el tiempo avanza en tus primeros pasos durante la partida, tiempo que va al compás del reloj real, con estaciones incluidas y eventos o animales propios para cada una, el espíritu DIY que impera en esta entrega te absorbe por completo. A diferencia de otras entregas, New Horizons deja caer casi todo su peso en las mecánicas de crafteo y looteo, heredadas en cierto modo del juego Pocket Camp visto en móviles.

Porque en una isla desierta no hay tiendas, o al menos tarda en haberlas, por eso hay que empezar fabricando hasta el hacha que usarás para cortar leña, o la pala para extraer fósiles. La idea es que lo hagas casi todo con tus propias manos, de ahí que el menú de Creaciones y las mesas de trabajo se vuelvan tus grandes aliadas durante toda tu estancia en esta isla, estancia que ya vaticinamos que puede durar hasta años, porque este juego es prácticamente eterno.

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Recoges materiales, aprendes nuevas creaciones comprándolas o encontrándolas, fabricas lo que quieres y los usas, y de camino seguramente te llevas algún picotazo de avispas o algún fósil desenterrado. Poco a poco Animal Crossing: New Horizons te va metiendo en su bucle de mecánicas, hasta que te absorbe y te hacer perder la noción del tiempo, aunque gran culpa de esto la tiene su encanto y el enorme factor social que hay en él. Pero no vamos a entrar en eso todavía.

Porque esta entrega apuesta mucho por las novedades, aunque no deja de ser fiel a la filosofía de "lo bonito" que dio forma a la IP. De ahí que no pueda seguir hablando y dejarme atrás las facilidades que hay ahora en todo lo relacionado con el diseño o la personalización. Para empezar, hay que dejar claro que puedes personalizar toda la isla a tu gusto (para eso la estás poblando), comenzando por colocar muebles, alfombras o instalaciones de todo tipo y terminando por realizar incluso modificaciones de terreno al estilo Minecraft, cosa que se consigue más adelante en la partida.

La isla es tu lienzo, dándote más posibilidades que nunca para marcarla por completo con tu estilo y personalidad. Aunque modificarla carece de las mismas facilidades que hay a la hora de decorar tu hogar, que poco tarda en pasar de una tienda de campaña a una casa de verdad. Los interiores ahora son mucho más manejables a la hora de pintar y colocar mobiliario, ya que se ha implementado un sistema de cuadrícula práctico y directo, que deja atrás el tedio de mover un sofá o rotar una mesa de antaño.

Punto claro a favor esta mejora en materia de QoL o "calidad de vida" (vamos, la experiencia de usuario) que se implementa en el interiorismo, como también en contra que no puedas craftear más de un objeto al mismo tiempo. Si quieres hacer 3 hachas, por ejemplo, tendrás que repetir 3 veces la animación y el proceso de creación. Algo molesto, pero, ciertamente, muy en la línea con el ritmo de juego de Animal Crossing. Porque no lo olvides, esto es casi como una relajante experiencia zen: no es un juego en el que ir con prisas, sino todo lo contrario.

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De hecho, y esto dice mucho, la sensación de tiempo prácticamente se pierde cuando te sumerges en él. La única forma de darte cuenta de las horas reales que están pasando en tu partida es ver que el sol se va poniendo en el horizonte y que anochece. En ese momento miras el reloj y comienzas a preocuparte de verdad.

Pero es lógico, porque New Horizons logra hacer que tu cabeza siempre esté pensando qué más hacer mientras estás llevando a cabo una tarea. Charlas con un vecino y caes en la cuenta de que necesitas madera, vas a la tienda a especular con nabos y recuerdas que tienes un ticket de millas para visitar otra isla; te pones a pescar y se te cruza un insecto que te falta para completar la colección del museo... Y así, entras en un bucle constante de tareas que siempre te mantiene entretenido y pegado a los Joy-Con.

Volviendo a otear las novedades, sobre todo para los que ya son veteranos aquí, es imposible no pensar en el Nookófono y en el nuevo sistema de millas. El primero es una herramienta que abre un nuevo menú en el que acceder a las creaciones disponibles, las enciclopedias de peces y bichos, el modo foto o hasta activar el cooperativo en una misma consola (puedes jugar con otros usuarios de la misma consola en tu partida, cediendo liderazgo a cada uno cuando se desee).

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El segundo es algo bastante interesante, ya que se convierte en un sistema monetario que te premia por acciones habituales. El dinero siguen siendo las bayas, pero las millas te permiten obtener otros elementos diferentes como mejoras para tu inventario o tickets para acercarte a otras islas y conseguir diferentes recursos o vecinos. Es una propuesta buena, más de lo que parece a simple vista, porque compensa al jugador por tareas sencillas y mantiene objetivos a superar para quienes necesitan esos alicientes cuando juegan a algo. Da siempre algo más que hacer, aunque opciones no faltan nunca.

Cuando ya te ves sumergido en toda la maraña de mecánicas que tiene New Horizons, te das cuenta de que realmente todo el peso de la isla recae sobre tus hombros. No eres el alcalde, pero sí eres el vecino que decide dónde se alojan los demás, el que escoge el himno de la isla, el que decide quién debe irse o hasta indicas dónde deben ir las tiendas o cuáles deben mejorar, ¡hasta te esperan para las inauguraciones! Todo depende de ti, y lo mejor es que no hay presión alguna, aunque sigas debiéndole cientos de miles de bayas a Nook por la última reforma que te hizo.

