Análisis de Just Dance 2016

Just Dance creció de la mano de Wii, y desde entonces ha dado muchas horas de entretenimiento en millones de salones. El mando con sensor de movimientos hizo que transferir el baile al juego fuera más sencillo, en cierto modo, parecido al karaoke. Al principio puedes tener la impresión de que estás haciendo el tonto, da un poco de vergüenza, pero al final te das cuenta de que es liberador. Esto no va de hacer algo perfecto, sencillamente de pasárselo bien haciéndolo. Y Ubisoft conse haguido hacer un juego muy robusto, simple a la par que profundo.

Para esta nueva entrega, Just Dance 2016, el equipo ha vuelto a buscar por dónde meterle novedades y ha encontrado algunas que benefician sobre todo a las versiones de nueva generación, Wii U, PS4 y Xbox One, que encajan en los cinco nuevos modos de juego. Como por ejemplo Dance Party, una competición por la máxima puntuación en lo que antes era solo competitivo; o el modo para una persona Dance Quest que se parece más a una aventura por niveles y que te obliga a enfrentarte contra oponentes controlados por la máquina en rondas de tres canciones aleatorias. Conseguirlo no solo implica avanzar en ese modo, es la forma de desbloquear más temas y más personajes.

El que repite es el modo fitness, aunque esta vez está más abierto para que cualquiera pueda crearse su rutina con las canciones que prefiera, con un mínimo de tres. El sistema va calculando el número de calorías consumidas por el baile por estimación, en base al tema, así que no es preciso para tomárselo más allá de como recomendación.

Si por algo se hizo popular esta franquicia fue por la cantidad de gente que subía sus vídeos a Youtube para enseñarse moviendo el culo (y especialmente un trío de mujeres entradas en kilos que atrajeron una legión de seguidores), y sus creadores no dejan de poner facilidades al respecto. Con World Video Challenge puedes subir tus sesiones a la red para que cualquier persona del mundo compita contra ti, tanto en puntuación como en estilo porque la cámara (solo Wii U la incluye por defecto) se encarga de grabarte y después se lo muestra a tus rivales. Incluye una opción más moderada para que solo puedan acceder a tus actuaciones las personas de tu lista de amigos.

Otra de las novedades de esta edición está en Just Dance TV. Ubi creó su propio YouTube interno para que jugadores y espectadores no tengan que salirse del juego para ver a otros bailar. Ahora, con el modo Showtime, el sistema toma imágenes aleatorias y las monta para formar algo menos aburrido, más parecido a un videoclip, que se puede compartir en JDTV o en redes sociales. Está limitado a tan solo diez canciones y los montajes que hemos visto no nos han gustado demasiado, aunque es una buena idea sobre la que seguir construyendo.

Quizá la novedad más importante está fuera del juego, en el sistema de control. Los desarrolladores han logrado conectar las consolas con los smartphones iOS, Windows Phone y Android a través de la aplicación Just Dance Motion Controller, que utiliza el sensor del teléfono como mando, idéntico a un Wiimote. Esto ha permitido ampliar el número de personas conectadas a una misma partida y ahora hasta seis pueden hacer una coreografía al mismo tiempo. Eso sí, esta app bloquea la multitarea del móvil. Por cierto, su reconocimiento de los movimientos es igual que con el resto de mandos, es decir, malo y aleatorio. Pero eso ya lo sabíamos, es la dinámica de Just Dance, en la que al menos todo el mundo lo hace regular aunque esté sentado y agitando el mando mientras habla con alguien al lado.

Como Activision en GHTV, Ubi también se ha montado un videoclub online para hacer caja con su franquicia. Se llama Just Dance Unlimited y es un servicio de suscripción en el que van a estar disponibles todos temas de las entregas anteriores y algunas exclusivas. Por el momento hay 150 y subiendo. Es bastante caro, aunque se puede ahorrar con bonos trimestrales y anuales (40 euros el más largo).

Sin embargo, Just Dance Unlimited es un mazazo para los seguidores más fieles de la saga. Hay gente que tiene en su estantería cada versión, que lo ha comprado año a año, y a la que ahora se le pide dinero por tener otra vez la misma coreografía. Es como pagar por no cambiar el DVD. Por supuesto, para los novatos es toda una ventaja porque el listado de temas de este año es, desde nuestro de punto de vista, de los más flojos que ha tenido.

Este puede ser uno de los puntos de debate más intensos porque estamos hablando de gustos, pero hay que decirlo. En el título vienen 41 temas, la mayoría de pop internacional, más algunas producciones de videojuegos, otras de Disney y ciertos bailes étnicos. Es cierto que están los artista de moda como Jason Darulo, David Guetta o Shakira, pero en muchos casos no son sus mejores opciones y tampoco las coreografías transmiten tanto como en otras ediciones. Aunque esto podría tener mucho que ver, precisamente, con el párrafo anterior.

Al final, Just Dance se define por sus temas y por sus bailes, y es justamente aquí lo que más flojea si no se paga el precio extra de la suscripción. El sistema de reconocimiento de movimientos es tan flojo como siempre aunque se agradece mucho la inclusión de los móviles, y el repertorio de modos y opciones para compartir y sociales no deja de crecer. Al fina, esta edición 2016 nos deja un mix de sensaciones que solo arreglaría tener la suscripción de por vida al servicio de demanda.