Análisis de Fight Crab - Pelea de Cangrejos

2020 está siendo un año raro. Puede pasar cualquier cosa, hasta que te cruces por la playa con un par de cangrejos que han aprendido a utiliza armas y están planeando conquistar el mundo. Por suerte, esta historia no corresponde a nuestro mundo, sino al que ha inventado Calappa Games para Fight Crab.

Es un juego de combates en tercera persona con cierta inspiración en las peleas de sumo. No hay que golpear al oponente hasta destrozarlo, ni mucho menos hasta la muerte, pues la condición de victoria es conseguir que el crustáceo opuesto se dé la vuelta y reconozca tu superioridad física. Pero la cosa no es tan sencilla porque ser un cangrejo no es igual que ser un humano cuadrúpedo y simple.

Al mismo tiempo que prestas atención a tu rival, tienes que controlar las seis patas de este personaje para que se mueva de la forma más adecuada. Sin embargo, como bien sabrás, la forma de desplazarse de estos animales lo complica un poco, sobre todo para ir de frente. Por otra parte, hay que tener buen dominio de las pinzas, con las que puedes crujir hasta el más duro de los caparazones. Aunque su uso no acaba ahí, también sirve para engancharse a algo y para bloquear. Son, por tanto, ocho extremidades a tener en cuenta en medio de una batalla, y eso que aún no han salido a relucir las armas.

La mejor forma de salir al duelo es ir de cara y lanzar una buena oleada de golpes para que el oponente se debilite, porque cuanto más daño ha recibido más probable es que se dé la vuelta, al estilo de KO de Super Smash Bros. También puedes engancharlo con la pinzas para hacerle un buen destrozo, a la par que dificultas su movilidad. Lo que pasa es que esta acción te deja indefenso ante los ataques, así que no se puede abusar de ella. Con las pinzas se sujetan también las armas, específicas de cada escenario e ideales para hacer mucho daño o pegar desde un poco más lejos.

En cuanto a defenderse, hay que cruzar las pinzas para bloquear los golpes de los rivales y que así el porcentaje de daño recibido suba menos. No es un movimiento instantáneo, tu animal tarda un instante en ejecutarlo, así que hay que aprenderse bien el timing y planear bien cuánto utilizarlo. Al completar el entrenamiento ya debes estar bien preparado para empezar tu carrera y convertirte en el campeón mundial de UFC (Ultimate Fight Crab).

Ese paseo por el globo implica viajar por varias localizaciones, pues esta historia de superación lleva al personaje a lugares incluso legendarios. Empiezas en un charco entre las rocas y acabas luchando en el espacio o sobre el filo de Excalibur. La variedad también abarca a las especies, pues estos crustáceos no discriminan y se enfrenta incluso con langostas. No desprecies estas victorias porque después vas a poder utilizar a cualquiera de tus oponentes vencidos, siempre y cuando tengas suficiente dinero para desbloquearlos desde el menú de selección. La gracia está en cada personaje tiene unos valores estadísticos distintos que hace que sea más apropiado para determinadas zonas, como puede ser la resistencia al daño.

Otra forma de gastar dinero es invirtiendo en los cangrejos que ya tienes en tu repertorio, para que sean más efectivos y mortales. Pero es bastante caro y hay que hacerlo uno por uno, así que o eliges bien o se convierte en un proceso de grindeo para tenerlos todos al máximo nivel. Como era imaginable, con dinero también se compran armas una vez que ya han aparecido en un escenario del campeonato. Son de lo más absurdo vistas en unas pinzas, como shurikens, cadenas, un revolver o la propia Excalibur.

Hace que hacer un uso sensato del dinero y decidir bien cómo gastarlo si no se quiere repetir mucho cada combate, porque en Fight Crab la dificultad es creciente con la historia. Te puedes encontrar con un rival que porta un arma con el que es muy difícil meterle mano si no vas bien preparado. Y ya ni hablamos de lo difícil que se vuelve con los modos de dificultad subsiguientes. Aunque el título siempre deja una vía de escape para poder avanzar sin tener que gastar demasiado. La última vía de escape es el poder de la amistas, es decir, su modo cooperativo para dos personas.

Una de las partes que más me han gustado del juego es la audiovisual, que rinde homenaje a Street Fighter y a los juegos de lucha arcade más antiguos. Hay un montón de efectos retro muy básicos, bandas sonoras potentes con corte muy nipón, así como ese "fight" al comienzo de cada duelo que suena como música en mis oídos. Su aspecto en sí no es anticuado, para un fan de los juegos de peleas de toda la vida como yo, el diseño da en el clavo.

Sin embargo, en Fight Crab también hay peros. La idea y la presentación están bien, pero si los Street Fighter, Mortal Kombat y Smash Bros. han pasado a la historia es por cómo se juegan. Este, sin embargo, es difícil de controlar de forma eficiente, y si es bien cierto que ahí reside la gracia, no termina por ser tan divertido cuando estás intentando ganar. Además, también hay un problema de ritmo por la limitación de la movilidad y cómo provoca que los duelos sean en cierto modo lentos. En este sentido, no logra transmitir la intensidad que requiere un juego de lucha.

Al final, Fight Crab lo que consigue es ser un juego divertido. El diseño es brillante y nostálgico, el combate es original a más no poder y el mundo conquista por sus rarezas. Pero sus propias mecánicas no invitan a jugarlo tanto, tanto, ya que se hace un poco pesado. Tu pasión por lo absurdo va a tener mucho peso a la hora de decidir si te haces o no con este juego de Nintendo Switch y PC.