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Homefront: The Revolution

Homefront: The Revolution - impresiones co-op Modo Resistencia

Nos hemos puesto a los mandos de la mitad cooperativa del nuevo FPS de Deep Silver Dambuster.

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Deep Silver Dambuster está viviendo todo un largo viaje con Homefront: The Revolution. Se trata de un juego que lleva varios años en desarrollo, y durante todo ese tiempo ha tenido que soportar la incordiosa supervisión de tres publicadoras diferentes (THQ, Crytek y ahora Deep Silver / Koch Media). Con todo, pese a las turbulencias, el 'reboot' de la franquicia se ha mantenido en las oficinas del mismo grupo de desarrolladores, de modo que quitando los cambios en el nombre del estudio y en el control de la editora, la visión esencial con la que se concibió en su día ha resistido hasta ahora y se mantiene con fuerza.

Ya empezamos a cubrir la porción en solitario del juego el año pasado (impresiones con la campaña de Homefront: The Revolution, por lo que no vamos a volver a lo que ya contamos, más allá de repasar brevemente de qué va el juego. En un escenario hipotético del futuro próximo en el que Estados Unidos está ocupada por Corea del Norte (los tronchantemente denominados "Norks"; en algunos países lo entenderán como abreviatura de norcoreanos, mientras que en otros, sobre todo en las revistas de señoritas inglesas de mediados de los 90, usaban la palabra para referirse a un par de tetas), los jugadores tienen la misión de luchar contra el régimen opresor que ha invadido una Filadelfia que aparece arrasada por la guerra.

Tras esa introducción, ahora ya nos podemos centrar totalmente en la parte cooperativa del juego, el Modo Resistencia. Según los desarrolladores que nos atendieron amablemente durante el evento de pruebas al que asistimos en Londres, las misiones co-op -habrá sobre una docena de lanzamiento- se sitúan cronológicamente tras los sucesos acontecidos en la campaña, pero se pueden jugar en cualquier momento. Se supone que cada una de las misiones es única, pero sólo pudimos probar tres de ellas, de modo que ya veremos cómo han quedado las otras nueve con el producto final. Nuestras impresiones a los mandos se basan por tanto en esas tres misiones, que jugamos varias veces y en distintos niveles de dificultad.

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Para nuestra demo nos sentamos en PC para 'gaming' repartidos en grupos de cuatro, y en seguida nos pusimos a seleccionar personajes y a toquetear su equipación a través de un robusto abanico de opciones de personalización. Además de esto también hay un montón de ítemes estéticos que sirven para diferenciarte aún más durante las misiones, y luego hay objetos que mejoran tus posibilidades en combate. De hecho, la 'customización' de armas es una de las características más impresionantes de lo que hemos visto hasta ahora; puedes alterar tu arma mediante acoples en cualquier punto de un nivel. Debes ceñirte a tu elección de arma primaria y secundaria antes de empezar cada misión, pero eso no tiene que ser un problema porque la cantidad de acoples posibles para cada una garantiza que cuentes con flexibilidad a mitad de la partida.

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En el sistema de progresión, conforme vas jugando vas ganando XP y créditos para invertir en skills/perks (habilidades/ventajas) y para desbloquear cajones aleatorios que vienen con diversos objetos in-game, incluyendo nuevas armas y acoples para tu arsenal ya existente. Nos dio la sensación de que había gran variedad cada vez que abríamos una caja, pero el tiempo dirá cuánto tiempo hace falta 'grindar' para conseguir los créditos necesarios para comprar las cajas... y luego tener suerte y que te salgan las armas más deseadas.

Los objetivos en las misiones -al menos en las que jugamos- resultaron poco inspirados. Nos encantaría no llevar razón al final, pero por lo visto no hubo objetivos particularmente dinámicos por los que luchar. En otros juegos de temática similar mantienen la frescura cambiando tu objetivo o alternando entre distintos lugares, al tiempo añadiendo rejugabilidad, pero de momento y hasta donde podemos decir no existe algo similar en Homefront, lo que nos deja la duda de qué provocará la inspiración para jugar una y otra vez.

