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Mount & Blade II: Bannerlord

Mount & Blade II: Bannerlord - impresiones Acceso Anticipado

Volvemos a recibir la llamada de Calradia una década después. ¿Ha merecido la pena la espera?

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Cuando se lanzó por primera vez Mount & Blade en 2008, ya ofrecía una simulación casi completa de la vida de un señor durante la guerra medieval. Podíamos reunir tropas de las aldeas para luchar en batallas épicas, ayudar u oprimir a los débiles, darle relevancia a nuestro nombre y conseguir cada vez más poder, ser el vasallo de un soberano o incluso finalmente conseguir nuestro propio territorio. Aunque el título era bastante basto, se convirtió en una de las experiencias medievales más memorables.

Más tarde, a este título le siguió Warband, que nos ofreció nuevos planteamientos, como convertirnos en nuestro propio rey y otras muchas características que han persistido hasta la secuela que acaba de salir en acceso anticipado en Steam, Mount & Blade II: Bannerlord.

Al igual que su predecesor, Bannerlord nos llevará de vuelta a Calradia, una vasta tierra medieval repleta de reinos hostiles. Se ambienta 200 años antes de Warband, tenemos ocho facciones con las que podremos jugar y cada una con unidades y equipos únicos. Sin embargo, hay tres facciones (el Imperio del Norte, el Imperio del Sur y el Imperio del Occidente) que tienen unidades similares. Al tratarse de un sandbox, podremos hacer lo que queramos. ¿Convertirnos en campeones de la guerra y los torneos? Por qué no. ¿Y en un rico mercader con un ejército de guardaespaldas? Por supuesto. ¿O qué tal si nos coronamos como el rey de esta tierra devastada por la guerra? Esto costará un poco más, pero es posible. ¿Casarse con un noble y tener hijos? Si es lo que nos apetece... ¿Y por qué no todo a la vez?

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Mount & Blade II: Bannerlord
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Como primera impresión, podríamos decir que Bannerlord nos ha resultado bastante familiar. Comenzamos en un campo de entrenamiento y nos familiarizamos con los controles, que eran más o menos iguales que los anteriores. Tras un corto tutorial (que podemos saltarnos por completo) en el que tendremos que atacar un cuartel general de bandidos, nos sueltan en el mundo abierto de Calradia y el resto tan solo depende de nosotros.

Al principio fuimos demasiado confiados e intentamos luchar contra los bandidos usando nuestra antigua estrategia que, básicamente, consistía en atacar primero en solitario, al más puro estilo Rambo, para intentar reducir el número de oponentes. Sin embargo, resulta que la IA ha mejorado y, aunque nuestras tropas ganaron, nuestro personaje, quien todavía tenía tan solo una fina armadura, se pasó parte del encuentro fuera de combate. Así pues, tuvimos que dirigir a nuestro ejército desde una camilla mientras pensamos que, aunque el título nos resultaba muy familiar, también tendríamos que aprender mucho.

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Mount & Blade no proporciona ninguna guía clara sobre lo que tenemos que hacer o adónde ir, ni siquiera sobre el objetivo del juego. De hecho, aunque en Bannerlord hay una línea de misiones principales que nos guían hacia ciertas actividades, no es necesario seguirla para poder disfrutar del juego, aunque hace que disfrutemos de la experiencia un poco más. Por ejemplo, una de las primeras misiones es encontrar y preguntar a los nobles, quienes se encuentran repartidos por todas partes, sobre una valiosa reliquia de Neretzes. Esto hará que exploremos, conozcamos gente nueva, reclutemos tropas de los pueblos y conozcamos el sistema de comercio entre otras muchas cosas.

Sin embargo, encontrar a los nobles necesarios para completar la misión no fue fácil. Pasamos las primeras ocho horas haciéndolo y no fue muy divertido, así que cada dos por tres nos deteníamos para perseguir a saqueadores, comerciar, jugar a juegos de mesa, completar misiones secundarias y participar en torneos. Todo esto sin mencionar que para encontrar a los nobles hay que usar la enciclopedia del juego, que por alguna extraña razón no se puede ver en la interfaz principal, debemos acceder a ella a través de la tecla N, aunque debemos decir que llegamos a esa conclusión tras verlo en la configuración. Por suerte, contamos con una comunidad muy activa, así que las respuestas que busquemos pueden estar ahí fuera, aunque algunas tendremos que encontrarlas por nosotros mismos. Bannerlord tiene tantas características ocultas que, si los desarrolladores las presentaran mejor, la experiencia sería mucho más agradable y divertida. También debemos tener en cuenta que el título se encuentra en acceso anticipado, así que todavía podremos ver varias mejoras, sobre todo en los tutoriales.

