A medida que nos acercamos a esta quinta entrega numerada de la saga, cada vez queda más claro que Far Cry 5 aspira a ser el siervo de dos maestros, un juego que intenta contentar a todos mezclando una temática madura con elementos absurdos. Por una parte, ofrece una riqueza de sistemas que se solapan y alimentan entre ellos, creando una fuerte experiencia sandbox; por otra, lleva al jugador a través de un inmenso mapa cargado de actividades que dan pie a una potente y envolvente narrativa. Tiene explosiones exageradas y compañeros animales, pero también un mundo oprimido, repleto de cuerpos de civiles muertos, colgados en público para demostrar el precio de llevar la contraria. Es una hilarante anarquía cooperativa, una cruda aventura para un jugador y también es otras cosas que no podemos contaros todavía. Podríais pensar que es un aprendiz de todo, pero si fuera el caso y si se siguiera el viejo refrán, ¿vale la pena el riesgo de no ser maestro de nada?
Vamos a esquivar esta pregunta diciendo que es muy pronto para sacar nada en claro. Nos hemos vuelto a sentar con Far Cry 5 durante unas 4 horas hace poco en París, jugando la sección inicial del título antes de explorar una sección de su mundo abierto en cooperativo con un amigo. Basándonos en esta ciertamente pequeña porción del juego, definitivamente tenemos ganas de disfrutarlo al completo cuando salga a la venta este mes, aunque tenemos que decir que hay ciertas dudas que nos sobrevuelan tras esta sesión a los mandos. Pero de eso hablaremos después.
Lo que más debemos remarcar es la ambientación: es brillante. El comienzo es una secuencia cinematográfica, contigo y un equipo de fuerzas de la ley dirigiéndoos al recinto dirigido y perteneciente a Joseph Seed y sus seguidores, el Proyecto de la Puerta del Edén. Es un inicio bastante intimidatorio que te presenta a todos los actores de peso, con Joseph y sus hermanos rodeados de sus altamente armados e igualmente amenazadores discípulos. Nos colamos en helicóptero antes de desfilar por delante de unas hostiles miradas y entrar en una iglesia donde se realizó el arresto. No vamos a destripar lo que ocurre después, pero no hace falta decir que no sale bien y que, antes de que los alguaciles y oficiales locales acaben reducidos a nada, el jugador -esta vez un hombre o mujer totalmente personalizables- termina rescatado por un supervivencialista llamado Dutch. Es en la relativa seguridad del hogar/búnker de Dutch donde comienza nuestra misión: establecer una resistencia y luchar contra Seed y su rebaño.
Hasta aquí todo bien. Ubisoft ha demostrado una y otra vez que es capaz de traer aventuras de mundo abierto con calidad, y Far Cry 5 aspira a continuar esta tradición. No es solo una aventura en solitario centrada en la narrativa, también mantiene el hilo en el modo cooperativo y cuando se juega con PNJ "de alquiler". Ahí hemos notado la influencia de Ghost Recon: Wildlands, habiendo un fuerte énfasis en la coordinación de pequeños escuadrones de combate. Aunque no hemos tenido la oportunidad de probar el recientemente anunciado compañero oso, Cheeseburger (se había ido a comer) y Boomer no estaba disponible (los desarrolladores apuntaron a otro compañero animal también), tuvimos la oportunidad de salvar a un tipo llamado Dan Smith de una muerta segura. Desde ese momento, se unió a nosotros como aliado durante parte de la aventura. A los compañeros de este tipo, controlados por la IA, los puedes dirigir y hacer que se centren en enemigos concretos (algo aprovechable por los jugadores experimentados que sepan sacar partido de estos individuos sorprendentemente sigilosos), o dejar que vayan siempre contigo y te sigan en la batalla. Todo depende de ti.
