Análisis de Fe

Fe es el primer juego del nuevo sello EA Original que el gigante americano ha creado para apoyar estudios independientes. Y si esta es la línea que van a seguir con todos, han dado en la diana con el nombre, porque por originalidad que no sea. Zoink Games inaugura esta serie de lanzamientos de juegos medianos y grandecitos que también incluye Sea of Solitude y The Way Out. Pero si algo ha dejado claro el equipo alemán en todo momento es que EA les ha dejado toda la libertad y que han sacado el juego adelante con sus medios.

La primera palabra que se te viene a la cabeza para describir este universo es "encantador". Eres una pequeña criaturilla tipo ardilla que tiene cierto toque a una versión brillante de Spyro the Dragon y se llama Fe. Vive en una tierra pintada con colores chillones y un estilo artístico espectacular que llega a parecer una película de animación por momentos. Es un juego estéticamente impresionante que complementa con un ritmo agradable para que la experiencia sea relajada, lo contrario de la mayoría de videojuegos. Así que si lo que buscáis es acción, velocida y liberar adrenalina, estáis en el lugar equivocado.

Zoink te mete ahí directamente, sin darte casi ninguna explicación de lo que tienes que hacer, excepto por unas indicaciones de unos cuantos botones que hay que pulsar. Fe da sus primeros pasos por un bosque negro y morado, persiguiendo a un ciervo del que ya os hablamos en nuestras impresiones. No hay nada que te diga que esa es tu misión, pero el juego es capar de hacer saber a tu intuición cuáles son los pasos a dar. No tardamos mucho en relacionarnos con él, cantando. Sí, ese es el elemento principal del juego, nada de explosión ni peleas, ni siquiera diálogos en el sentido tradicional. Es más bien algo como Journey, que entra por la vista, no te cuenta nada y se maneja con facilidad. Cantar es la mecánica básica del juego porque Fe aprende una canción nueva cada ve que tiene que ayudar a un animal. A cambio, ellos le enseñan una habilidad que es elemental para agrandar un poco el mapa.

Mientras tanto, hay una música de fondo preciosa, más sutil que la del título de thatgamecompany. Pero es que es justo lo que pide, porque te va llevando adelante sin necesidad de auparte con una banda sonora épica. De vez en cuando sí despunta con algunas piezas muy bellas con influencia japonesa que no hubieran estado fuera de lugar en una película de Studio Ghibli. De hecho, hay ocasiones que nos hemos sentido como en un pasaje de El viaje de Chihiro, pero con titanes enormes que podrían haberse escapado perfectamente de Shadow of the Colossus. Se pueden tratar tantas líneas entre Fe y sus influencias culturales que al final el dibujo que queda en el lienzo es único, distinto a todas ellas. Un rato más tarde ya habíamos aprendido a planear y algo más adelante a escalar unos árboles que crecen en las patas de otro cierto, este gigantesco, que tenía algo para nosotros a la altura de su cabeza. Las vistas de lo alto son sobrecogedoras, recompensan el paseo, a pesar de que la sección de plataformas puede ser un poco frustrante porque si te caes, sea el punto que sea, hay que empezar de nuevo. Ocurre, y rompe todo el zen.

Fe, la fauna y la flora no son los únicos habitantes de este bosque, también están los Silentes. Son los malos de esta obra, seres que están atrapando a los animales, y no dudarán en hacer lo mismo contigo si te ven. Poco a poco vas descubriendo que hay una historia y un guión que seguir, que esta pequeña criatura tiene ante sí la enorme tarea de salvar este ecosistema. La narración es totalmente visual, mediante las relaciones entre personajes y también unas pinturas rupestres, más algunos flashbacks que se disparan al encontrar objetos. Un planteamiento que te hace ir forjando constantemente tu propia idea de lo que está ocurriendo a base de dudas y preguntas.

Vas a perderte por estas tierras, pero no es malo. Es una oportunidad para explorar un mundo abierto pintoresco y de conocer a criaturas nuevas. Una ocasión para encontrar escenas bellísimas y animales majestuosos, y de entretenerse un rato escondiéndose de los Silentes. También hay que recoger gemas moradas para ir aprendiendo más y más habilidades. Y salvar a los animales atrapados, para lo que se necesitan unos frutos de las plantas, que también escucha el canto. Poco a poco se va desenredando un mapa que al principio parecía muy cerrado, como un laberinto de puertas que se van abriendo

El concepto del canto es una decisión buenísima. Rompe con el silencio o el murmullo del lugar para recordarte que estás aquí, y es una herramienta de comunicación e incluso de rescate, porque si te pierdes un pequeño pajarillo vendrá en tu ayuda para mostrarte el camino. Sin embargo, sí hay que criticar que de vez en cuando pierde el pulso y se vuelve lento, incluso para una ambientación como esta. Es entonces cuando solo los escenarios logran rescatarte para seguir adelante y completar las 7 u 8 horas que dura.

Fe es bello, cautivador y artístico. Es ese tipo de juegos que se arriesga a disgustar a quienes buscan algo más activo a cambio de maravillar a quienes sí se dejan atrapar por su grandeza. Es raro y cercano, sencillo y frustrante, todo al mismo tiempo. Te confunde y te hace reflexionar, pero no necesita ni una sola palabra para lograrlo. Es una experiencia única, que ya tiene algunos referentes pero que no se parece en el fondo a las anteriores. Merece la pena dejarse embaucar por Fe.