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Lo que sí es cierto es que las tres misiones fueron bastante diferentes entre sí. Una nos pedía que activáramos unos servidores para poder dar con un escuadrón de francotiradores. Otra consistía en retirarse hasta una posición defendible y desde ahí repeler unas cuantas oleadas de enemigos. La última nos puso a "liberar" un convoy de camiones y defenderlos en su camino hasta un objetivo final. Todas son efectivamente únicas dentro del propio juego, pero quizá nada del otro mundo en cuanto a originalidad en el género.

Un factor que esperamos sí sea capaz de aportar rejugabilidad a estas misiones es la creciente dificultad. Según van atravesando los equipos cada nivel, mayor es el número de enemigos tozudos que irán apareciendo en oleadas cada vez más peligrosas. Los equipos deben, por tanto, mantener las líneas juntas y trabajar de forma cohesiva si quieren sobrevivir. Existen varios tipos de enemigos, pero nada que se desvíe demasiado de la norma establecida. Los vehículos, en cambio, aportan ciertamente algo más a la mezcla; por ejemplo, hay unos drones pequeños de cuatro ruedas que se llaman Wolverines y que acompañan a las unidades de soldados a pie. Estas máquinas pueden hacer que una patrulla reducida sea mucho más peligrosa, y cuando sube la dificultad y se suman unidades mucho más desafiantes al grupo, estos drones armados pueden conformar el núcleo de un séquito letal (a no ser que, naturalmente, seas capaz de volverlos en contra de sus controladores humanos mediante una acertada -y quizá algo exagerada en potencia- granada de pulso electromagnético EMP).

Visto todo esto, la experiencia dinámica multijugador debe surgir del gameplay sistémico. Aquí encontramos potencial para la creatividad, con muchos sistemas situados por capas solapadas sobre otros e interactuando de forma convincente entre sí. Nos gusta en particular el hecho de que puedas, si tienes las herramientas y la destreza, apostar por un enfoque sigiloso, si bien queda por ver si esta táctica será viable en dificultades altas. Lo que está claro es que hay un gran despliegue de posibilidades de actuación en cualquier momento de la partida, y que las opciones tácticas se multiplican en cuanto más jugadores entran en el equipo.

Homefront: The RevolutionHomefront: The Revolution

Usando las herramientas que tienes a tu disposición, como las granadas o los PEM, puedes afrontar los obstáculos a tu manera. Los vehículos armados llevan depósitos de gas en la parte trasera en forma de talón de Aquiles explosivo, y las tropas que se apretujan tras la cobertura son vulnerables ante un buen cóctel Molotov. También hay verticalidad en los mapas y edificios en los que puedes entrar, lo que permite más posibilidades e improvisación. Si sumas los vehículos (también probamos unas ruidosas motos) tendrás una decente mezcla de elementos. Quizá las zonas donde suceden las misiones son un pelín restrictivas de más, porque en más de una ocasión tuvimos que abandonar nuestros intentos de flanquear a un rival a causa de una cuenta atrás que nos pedía que volviéramos a la batalla (como te puede pasar, por ejemplo, en Star Wars Battlefront). Dicho esto, en general percibimos un margen interesante para expresarnos en la partida.

Y otra cosa que nos gusta sin duda es la decisión de lanzar contenido postlanzamiento como descarga gratis. No sabemos aún de qué se trata, ni si será buen material, pero agradecemos la idea de seguir trabajando en el juego e intentar complaciendo a la comunidad según estén disfrutando del producto de serie. Así podrán recompensar durante el año siguiente al lanzamiento a los que compren el juego. Por otro lado, también tenemos que confirmar que habrá microtransacciones, pero Dambuster nos aseguró que los micropagos sólo servirán para acelerar la progresión, lo que debería significar que no son intrusivos.

Tras jugar las tres misiones cooperativas salimos con ganas de ver más. Por un lado parece una aventura 'sandbox' bastante rica de posibilidades, apoyada en un gameplay sistémico que deja actuar y expresarse a los jugadores. Por otro, todavía no sabemos si tendrá suficiente variedad como para invitar a jugar muchas veces, algo esencial en este tipo de juegos. El potencial está ahí para una experiencia co-op profunda y con gancho, pero tendremos que esperar a jugar al título completo antes de dictar conclusiones. Mucho depende aún del poderío de la campaña en solitario, aunque también podemos imaginar que muchos jugadores le sacarán más jugo a esta porción colaborativa del Modo Resistencia, y lo cierto es que con un par de amigos sumándose a la partida puede salir algo bastante bueno.

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