Deus Ex: Mankind Divided - primeras impresiones

"Vosotros decidís cómo queréis jugar el juego". ¿Cuántas veces hemos escuchado ese discursito tan clásico en los últimos años? La industria actual quiere que el usuario decida cómo terminar una misión: escoge uno de los 20 puntos de acceso hacia la fortaleza; escoge una de las 30 formas que hay de matar a tu objetivo; decide si quieres jugar en modo sigiloso y no letal o si quieres hacer ruido y disparar a todo lo que se mueva, etc. Las elecciones en los videojuegos son algo bueno, porque permiten que el usuario exprese y manifieste su forma de jugar, pero me gustaría añadir que muchos juegos no han entendido bien el concepto de darle elecciones al jugador. Un título mediocre sencillamente permite que el jugador se enfrente al juego de diferentes maneras, mientras que un buen juego permite que haya un cambio natural entre estilos de juego incluso en medio de un nivel. Así, si vuestro plan falla y tenéis que cambiar de estrategia, lo haréis con una sonrisa, en vez de tener que reiniciar todo el nivel. Deus Ex: Mankind Divided lo entiende y lo convierte en su principal fortaleza.

Tenemos que decirlo: Human Revolution fue un título tremendamente bueno, sobresaliente, pero no por ello exento de problemas. Los desarrolladores nos dijeron que jugásemos como quisiésemos, pero el sigilo era sin duda alguna el camino a seguir, algo que se podía ver con el simple hecho de que el juego daba más experiencia si se completaba el nivel sin matar a nadie. Aparte de eso, hicieron que el sigilo fuese inútil en las batallas contra los jefes, lo que hizo que el título no supiese realmente cuál era su lugar. Así, el estilo de juego se basaba en pulsar el botón de reiniciar cada vez que alguien nos veía y la frustración nos invadía cada vez que nos encontrábamos con un jefe. Por eso no es suficiente con ofrecer elecciones para jugar de distintas formas: hay que hacer que todas las elecciones sean iguales, para que el usuario no piense que hay una forma concreta y adecuada de jugar al título. Dishonored dio con la tecla en varias ocasiones.

Al probar la demo, lo primero que vemos es lo genial que sienta ahora disparar. La transición de primera a tercera persona cuando os ponéis a cubierto parece completamente natural y las armas tienen un peso que les faltaba en Human Revolution. Al disparar, se puede sentir como las balas golpean a los enemigos y cómo les hacen daño, en vez de absorber balas hasta morir. Deus Ex ya no es solo un título de sigilo fantástico: ahora también es un shooter, capaz de enfrentarse a otros gigantes como Uncharted y Tomb Raider. Ya no tendréis que reiniciar cuando vuestro plan falle. Si os descubren, cambiad de arma y disfrutad de poder cargároslos a todos.

Es evidente que Eidos Montreal ha escuchado a los fans, pero, por desgracia, no han mejorado todo en Mankind Divided. Los minijuegos de pirateo vuelven y molestan aunque los hayan mejorado, pero siguen siendo tan confusos como en Human Revolution. Por aquel entonces, nosotros tuvimos que ver un vídeo de Youtube que nos explicaba exactamente cómo funcionaba el minijuego y si un tercero tiene que explicar el juego a los usuarios, entonces es que el título no está bien diseñado. Resulta extraño que un desarrollador, que está tan dispuesto a mejorar el juego anterior, caiga en los mismos minijuegos tan confusos. Por desgracia, los pirateos siguen siendo una parte esencial del juego así que, por lo menos nosotros, tendremos que buscar el viejo vídeo de Youtube y recordar cómo iba. Afortunadamente, Mankind Divided también introduce una capacidad de pirateo remoto más que necesaria, que os permitirá apagar cámaras y desactivar torretas durante 30 segundos. El pirateo remoto es mucho más sencillo que el hackeo normal, pero si cometéis un error, la máquina sabrá que lo habéis intentado y sospechará algo. Por eso, cada vez que intentéis piratear algo de forma remota, tendréis que asumir ese riesgo calculado y resulta algo tan natural para un título de sigilo que os acabaréis preguntando cómo podíais haber jugado a Human Revolution sin él.

