Análisis de Borderlands 2 VR

No venimos a contaros lo mucho que nos gusta Borderlands 2, eso seguro que ya lo sabéis y lo hemos dicho muchas veces, la última con el recopilatorio remasterizado Una Colección Muy Guapa para PC, PS4 y Xbox One. Gearbox se lució al crear ese mundo, repleto de personajes divertido y un montón de armas estrambóticas con las que aplicar justicia. Un clásico que tenía todas las papeletas para dar el salto a la Realidad Virtual. Y por fin lo ha hecho renombrado sencillamente Borderlands 2 VR.

Empecemos con las cosas buenas de esta adaptación. La primera y esencial es que el nombre hace justicia a lo que ofrece, pues es la segunda parte de la serie tal y como la conocíamos adaptada a PlayStation VR, ni una experiencia derivada, ni una versión recortada. Toca volver a explorar este mundo cel-shaded postapocalíptico acabando con todos los psychos y con las criaturas deformes que se vayan cruzando por delante. Revivir este humor absurdo y estos chistes malos como si te los estuvieran contando a ti, en persona, hace que sea aún más interesante. Ahí está Claptrap, a tu lado, siempre con la frase menos adecuado para sacarte de quicio.

Permite escoger entre el DualShock 4, con el que se juega un poco como siempre, y también los mandos Move, que le dan un toque más real. Pero el medio no es el mismo, por eso han realizado retoques, como la inclusión de una serie de opciones de interfaz y de configuración cómodas para dejarse llevar en este universo.

Ese paralelismo es también su punto débil. Como Borderlands 2 VR no está diseñado desde cero para la imagen 3D que proyecta un headset sino para televisiones que muestran la escena poligonal de forma plana, hay aspectos que desentonan. Especialmente las secuencias de vídeo producido y los menús bidimensionales, que pueden llegar a cansar. Sobre lo primero, estás ahí totalmente integrado en Pandora y, de repente, te empuje a la butaca de tu cine en casa para presentarse a un personaje o contarte una historia, arruinando por completo la sensación de inmersión. Y de los menús, pues es molestos tratar de sacar algo de las máquinas de vending y que los botones se oculten detrás de su proyección, por ejemplo, forzándote a recolocarse en el espacio. Una o dos veces pasaría, pero son demasiadas.

También le pesa mucho la falta de optimización. La fluidez se ve mermada por las caídas constante de la tasa de refresco de imágenes, sobre todo a la hora de apuntar. Por cierto, aquí está el gran cambio en jugabilidad, pues ya no es un cambio de cámara para marcar la diferencia de posición, sino que han decidido añadir una pequeña pantalla sobre la interfaz normal. Aquella vieja idea de desechar el multijugador local por lo costoso que era para el hardware se pone de manifiesto con esta doble cámara, así que visto que la máquina no puede con todo, quizá no haya sido la mejor solución. Utilizar el sistema de apuntado fino es sinónimo de ser víctima de un tirón, y lo peor no es fallar los disparos y perder una vida, es que además marea un poco tanto subibaja de fps.

Y es una pena, porque el concepto básico y la esencia del gameplay funcionan bien. Tras hacer unos cuantos cambios de configuración logramos estar un poco más cómodos por Pandora (movimiento total y sin filtros son nuestras elecciones). Ahí es cuando empezamos a disfrutar de las armas que nos íbamos encontrando y de las carnicerías que estaban al alcance de nuestra mano. De hecho, hay momentos en los que nos lo pasamos incluso mejor que en Borderlands 2 gracia al "tiempo cabronazo que Ayuda al Mata-mata", también conocido como tiempo CAM, es decir, una ralentización momentánea para apuntar mejor. En contra, hay que recordar que ha perdido el multijugador.

Borderlands 2 VR es muy divertido cuando el juego funciona correctamente, así que es una alternativa probable para quienes tengan su headset PSVR y estén buscando un shooter. Y aún más si aún no lo habéis jugado nunca en otra versión, porque son horas y horas de despiporre, ahora en primera persona total y bastante real. Pero hay que saber que la conversión no es perfecta por todos esos elementos que se han dejado en 2D, que chirrían, y por la falta de optimización, que anula el modo de apuntado fino.