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Octopath Traveler

Octopath Traveler - impresión final

¿Son estos ocho héroes capaces de recoger el testigo de los mejores JRPG?

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Una leyenda. Eso es lo que Square Enix quiere construir con Octopath Traveler, con un juego que tapa con humildad los rasgos de un género que lleva décadas acompañándonos y que tiene en la compañía japonesa una franquicia reina a la que mira con descaro, pero a la que podría atreverse a dar un par de lecciones. Un jRPG que hereda muchísimo de aquellos maravillosos 90 para presentar una mezcla entre lo viejo y lo nuevo.

Los encuentros que habíamos tenido con esta obra que firma el productor de Bravely Default habían sido tomas de contacto tempranas y, salvo un pequeño escarceo con un episodio más avanzado, nunca nos habíamos podido sentar a disfrutarlo con calma. Ahora sí, estamos conociendo a fondo a esos ocho personajes y sus ocho caminos con toda la libertad del mundo mientras recopilamos razones más que de sobra para recordar aquello que ya decíamos en su momento: puede ser uno de los grandes tapados del verano, incluso podríamos ir a más y vaticinar que... No, mejor lo dejamos para el final.

Lo llamamos "tapado" con mucho por descubrir todavía, pero con la suficiente potestad para afirmarlo sin tapujos. Esta franquicia que apareció de la nada está recogiendo el testigo dejado en 3DS con la saga Bravely y nos muestra a una Square haciendo lo que sabe hacer, demostrando que es la casa que engendró Final Fantasy; aunque dejando esta vez la faena a un equipo más pequeño mientras se centran en lo que pronto nos contará Sora y, más adelante, Cloud.

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Nuestras primeras horas con Octopath Traveler están siendo de viaje y aprendizaje. Las historias de los personajes, esas tramas individuales que definen el camino que deciden compartir, se están desvelando ante nuestros ojos y sorprendiéndonos aún llevando más de 10 horas de juego. Nos hemos topado con argumentos que van desde lo más cliché a lo más crudo. Una amalgama de hilos argumentales que están teniendo un comienzo con mucho gancho y que, de veras, esperamos que se mantenga cuando empecemos a averiguar qué hay detrás de todo. Esa decena de horas,por cierto, es lo que nos ha tomado tan solo reunir al reparto principal y empezar a conocerlos. Y sin notar pesadez alguna.

Nuestra andanza comenzó con H'aanit (heredando la partida comenzada en la última demo), una cazadora con un maestro que parte a proteger a los suyos y jamás vuelve; de ahí avanzamos hasta dar con la bailarina Primrose, con Olberic, con Tressa, con Cyrus, con Ophilia, con Alphyn y, finalmente, con Therion. Ese ha sido nuestro orden, fruto de una exploración libre en la que las únicas barreras han sido la diferencia de niveles con respecto a los enemigos y con la curiosidad por conocer el siguiente destino como principal aliciente. Podíamos incluso haber optado por pasar por alto alguna historia y seguir otros derroteros, pero el ajuste de niveles de los enemigos nos convenció de no intentarlo más que en un par de ocasiones.

Porque, desde el primer momento, Octopath te deja moverte por su mundo con plena libertad. Elimina el tradicional "overworld" y lo convierte todo en un entramado de caminos y rutas que rozan lo laberíntico, con muchos pasajes escondidos para ir abriendo cofres o para resolver las secundarias que te manden desde las ciudades o poblados, aunque con una ayuda tan básica y natural como unos postes de información para no perderse y un viaje rápido a lugares ya visitados para ahorrar un centenar de encuentros aleatorios con enemigos. La única forma de advertirte de que no vas por el lugar más indicado es a través de una pequeña pero importante indicación sobre el nivel de amenaza de la zona, que se traduce en el de las criaturas a combatir.

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Y, que quede claro desde este momento, es una información que hay que tener muy en cuenta porque la clemencia no es precisamente algo que vayas a encontrarte en los combates, y menos en los jefes. Octopath Traveler no es un juego fácil y exige conocer al dedillo todos sus mecanismos para salir airoso de las batallas sin demasiados traspiés. Por el momento, no ha llegado al tedioso extremo de detenernos a grindear; pero sí que nos ha ofrecido algunos combates realmente largos y exigentes, con más de un Game Over de por medio que nos ha hecho arrepentirnos de no pensar bien los movimientos.

