Ubisoft está atravesando uno de los periodo más conflictivos en la empresa, un particular #MeToo desde dentro y desde fuera a partir de las denuncias públicas y anónimas de multitud de trabajadores y extrabajadores de la empresa. El objetivo, unos directivos acosadores, machistas e irrespetuosos que han empezado a salir por la puerta sin negar la evidencia. Tras varias dimisiones/despidos, finalmente el presidente Yves Guillemot ha tomado la palabra.
Fueron los trabajadores quienes denunciaron los abusos y provocaron los despidos de altos cargos como Serge Hascoët, Yannis Mallat o Cécile Cornet. Y tras artículos como los Liberation o Bloomberg, que explican, por ejemplo, cómo desde arriba se forzó al equipo de Assassin's Creed Odyssey a meter a Alexios en un título pensado para Kassandra "porque una mujer no vende" o cómo un vicepresidente ponía sonidos sexuales cuando la única mujer en una reunión repleta de hombres se iba al baño, se han movido fichas mayores.
Con los vicepresidentes Tommy François y Maxime Béland suspendidos temporalmente, Guillemot ha aparecido en un vídeo enviado a sus 18.000 empleados de todo el mundo para pedir disculpas y también agradecer a quienes han dado el paso adelante para denunciar y contar sus historias de abuso y acoso, de las que ha asegurado no saber nada.
La intención de esta comunicación va más allá. Quiere servir como respuesta a este fenómeno y como primera medida ha anunciado una mejora del departamento de Recursos Humanos, que consiste en dar más poder a los managers para que puedan informar directamente a la Junta y evitar así que sus reclamaciones se vean bloqueadas por un escudo de los poderosos como era el caso de Cornet. Al mismo tiempo, van a profundizar en labores de inclusión y diversidad y a fomentar el bienestar en el trabajo. Incluso ha hecho mención a acabar con el crunch, la explotación laboral por sobreesfuerzo.
El esfuerzo de los trabajadores de Ubisoft que han dado la cara se ha visto recompensando.