Por otra parte, Mankind Divided no se basa en arreglar lo que no funcionaba en su predecesor. También se centra en mejorar lo que ya funcionaba. Adam Jensen ahora es más máquina que ser humano y aunque podéis temer por lo poco de humanidad que le queda, las nuevas partes que tiene le permiten disfrutar de ciertos aumentos. Y son esos aumentos los que hacen que el juego sea un patio de recreo más grande que antes. La nueva incorporación, el Icarus Dash, no solo abre más los niveles hasta llegar a lo que eran alturas inalcanzables en Human Revolution, sino que también supone un ataque ofensivo muy apropiado. Podéis pensar en él como el movimiento Blink/Pestañeo de, efectivamente, Dishonored, pero con la habilidad de chocar con un enemigo y mandarlo a volar.

Además, la Nanoblade, que os permite disparar una espada de vuestro brazo y clavar enemigos en la pared, también es un elemento más que bienvenido. Si, por el contrario, no queréis matarlos, podéis usar Tesla, que en vez de una espada, envía electricidad al enemigo y lo neutraliza silenciosamente; o el P.E.P.S, que no tiene que ver con Guardiola, sino que envía una onda de choque y derriba todo a su paso. Los nuevos aumentos no son exclusivamente ruidosos o silenciosos: es cierto que la Nanoblade podría funcionar mejor con un estilo de combate ruidoso, pero nosotros la usamos de forma silenciosa, disparándosela al francotirador solitario del tejado o al guardia que está al fondo de la habitación, descansando. Los aumentos no dictan vuestro estilo de juego, sino que os abren puertas a opciones infinitas.

Pero las sorpresas no acaban ahí, porque Eidos Montreal juega con las expectativas de su público. Por ejemplo, la demo empieza en un desierto de Dubai, en un tutorial que supuestamente tiene que facilitarnos los controles. Nos movemos silenciosamente hacia el objetivo, pero solo conseguimos dar cinco pasos antes de que el comandante de la misión nos informe de que una tormenta de arena viene en camino y de que tenemos que apresurarnos. A estas alturas, ya no hacemos caso a este tipo de comentarios: son un truco que se usa a menudo y que pretende hacer que el jugador avance por el nivel y dar un falso sentido de urgencia. No nos cabe la menor duda de que la tormenta de arena nos alcanzará sin importar si nos damos prisa o no. O eso pensamos. Tras pasárnoslo unas cuantas veces, decidimos apresurarnos a terminar el mapa una vez más, pero no para ver cuándo llegaría la tormenta (sabíamos que llegaría), sino para ver si el juego permitía hacer un 'speed run'. Al llegar al final del nivel, de repente vemos que tenemos que enfrentarnos al siguiente tiroteo sin ninguna clase de tormenta de arena sacudiendo la calle. Por eso, nos vemos obligados a cambiar de táctica sobre la marcha, algo que nos encanta. Puede parecer un detalle pequeño, pero es un detalle que nos hace morirnos de ganas de jugar la experiencia completa. Aparte de eso, habrá un modo de New Game + que permitirá que los jugadores se encuentren estas y otras sorpresas en una segunda vuelta.

En resumen, Deus Ex no es una franquicia anual y quiero agradecer por ello a Eidos Montreal, que ha invertido su tiempo de forma cuidadosa y efectiva, ha escuchado a los fans y ha admitido algunos de sus errores. Al hablar con ellos, no tienen pelos en la lengua en admitir que cometieron errores con Human Revolution y que su objetivo con Mankind Divided es mejorarlo todo. Por desgracia, no pudimos probar una lucha contra un jefe, porque era uno de los puntos débiles del título anterior. Sin embargo, tras jugar a la primera demo y entrevistar a los desarrolladores, no me cabe la menor duda de que diseñarán unas batallas contra jefes fantásticas y que os permitirán jugarlo como queráis. Adam Jensen ha vuelto y vosotros decidiréis si se convertirá en un asesino mecánico o en un humanista que deja vivir a todos.

"Vosotros decidís cómo queréis jugar al juego". Con Eidos Montreal, nunca una frase había sonado tan cierta y tentadora.