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Análisis de Minit

Puedes compactar muchísima diversión en solo 60 segundos.

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La partida de Minit puede ser breve, pero hace que esos 60 segundos merezcan la pena. Tras encontrar una espada en una playa, cae sobre el personaje del jugador una maldición que provoca que reviva su muerte cada minuto. Suena estresante, es cierto, o al menos en teoría. Pero estas limitaciones crean un ciclo muy adictivo en el que la velocidad y las repeticiones son la clave. Ahogado en ese miedo a la muerte, destruyes la fábrica de la que salió esa espada para tratar de librarte de ese horrible destino de una vez por todas.

La jugabilidad de Minit recae especialmente en la resolución de puzles y en la exploración, aunque también hay algo de combate sencillo. Tiene un estilo metroidvania, en cuanto a que hay que conseguir algunos ítems para poder pasar por algunos sitios de su pequeño mapa. Te pasas la mayor parte del tiempo interactuando con los personajes PNJ y buscando la manera de conseguir ese objeto. Muchas de las veces, mediante ensayo y error. Cargándote unos cuantos cangrejos para ayudar al restaurante local, por ejemplo, tiene como premio una taza de café que, a su vez, otorga la fuerza necesaria con la que mover unos bloques de hormigón que bloquean un camino.

Es curioso que sea esa restricción donde reside gran parte de su encanto. Esa impaciencia que te mete en el cuerpo al saber que solo tienes unos cuantos segundos para completar la tarea que toque es muy adictiva, y la sensación de que se ha quedado algo pendiente te fuerza a volver una y otra vez a donde lo dejaste. También te obliga a ser muy cuidadoso con los recursos y buen planificador, revisando las ideas con cada nuevo paso dado. Esa vertiente ensayo y error es la que desafina un poco, sobre todo por forzar a viajar varias veces a un mismo punto, pero cuando hay variedad da bastante más igual.

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Las casas seguras son el punto de paz y tranquilidad, el lugar al que se vuelve después de la muerte. Y con el tiempo incluso se consigue un teletransporte para ir de una a otra al momento. También ofrece la función contraria, que es 'matar' al personaje antes de los 60 segundos para no tener que perder los segundos de espera si en ellos no da tiempo a nada. Mejor vamos a decir que es reiniciar. Tampoco es que hayamos tenido muchos contratiempos a la hora de llegar al destino fijado porque entre esos apoyos y el gran diseño del mapa, la navegación es una gozada.

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El combate es probablemente el punto más débil del juego. Con un botón atacas de forma simple, y con el paso del tiempo ganas la habilidad de lanzarla como un boomerang. Pero solo están estos dos métodos de ataque y apenas hay variedad de enemigos contra los que ponerlo en práctica. Al menos todo funciona de forma correcta y fluida, sin picos de dificultad absurda. Podemos entender que la batalla sea algo secundario, pero ya podían haberla hecho un poco más entretenido, sobre todo porque hay algunas que se repiten bastante.

Cuando vas jugando, poco a poco vas teniendo flashazos que te hacen pensar en títulos antiguos de The Legend of Zelda. Puede ser debido a esa presentación minimalista de Minit y a su perspectiva cenital. Su estilo visual monocromo y su música chiptune son un viaje al pasado, a los tiempos de Game Boy. Eso no impide que sea capaz de contar muchas cosas, algunas con un gran sentido del humor. Hay un PNJ capullo, por ejemplo, que desenvaina tan despacio como puede para ponerte de los nervios.

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Como era de esperar, la aventura completa es bastante corta, de unas dos horas. Después hay algunos coleccionables, misiones secundarias e incluso un modo Game Plus que hace que sea más difícil, como era de esperar, porque solo hay 40 segundos por vida y cambia toda la colocación de los objetos. También hay unos retos como por ejemplo ver cuántas veces te lo puedes pasar. Es una pena que termine tan pronto, pero con lo barato que es tampoco se le puede echar en cara.

Repleto de encanto y de genial sutileza, este pequeño indie sabe jugar mejor que nadie con el tiempo. Es toda una lección de uso de eso que tanto se valora hoy en día, también en los videojuegos. Nos han encantado sus gráficos y su música retro, y solo nos hemos quedado algo a medias con el combate, aunque es trivial en el desarrollo de las partidas. Para pasar un buen rato, o unos cuantos buenos ratitos.

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08 Gamereactor España
8 / 10
+
Ese loop de micropartidas es muy adictivo. Buenos gráficos a lo Game Boy. Un gran sentido del humor.
-
El combate es solo y monótono. Relativamente corto. Abusa de situaciones de ensayo y error.
overall score
Media Gamereactor. ¿Qué nota le pones tú? La nota de la network es la media de las reviews de varios países

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ANÁLISIS. Autor: Kieran Harris

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