Independientemente de quien te cubra las espaldas, se mantiene mucho de la fórmula Far Cry, algo que pudimos comprobar cambiando de coches a quads, helicópteros e incluso tirolinas. Hay un arco y también ataques cuerpo a cuerpo para los que gusten del sigilo, por no mencionar un buen puñado de armas escandalosas y perfectas para cualquier embrollo. De nuevo volveremos a cazar criaturas tanto grandes como pequeñas, pero debemos admitir que nos ha sorprendido el amplio número de animales salvajes que hay, hasta el punto de que debimos matar al menos una docena de osos, lobos o incluso el extraño carcayú. También tendremos que despellejar a estos animales para poder construir equipamiento, o eso nos dijeron, e incluso usar su carne como cebo para atraer a otras criaturas en determinados momentos.
Otro elemento que parece intacto es la jugabilidad sandbox por la que tanto se conoce a la serie. La anarquía emergente siempre ha tenido su momento en Far Cry, y en la quinta entrega no es distinto. Se nos han prometido muchos nuevos juguetes con los que experimentar y, dado el amplio número de armas que teníamos a nuestra disposición durante la prueba, parece que este tradicional pilar del sistema de juego sigue siendo muy robusto. Durante una secuencia nos sumergimos en una batalla en un puente con varios soldados enemigos y, a medida que venían más, también aumentaba el nivel de peligro, haciendo que nuestro compañero cayera en el tiroteo. Nosotros casi seguimos su camino, pero tuvimos que tirarnos del puente y nadar hasta un lugar seguro, curándonos antes de flanquear a los soldados restantes para concluir el encuentro. Durante otra secuencia, esta vez en solitario, nos colamos en un puesto, tensamos nuestro arco contra algunos guardias que estaban patrullando antes de desactivar las alarmas y empezar a montar escándalo para dar caza a los rezagados. Te gusten las balas o las flechas, las hojas o las granadas, Far Cry 5 tiene lo que buscas.
Después de ser rescatados por Dutch, pudimos echar un vistazo rápido a las opciones de personalización que se nos abrieron antes de comenzar a forjar la resistencia, nuestro gran objetivo para reclamar la zona local y la región completa de manos de la familia Seed. Hay 4 formas principales en las que los jugadores pueden conseguirlo: rescatar civiles, derribar puestos, destruir propiedades del culto y completar misiones para Dutch y sus amigos. La idea es que estés constantemente fortaleciendo tus filas, trabajando con los locales que ya están combatiendo al culto. El mapa está dividido en tres regiones distintas y, como en Wildlands, cada una está controlada por una especie de "mini-jefe". Algo nuevo en Far Cry, en lugar de seguir una historia lineal, ahora tenemos la posibilidad, o más bien la necesidad, de captar la atención de los jefes locales presentándonos agresivamente a las fuerzas cultistas de cada zona. Una vez llenas un indicador, los habrás cabreado tanto que vendrán en tu busca.
Aunque se nota una mejora a nivel estructural, Far Cry 5 sigue resultando familiar gracias a elementos como jefes eternos y una mezcla entre sigilo, combates tácticos y momentos cargados de acción. Introduce a los animales salvajes que habitan en este ocupado mundo construido sobre la jugabilidad emergente y la libertad del jugador y tienes, así, todos los ingredientes que marcan la identidad de esta serie. Aun así, sigue resultando preocupante toparse con algunos fallos que ya habíamos visto en versiones anteriores, sobre todo la detección de impactos, que sigue siendo algo inconsistente, como también lo son otros bugs por arreglar en lo que queda de tiempo.
Parece que Ubisoft ha vuelto a organizar un verdadero festín para los jugadores, y nos hace muchísima ilusión poder zambullirnos de lleno en él en pocas semanas. Gran parte de nuestra emoción viene del retorno de la dinámica de juego que tanto conocemos y tanto nos gusta, como también de la reforzada narrativa, que recibe un necesario empujón tras FC 4 y Primal. De todas formas, es necesario equilibrar bien la balanza, porque tienen un contexto y una temática con muchísimo gancho y sería una pena que toda esa amenazante seriedad se perdiera en el barullo de la anarquía. La serie Far Cry siempre ha realizado un buen trabajo equilibrando acción y sigilo, fusionando la severidad con una hipnótica locura, y esperamos que Far Cry 5 siga esos derroteros. Cuando llegue el 27 de marzo comprobaremos si Ubisoft lo ha conseguido con éxito.