De todos los elementos del juego, uno de los que destaca es el sistema de comercio. Escucharemos rumores sobre el mercado cuando vayamos de una ciudad a otra y podremos ver los precios de ciertos productos y compararlos con los de las otras ciudades que hayamos visitado. Así sabremos qué producto debemos comprar qué lugar y en qué otro venderlo. No obstante, al principio sólo obtendremos algo de calderilla, ya que tampoco tendremos mucho capital; una vez tengamos más fondos y un inventario más grande, las ganancias aumentarán. Al final, el comercio acabó siendo nuestra mayor habilidad, ya que es la actividad que realizamos con más frecuencia.

Mount & Blade II: Bannerlord
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No obstante, el dinero no es lo único importante en Bannerlord, existen otras "divisas" en el juego a las que tendremos que prestar atención, como el renombre y la influencia. Los puntos de renombre son importantes al construir nuestro clan y actúan como una especie de puntos de experiencia para el nivel del clan. Al acumular renombre (gracias a las batallas, los torneos o incluso al ganar juegos de mesa contra los nobles), nuestro nivel de clan irá subiendo poco a poco y conseguiremos varias bonificaciones de estadísticas para el grupo. El nivel del clan también determinará si podemos construir o no nuestro propio reino o convertirnos en vasallo de otro. Por otra parte, también está la influencia. Si tenemos mucha podemos, por ejemplo, reclamar un feudo que acabemos de tomar junto a nuestros aliados como nuestro. Hay varias maneras de aumentar la influencia, aunque la más obvia es luchar contra las fuerzas reales enemigas o los bandidos.

El título ofrece muchas batallas, aunque los más veteranos notarán que el sistema de combate es bastante similar a los anteriores. Obviamente hay cambios, el más notable es la mejora de la IA de grupo (el combate uno contra uno sigue siendo relativamente fácil), por lo que los jugadores deberán jugar más con la estrategia y los comandos en el campo de batalla. Por desgracia, el juego solo nos permite practicar el combate en solitario, así que tenemos que aprender los distintos comandos para las tropas durante la batalla. Si habéis jugado antes a Mount & Blade, o incluso a la franquicia Total War, jugaréis con ventaja, pero si no, estaréis solos.

Afortunadamente, si el combate no nos importa demasiado, existe una opción para que el juego simule la batalla. TaleWorlds le ha prestado más atención a la simulación gracias a una habilidad, la estrategia. Así pues, cuanto más nivel tengamos, más ventaja obtendremos al simular un combate, lo que a su vez nos dará más experiencia para esa habilidad concreta. Teniendo esto en cuenta, creemos que Bannerlord está abriéndose a un estilo de juego más centrado en la simulación, lo cual es ideal para los que no quieren demasiada acción (aunque seguimos pensando que el combate sigue siendo de lo más interesante). Algo que no hemos mencionado es el sistema político, lo cual también nos ofrece nuevas alternativas que plantearnos y nuevos misterios políticos que tener en cuenta.

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Mount & Blade II: Bannerlord es un extenso sandbox RPG medieval, y eso que ni siquiera lo hemos visto todo. Con tantas características ocultas, tal vez el aspecto visual no sea una prioridad para TaleWorlds durante el acceso anticipado. Está claro que es mucho más bonito que su predecesor, pero las animaciones fáciles y otros detalles gráficos están posiblemente por debajo de los estándares actuales. Además, si creéis que la banda sonora os resulta familiar, no os equivocáis, han reciclado los viejos temas aunque con diferentes arreglos. Aunque provoca una sensación de nostalgia, nos hubiera gustado escuchar algo nuevo, sobre todo en el mapa de la campaña.

Hasta ahora, nuestra aventura en Calradia ha sido divertida y parece que aún va a mejorar. Ya nos han gustado varias características, además de los nuevos aspectos que hacen que sea una secuela digna. Está claro que, al estar todavía en acceso anticipado, vemos muchas cosas que deberían mejorar. Por ejemplo, nos encontramos con algunos errores, uno de los cuales nos obligó a reiniciar el juego (ya que ocurrió durante la fase de tutorial y aún no teníamos un archivo de guardado), pero en general nuestra experiencia de juego fue bastante fluida. Sin embargo, a pesar de todo su esplendor, podríamos comparar a Bannerlord con golpear una piñata: vamos dando golpes mientras intentamos darle al blanco hasta que finalmente lo conseguimos. Cuando esto pasa, conseguimos varias recompensas, pero tenemos pocas o ninguna pista sobre dónde debemos apuntar. Así pues, si TaleWorlds atrae mejor a los nuevos jugadores, con suerte, podremos probar antes las múltiples delicias que ofrece Mount & Blade II: Bannerlord.

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