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Análisis de Battleborn

Gearbox ha mezclado las mecánicas de un shooter en primera persona con el estilo MOBA y el resultado viene aderezado con el alocado toque de humor característico del estudio.

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En Battleborn, el nuevo híbrido FPS de Gearbox Software, no te recibe un ambiente acogedor que te da la mano y te guía por el juego, sino que entras de lleno en unos menús bastante oscuros que no incluyen muchas instrucciones y, una vez que empiezas la aventura, te bombardean con pequeñas cajas de texto que resultan bastante difíciles de leer incluso en una TV enorme y que van a toda leche. Tampoco es que sea el juego más complicado del mundo, pero no hubiese estado de más un comienzo un poco más instructivo que nos guiase en la nueva oferta online del estudio que nos ha traído hace poco cosas tan brillantes como Borderlands 2 y tan bochornosas como Aliens: Colonial Marines.

Aunque la curva de aprendizaje pueda ser empinada, sí que nos resulta familiar el tipo de juego basado en el género FPS y nos las apañamos para saber cuándo movernos y cuándo apretar los gatillos del mando a medida que íbamos aprendiendo los controles. Al avanzar, también te vas dando cuenta de que tiene un toque a algo que normalmente nos encontraríamos en el subgénero MOBA, con progresión 'in-match' tanto en los modos competitivo como cooperativo (ambos multijugador, pues es el centro de la experiencia). Sin embargo, hay que decir que también tiene elementos propios de un RPG, como habilidades que desbloquear entre una serie de personajes a medida que vas avanzando.

Nosotros hemos empezado el juego centrados en el modo cooperativo. En este, vamos corriendo y llenando a los enemigos de plomo ardiendo y escuchamos conversaciones que conducen la historia (que no tiene mucho sentido) a medida que vamos subiendo de nivel lentamente y ganando nuevas habilidades. El hecho de que existan una historia y un modo historia dificulta la categorización del juego en un género específico. Además, la lucha contra los jefes al final de cada nivel hace que parezca un juego de acción de la vieja escuela.

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Con respecto a la trama, no es nada del otro mundo y gira en torno a una serie de facciones que luchan por la última estrella del universo. Sin embargo, la narración tiene el toque de humor del estudio, aunque esto no siempre suponga un acierto. En cierto modo nos ha recordado al tipo de historia que te encontrarías en un juego de lucha, la cual siempre parece increíblemente forzada porque es imposible explicar de forma lógica por qué veinte personas quedan y se encuentran para pelearse durante varios años (como es el caso de muchas series de lucha de hoy en día). De hecho, quizás la historia de Battleborn solo existe para explicar por qué un montón de coloridos personajes con un aire a superhéroes se encuentran en un lugar para luchar.

Este no es el problema en sí, ya que un buen gameplay en un juego de acción siempre es preferible a una buen historia. Si vamos a querer jugar una y otra vez, tiene que ser divertido en cuanto a las mecánicas y la dinámica de juego. Sin embargo, de ahí deriva quizás el principal problema de Battleborn: nunca llega a ser demasiado divertido. Puedes aventurarte en las misiones de la historia tú solo, pero esa no es la intención con la que se ha creado el juego y, desde luego, la experiencia va a ser mucho mejor si tienes a alguien con quien jugar en modo cooperativo. Aún así, no llega al nivel del último shooter decente de Gearborx, la joya Borderlands 2.

Por otra parte, no es suficiente con salir y empezar a disparar: jugar en equipo es fundamental, como también lo es mantenerse unidos y, antes de eso, elegir las clases adecuadas que completen a tu equipo. De no ser así, muchas fases resultan prácticamente imposibles y vas a querer que el que tenga la habilidad de curar sea el mejor en lo suyo y que el que tenga el cuerpo más potente que aproveche cada segundo para destruir lo que encuentre a su alrededor. Si fallas algún objetivo fundamental de la misión o la vida del equipo se agota, el juego termina rápido. Nosotros hemos tenido la mala suerte de acabar enfrentándonos a unos metepatas que llegaron a la batalla, nos machacaron a un ritmo vertiginoso, acabaron con nuestras vidas comunes y nos complicaron las cosas para poder avanzar.

Además, si llegas a la pantalla de 'game over', no hay puntos de control a los que volver, así que no es un juego muy alentador y te duele mucho más cuando pierdes (sobre todo cuando has llegado a las partes finales de una misión). El planteamiento resulta ingenioso y podría haber sido un gran juego cooperativo si tuviese más fases divertidas, pero al final acabamos solos cuando jugamos con gente desconocida. De este modo, cualquiera que no pueda formar un equipo con sus amigos o jugar solo y encontrar a gente buena, tendrá una experiencia de juego que está lejos de ser la ideal.

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El concepto nos recuerda un poco a los Asaltos (de Destiny), pero normalmente a estas misiones de la historia les falta más variedad y creatividad más allá del diseño de los jefes. En algunos lugares, el juego parece que se ha atascado en un modo horda mientras nos atacan olas y olas infinitas de enemigos. También tiene características de 'tower defense', en donde puedes construir torretas que se pueden ampliar varias veces, por ejemplo. Desde el punto de vista del cooperativo, se puede pensar en este juego como una versión más limitada de Borderlands 2, e incluso si es algo positivo que el humor se mantenga intacto en esa comparación, sigue pareciendo que a Battleborn le falta cocción y la clara visión de su predecesor.