No hay presión, porque para empezar no hay límites de tiempo. Este pequeño mundo sigue girando contigo y sin ti, está repleto de vida y te invita a perder incontables horas hablando con Sumo para escuchar sus consejos deportivos, con la fiestera Úrsula y con todos esos animalitos que poco a poco llegan y hacen de esta isla un pueblo, tu pueblo. Y todo, mientras piensas en cómo cambiar la decoración de tu casa o en lo bien que quedaría montar una pequeña laguna cerca de la plaza central.

Animal Crossing: New HorizonsAnimal Crossing: New Horizons

Hasta ahora, me he centrado en hablar de todo lo mecánico de Animal Crossing: New Horizons, pero esta entrega destila la auténtica razón del éxito de toda la saga. Es un juego sumamente relajante y está repleto de carisma. No importa que algunas islas a visitar se repitan demasiado, o que la rotura de las herramientas te estropee la sesión de looteo que habías planeado. Da igual, porque eso implica volver a hablar con estos personajillos que se acaban volviendo tus vecinos.

Reírte con la fobia a los insectos de Sócrates mientras te esfuerzas por completar un museo que es simplemente maravilloso, sentir la constante vigilancia de Tendo y Nendo en su tienda, huir de las avispas o moverte con cautela para capturar a una tarántula. Todas esas cosas son parte del día a día en este juego, todas ellas te acompañan mientras buscas materiales para colocar un oso de peluche gigante en mitad del campo porque te apetece, o para preparar ese enorme Godzilla que se te ha antojado.

New Horizons mantiene el carisma y la tranquilidad que tanto caracterizan a esta saga, y le añade todavía más cosas para que el jugador se quede durante más y más tiempo en su isla. El pueblo crece, todo avanza acompañando a tu evolución como jugador/vecino en esta isla y conoces todavía más de cerca a los habitantes de esta, y a los nuevos que llegan, o los que vuelven de entregas anteriores para ayudar o por ver qué se cuece en este lugar cada vez más vivo.

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Para colmo, luce genial tanto en televisión como en modo portátil. Aunque esta última opción ha sido la más habitual en mi caso, quizá por la costumbre de las anteriores entregas, no deja de lucir genial gracias a ese particular estilo que tiene, ni deja de abrazarte con unas melodías tranquilas y perfectas para dejar las presiones fuera de la consola.

Es una lástima no haber podido probar el multijugador con varias consolas o vía online, aunque sí he podido ver qué supone que todos los usuarios de una misma consola compartan isla. Algo sensacional para jugar en familia, aunque algo molesto si quieres algo totalmente independiente del resto. Esperaré a que llegue a las tiendas para poder invitar a conocidos a mi nuevo hogar, para visitar los suyos y para poder compartir todavía más. Porque, si hay algo que le sienta genial a Animal Crossing, sin duda es el componente multijugador.

Logra hacer fácil lo difícil, porque es capaz de cobijar bajo un mismo paraguas a perfiles de jugadores diferentes. Tras la premisa de la isla desierta, el crafteo y el coleccionismo, se esconde un juego que encaja con aquellas personas que adoran pasar horas decorando, con los que son más de hablar con sus vecinos y ver las locuras o esos pequeños gestos que llevan a cabo a diario (cantar en la plaza, atrapar bichos, pescar, pasear, hacer ejercicios...) o, incluso, con quienes son más de recopilar materiales y especular con sus precios, o con esos preciados nabos. Hay sitio para todos.

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Y lo seguirá habiendo durante mucho tiempo, porque como decía antes, este es un juego sin fin, uno al que siempre volver incluso meses y meses más tarde. Todo para ver cómo van los vecinos, para crear un nuevo diseño de camiseta, para modificar el himno de tu isla o para ver cómo se celebran ciertas festividades (no olvidemos que esta saga fue la que hizo que los de Kioto descubrieran las doce uvas del fin de año español).

Una evolución muy atada a las raíces, pero tocando los palos necesarios para ser todavía más interesante. Animal Crossing: New Horizons es la excusa perfecta para llevar siempre tu Switch contigo. Un juego que encandila desde el primer momento, que te atrapa de lleno, que te ofrece la oportunidad de disfrutar de una nueva vida en un micromundo diseñado a tu total antojo. Siempre tiene algo nuevo que ofrecer y siempre da motivos para volver a él.

Respecto a la pregunta del principio, ahora sí que tengo clara la respuesta: si tuviera que elegir qué llevarme a una isla desierta, me llevaría este Animal Crossing.

Animal Crossing: New Horizons
09 Gamereactor España
9 / 10
+
Su apartado visual es todavía más agradable y cálido, toneladas de cosas por hacer día a día, el sistema de millas es un muy buen aliciente, buenas mejoras de QoL, es prácticamente infinito.
-
El sistema de modificar el terreno puede ser algo impreciso, el crafteo puede hacerse algo pesado para los más impacientes.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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