Análisis de MotoGP 10/11

MotoGP 09/10 era un poco de broma. No sólo porque el título del juego pareciera el reflejo de la nota que nunca alcanzaría en las críticas, sino también porque no se tomaba nada en serio. Sólo recomendable para los que tenían mucho mono de ponerse el mono, olvidaba la simulación para proponer un paseo en scooter: lento, feo, facilón y sin emocionantes sensaciones. Bien, no es que MotoGP 10/11 merezca un 10 ni nada de eso, pero sí que consigue devolver la serie a la gloria con una oferta más que notable.

Monumental deja de pagar la novatada y encuentra las claves para mejorar. Está bien que hayan empezado por las físicas y el manejo, pues estas motos se acercan más a las máquinas indomables de la competición que a las que cogerías para ir a por el pan. Un interesante y rápido tutorial es también muy necesario si crees que tras el paseo del año pasado controlarás este juego "sin manos". Buscar la simulación implica ese proceso de aprendizaje por parte del jugador, y aunque pueda parecer muy complicado al principio, el nuevo sistema va descubriendo poco a poco que lo que hay aquí es más profundidad y posibilidades.

Quizás la sensación de peso de la máquina o su relación con el asfalto aún no alcancen el realismo de otros juegos de velocidad como Forza Motorsport 3, pero es otro punto en el que el estudio va por el buen camino. Ya sabes: activa las guías y hazte con un control mucho más sensible, teniendo en cuenta los dos frenos, la posición del piloto, la inclinación... Desde ahí te queda mucho, mucho para poder desactivar las asistencias por completo, pues hacerse con una moto en plan realista es tan difícil como en la realidad, y eso nos gusta.

La mejorada sensación de velocidad y los sonidos que ya no son de juguete aportan lo suyo en la inmersión, aunque es cierto que el apartado gráfico aún no cumple totalmente en ese mismo papel, y menos comparado con los mejores juegos de coches. Los fondos siguen siendo sosos, las texturas artificiales y a los modelos les falta detalle. Pero no es lo más importante, ni lo más urgente para arreglar en la serie.

Por eso estamos contentos cuando un juego deportivo que tiene ediciones anuales pega un gran cambio a mejor. Es cierto que en desafío ha ganado muchos enteros, pero entendemos que si la dificultad se basa en habilidad y dominio del sistema, siempre significará más y mejor diversión.

Una vez te sientas más o menos bien sobre la moto y seas capaz de terminar vueltas sin dar con las costillas en la grava, será el contenido del disco el que te mantenga pegado al manillar virtual. En este sentido tampoco se han quedado cortos en Monumental. Nada especialmente remarcable en el modo carrera, pero encuentras un largo trayecto desde las cilindradas menores hasta las MotoGP. Eventos, algo de gestión del equipo, mejoras en base al estilo de conducción... Un modo carrera (o Modo Historia) con todas las de la ley para repasar el juego de cabo a rabo, siempre mejor que el aún insulso Modo Desafío.

Interesante también es que puedas jugar la "campaña" con un colega, con la pantalla dividida. Da un nuevo sentido estratégico a las tardes con un juego de motos, que ya no hay que limitar a carreras competitivas sueltas. Y hablando de colegas, los 20 corredores online siguen ahí en una modalidad que va casi tan rápida y (de momento) tan bien como los menús para el juego en solitario.

MotoGP terminó la pasada temporada pasando desapercibido, cuando en el deporte real triunfaban los españoles y las motos se ponían más de moda. Por suerte, el trabajo del estudio ha completado una oferta más que digna para esta temporada, que divierte y lava la imagen de la franquicia. Es de lo mejor en motos que hay ahora mismo, y aunque aún se puede mejorar, tiene contenido para rato y se controla de forma mucho más satisfactoria y realista.