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Sin embargo, lo que consideramos más importante del juego en Battleborn es el modo multijugador competitivo PvP (no todos tienen por qué pensar esto, desde luego). Existen dos sistemas de niveles: uno en el que avanzas lentamente y desbloqueas más personajes y 'loadouts' (equipaciones de combate), y otro que es temporal. En este último se notan las raíces MOBA y tu personaje sube de nivel a través de partidas individuales e, igual que en los juegos en los que se ha inspirado, cuando la partida finaliza el registro desaparece. Por lo tanto, en el juego tienes la oportunidad de subir de nivel con tu personaje para encajar en el equipo o puedes trabajar en solitario para boicotear a tus enemigos (lo ideal es encontrar el equilibrio entre ambos).

El sistema funciona bien pero, por desgracia, hay bastante contenido inaccesible desde el principio. Entendemos lo que pretende hacer Gearbox de traer contenidos masivamente una vez pasado el lanzamiento, pero nosotros no somos muy amigos de tener prácticamente la mitad de todo el contenido bloqueado desde el principio. No se nos ocurren muchos ejemplos para apoyar que este enfoque haya contribuido al diseño de un juego. Por lo tanto, nos vemos obligados a jugar con personajes que quizás no nos gustan para desbloquear algún otro (que puede no gustarnos tampoco). Esto hace que al final personas con niveles bajos jueguen con los personajes del principio y muchos de los nuevos quedan sin utilizar. Además, de esta manera los campos de batalla son menos dinámicos y poco variados, un resultado un tanto innecesario.

Por otro lado, no podemos quitarnos la idea de la cabeza de que Battleborn se parece y funciona como un título free-to-play. Aunque los gráficos no lo son todo, algunos elementos del diseño no juegan a su favor y los aspectos técnicos no tienen un aire muy vanguardista. El hecho de que los personajes difíciles de desbloquear te exijan 'grindar' antes de poder usarlos contribuye a esta idea. Además, acabas con ganas de poder pagar para desbloquear el juego entero. Sin embargo, nuestro personaje favorito es el banal Oscar Mike, el típico personaje 'run and gun' que mantuvo su puesto incluso después de desbloquear alternativas más molonas como el arrollador Attiku o el viejo científico loco, Kleese.

Muchas de las fases del modo multijugador no son lo ingeniosas que deberían: no tienen 'choke-points' (esos puntos donde se concentra toda la acción en los mapas porque se apelotona la gente) con mucha acción y parece que al final los jugadores no tienen un objetivo y están corriendo de aquí para allá buscando a gente que matar. Además, construir torretas o cosas del estilo no da ninguna ventaja aparente y los destruyen con una facilidad que parece que estuviesen hechos de cartón. Por suerte, el Modo Devastación concentra los enfrentamientos en puntos concretos y hace que todo el mundo luche y apunte sus armas en una dirección determinada. Esto hace también que las partidas sean similares y te das cuenta rápidamente de qué cosas no funcionan y cuáles pueden ser una estrategia viable.

El modo de juego al que más bombo publicitario le dieron al principio fue el de Incursión, donde un grupo de esbirros o Minions (no, no los amarillos de Gru, mi villano favorito, más bien piensa en los de Dota) tiene que llegar a la base del enemigo donde hay que destruir a los dos mini jefes, dos robots centinela. El problema es que todo el mundo está corriendo de un lado para otro sin pensar y es un momento demasiado intenso, con demasiadas armas, mejoras y demasiadas cosas que reparar. En dos palabras: demasiadas posibilidades. A lo mejor solo hemos tenido mala suerte, pero no nos ha dado la sensación de estar disfrutando un juego buenísimo en el que trabajábamos con nuestros compañeros aleatorios para alcanzar el mismo objetivo, a pesar de que sí que teníamos ciertos fines comunes.

Desde nuestro punto de vista, creemos que hay que mejorar tanto las fases como el gameplay en el próximo DLC si Gearbox quiere crear la longevidad que Battleborn necesita para sobrevivir, ya que ahora parece que los jugadores juegan al modo tradicional Duelo a muerte por equipos, y este ni siquiera existe. Además, hay muy poco contenido en general, lo que alimenta la sensación de que se trata de un juego free-to-play por el que tienes que pagar.

En conclusión, creemos que nos falta entusiasmo para volver a jugar a Battleborn hoy por hoy. Si no le añaden algún cambio radical, esta batalla probablemente no sea para nosotros. Como cabe esperar de Gearbox, tiene una buena presentación visual y estilo, y ha sido lo suficientemente divertido mientras ha durado, pero no tiene ni el encanto, ni el contenido ni nada que nos haga volver a por más. Además, su estructura da la sensación de que es un juego económico, a pesar de que sabemos con certeza de que no es así. Por todo esto, no podemos darle más que un aprobado alto.

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06 Gamereactor España
6 / 10
+
Controles decentes, divertido en co-op. sistema dual para subir de nivel, modo captura, muchos personajes jugables, presentación visual muy chula.
-
Curva de aprendizaje muy empinada, demasiados personajes bloqueados, no hay suficiente contenido, diseño de mapas multijugador poco concentrado.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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ANÁLISIS. Autor: Jonas Mäki

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