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Days Gone - impresiones EGX

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Hemos tenido la oportunidad de jugar dos demos nuevas de la exclusiva de PS4 Days Gone, y los dos escenarios son potentes. El estudio a cargo de Sony, Bend Studio, recibe ese nombre por la capital del estado de Oregón, al noroeste de los Estados Unidos. Y es justo ahí donde se desarrollan los hechos del videojuego, una cercanía que contribuye a que refleje la autenticidad de sus parajes espectaculares.

El protagonista Deacon St. John conduce su enorme moto por bosques y asentamientos de un mundo postapocalíptico. Las razones por las que la Tierra ha acabado así es una de las cosas que el juego nos contará en las aproximadamente 30 horas que dicen que dura. Lo único que está claro es que una gran parte de la población se ha convertido en esas criaturas corredoras llamadas 'freakers', que se dedican a cargarse a cualquier humano que esté a su alcance, y a veces a los de su propia clase.

Nos puso al día sobre la tarea una escena cinematográfica CGI con un estilo bastante parecido al de un capítulo de The Walking Dead. Deacon tiene que encontrar una nueva bomba de gasolina para su moto, pero el taller en el que se puede encontrar está rodeado de freakers. Su acompañante acepta en convertirse en el señuelo y logra llevarse a gran parte de ellos haciendo ruido. Es una combinación típica de infiltración y acción, mezclada también con algo de puzle y la recogida de ciertos materiales, el motero logra llegar a su objetivo.

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Lo más duro es el enfrentamiento con los llamados Newts, son un tipo de criatura más joven que, bajo su aspecto inocente, esconde una velocidad de vértigo. Son como niños humanos, pero eso no debe ser impedimento para acabar con tantos como sea necesario, y qué mejor si lo acompañan de unas palabras cínicas. Es un primer vistazo a este mundo duro y sin piedad, el de Days Gone, que poco tiene que ver con las películas de zombis oscuras o con algo como The Last of Us.

De hecho, en Bend Studio estén hasta las narices de esta última comparación, que les martiriza desde que se presentó el juego en el E3 2017. Porque es cierto que no tienen nada que ver a excepción de que ambos se desarrollan en un mundo destruido y se juegan en tercera persona.

Days Gone ha sido diseñado por y para el mundo abierto, frente a las pantallas lineales de Naughty Dog. También tienen un papel muy relevante los humanos, porque como hemos aprendido al acabar la misión, los freakers quizá no sean los rivales más crueles que tengamos en el juego. Los supervivientes tampoco se tratan de la mejor manera los unos a los otros, y a veces parecen más inhumanos que los propios mutantes desfigurados.

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Hay mucho que hacer y mucho por descubrir en este gran escenario. La segunda partida nos planteó una de esas tareas que se han convertido en referencia de este juego de demostración en demostración: la exterminación de una horda. Primero, Deacon aparece en una colina junto a su moto mirando hacia abajo, contemplando a un grupo de freakers que descansa (o vegeta, mejor dicho) en los huecos de una antigua construcción. Hay muchos, muchísimos, cientos. Es una vista impresionante y bastante aterradora. Una barra nos ofrece información sobre el tamaño de la masa y la tarea es reducirla a cero para que la misión tenga éxito.

Nuestro primer intento con la moto salió mal y se vio muy rápido. Esta bicharraca, que se puede mejorar y pintar en la versión final, reacción de una forma bastante creíble a la carnicería. Y aunque nos llevamos por delante y matamos a los primeros, enseguida quedó atascada y el protagonista quedó engullido por las fauces hambrientas.

Así que el siguiente paso fue echar un vistazo más detallado a las armas ocultas en los cofres. Porque un tipo como Deacon puede llevar varias cosas encima a la vez, pero la realidad es más o menos satisfactoria al ver las armas que cuelgan de su espalda en cada momento. En este caso, junto a su porra de metal pesado para cualquier ocasión, una pistola, un rifle de asalto y una ametralladora pesada. La última, con 300 balas y un poder de penetración increíble, tanto que la primera sensación es de superioridad. Ni mucho menos.

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Volúmenes tan enormes de enemigos hacen que se puedan reponer muy rápido de un número significativo de bajas y consigan llegar hasta el cuello de nuestro personaje. Lo único que tiene para dar la vuelta a la situación es hacer un uso inteligente de los factores del entorno. Y en una obra no pueden faltar los barriles explosivos, los camiones cisterna o los troncos amontonados. Todo lo que sirva para provocar caos y destrucción es de ayuda.

Con una PlayStation 4 Pro, toda esta maraña corre de forma consistente y sin cortes, algo que nos sorprendió dada la cantidad de animaciones y las grandes explosiones que llegaron a coincidir en la imagen. Pero lo que más nos ha marcado es la sensación de triunfo después de lograr mandar al infierno hasta el último freaker, varios intentos más tarde. Y justo aquí terminó la partida, dejándonos con ganas de saber más sobre este Days Gone que no probaremos hasta el año que viene.

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