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Análisis de Gravel

Milestone ha probado a hacer un juego de conducción distinto, de conducción arcade como los antiguos pero de aspecto moderno. Veamos qué tal.

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Hay dos cosas fundamentales para tener una buena vida en la tierra, que no se pueden dejar escapar bajo ninguna circunstancia y no pensamos en ellas tanto como deberías. Son, claro está, la velocidad y el barro. Dos cosas que al menos pide nuestro cuerpo para poder disfrutar de una buena sacudida de vez en cuando. Dos cosas que Milestones pone a nuestra disposición en Gravel, su nuevo juego de conducción arcade.

Hace tiempo que venimos siguiendo la pista a este juego que utiliza elementos que pueden sonar un tanto raros para que la conducción no sea como la conocemos hasta ahora. Por una parte, los circuitos aparecen sobre un mundo abierto, a lo Forza Horizon. Por otra parte, el modo carrera cuenta una historia que poco tiene que ver con los campeonatos tradicionales. Todo Gravel está estructurado en torno a un programa de televisión ficticio llamado Off-Road Masters. Pero lo que va debajo es muy clásico, porque lo único que requiere es ganar estrellas en las carreras para ir desbloqueando circuitos y pruebas adicionales.

De vez en cuando entra otra vez el espectáculo en escena en algo así como un enfrentamiento contra un jefe, que son en realidad pilotos muy famosos con nombres molones como Scott Parker. Cada uno se presenta con un numerito más propio de la WWE. Parker, por ejemplo, surge entre explosiones de colores tocando la guitarra bajo su gorra de camionero. Este es el contexto general, y más allá de que sea cutre, se nota que esto no es lo que Milestone sabe y quiere hacer, parece más bien algún tipo de lío en el que le ha metido el departamento de marketing después de hacer un test grupal o algo así.

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Gravel

Más allá de este ambiente adolescente, el modo historia de Gravel está bien estructurado. Aunque tenga tanto del formato tradicional, se olvida de darte paseos por su mundo abierto en busca de las misiones o de cartelitos que romper para ganar puntos de experiencia y dinero. Se divide en 15 episodios que van alternando varios tipos de competición, ordenados con lógica pero no por ello de forma aburrida. No hay ninguna que sea revolucionario ni sorprendente, como el resto, todo entra dentro de lo común: carreras comunes, por eliminación, contrarreloj y un modo "smash-ups" en el que, ahora sí, romper cosas. Al final es el más divertido porque requiere reflejos y paciencia, bien planteados.

Hay otro recurso extendido en los juegos de conducción actuales del que Milestone ha pasado con muy buen criterio y es el del garaje. Aquí no hay que acumular recursos para comprar coches nuevos, ni partes para mejorar los actuales, ni decoración, ni tunning, ni secretos ocultos. Es un sistema de evolución directo que funciona a base de número de estrellas y de puntos de experiencia: si los tienes puedes avanzar, si no tienes que repetir.

Gravel
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Un tema distinto es el del comportamiento del vehículo, su respuesta a la conducción y al terreno. Gravel es todo lo contrario de un juego, realista, es un arcade puro y duro de esos de respuesta rápida y rebote exagerado como los viejos Sega Rally y Motorstorm. Qué importa si estás conduciendo una camioneta pick-up o un Mitsubishi Lancer Evo de rallies, todo se maneja igual, con un agarre a la superficie que a veces parece cero. Se nota que es a propósito y ha quedado bien, es divertido controlarlo, aunque se echa de menos un poco más de peso en los vehículos.

Con juegos como Ride y su secuela, Moto GP o los viejos WRC a sus espaldas, nos hacemos una idea de lo que esperar técnicamente de este equipo y por desgracia esta vez no ha cambiado. Estamos de nuevo ante un título que visualmente está un escalón por debajo de lo que pueden hacer Polyphony Digital, Playground Games or Ghost Games. Falta más nivel de detalle en los coches y la iluminación es muy simple, pobre. Ni siquiera la gravilla que van soltando las ruedas, que da nombre al producto, es creíble. Lo bueno es que está bien optimizado en las tres plataformas para las que salen, algo que parece que últimamente no consigue todo el mundo, y eso contribuye a disfrutar de esa buena sensación de velocidad que transmite.

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¿Os gustan las Spice Girls? ¿Os gustaría que se reconvirtieran en una banda de metal? Si la respuesta a estas dos preguntas es sí, entonces disfrutaréis de su banda sonora. Entre lo cutre que es el show que quieren montar y la BSO, dan pocas ganas de jugar con el volumen alto, y eso en un título de conducción debe ser justo al contrario.

Pero bueno, a pesar de que técnicamente es mejorable, no podemos negar que nos lo hemos pasado bien con su conducción arcade, esa que tanto nos recuerda a los juegos de velocidad de antes. Además, ese planteamiento tan sencillo y directo le hace un favor, porque ya que no tienes de lo que presumir, no te compliques. Distinto a todo lo que hay, y ese es su punto fuerte.

Gravel
06 Gamereactor España
6 / 10
+
Conducción alegre y divertida. Muy buena sensación de velocidad. Pruebas y circuitos con bastante variedad.
-
Gráficos sosos y pobres. El show que monta es cutre. La música es terrible. La conducción mejoraría si los coches tuvieran más peso.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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