La mayor sorpresa que nos ha dado, además del tiempo que se toma el argumento para presentar el arranque de los 8 protagonistas y lanzar de forma sibilina los primeros trazos de la conexión que poseen, es que no es nada fácil, pero tampoco se pasa de difícil. La clave de todo está en un sistema de combate bastante mejor equilibrado de lo que parece a simple vista, aunque con un pequeño elemento de ensayo y error del que, sorprendentemente, también se puede aprender.

El aprendizaje es esencial para dominar el sistema de rupturas y los impulsos, una mecánica que huele a Bravely Default desde su primera aparición, consistente en acumular turnos para realizar varios ataques al mismo tiempo. Los enemigos tienen ciertas debilidades a determinadas armas o elementos, y averiguar qué les hace más daño y es capaz de aturdirlos es algo que solo se averigua atacando (o con cierta habilidad de Cyrus). Esto hace que la primera vez con cada nuevo monstruo consista en gastar un par de turnos combinando diferentes ataques o hechizos hasta dar con aquello que más le duele y, a partir de ahí, machacarlo.

Octopath Traveler
Los "Impulsos" también pueden emplearse para potenciar los hechizos y habilidades
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Combinando esto con una inteligencia artificial que va directa al cuello cada vez que puede y con un sistema de turnos secuenciales que siempre quedan reflejados en una especie de "línea temporal", se obtiene el esqueleto de las batallas de Octopath y, precisamente, lo que hace que sea tan divertido luchar contra todo lo que se te ponga por delante. La estrategia no consiste solo en ver cómo acabar con los grupos de enemigos, sino en cómo hacerlo aprovechando la oportunidad de dejarlos aturdidos (un número que aparece bajo cada uno indica cuántos golpes hay que dar con su debilidad para conseguirlo) para "cancelar" sus turnos y salir indemne.

Huelga decir que es algo casi imposible en muchos combates, pero que cuando comienza a dominarse resulta bastante satisfactorio, sobre todo cuando te topas con una cohorte de 5 o más contrincantes. La variedad de estos es algo que estamos notando bastante flojo, ya que algunos más fuertes son solo pequeñas modificaciones de aspecto de los más débiles y básicos; pero en cierto modo es una iniciativa que cuadra, porque defienden el concepto de estar ante familias de monstruos, compartiendo muchas debilidades y haciendo algo más fácil eso de encontrarlas.

La misma variedad de criaturas que estamos empezando a echar en falta, aunque queda por ver qué ocurre a la larga, es algo que no podemos achacarle en absoluto a las habilidades de los personajes ni a los lugares que hemos visitado. De lo primero solo vamos a añadir, por el momento, que introducen mecánicas tan dispares como recopilar pistas para señalar nombres cual Phoenix Wright o capturar a monstruos para usarlos en combate (como cierto juego de cierta compañía), son bastante divertidas, y capaces de ofrecer muchas formas diferentes de interactuar también con los PnJ.

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Las "secundarias" están muy presentes, aunque por ahora son difíciles de resolver
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Comenzar tus andanzas por un bosque y, en apenas unas horas, haber recorrido un castillo, un pueblo montañoso, una zona costera e incluso un pico nevado es algo de lo que pocos juegos de rol pueden presumir, y mucho menos con el humilde desparpajo de Octopath Traveler. Ese estilo que juega tan bien con las luces y las sombras, con los desenfoques y las distancias, que es capaz de mostrar sprites 2D en entornos 3D sin que chirríe, es una total llamada a la nostalgia y un claro flirteo con las piruetas visuales modernas. Nos da igual que se llame HD-2D o como quieran ponerle, porque luce genial (sobre todo en Modo Portátil).

Nos queda mucho por ver de la mano de este juego nipón; aunque ha comenzado con un fenomenal pie porque más que engancharnos, nos está embelesando. Mezcla el encanto de su aire artesanal con la épica de la fantasía, tiene un comienzo propio de los cuentos de los viejos RPG, pero con un giro mucho más adulto que lo separa del carácter infantil que pueden transmitir sus pixelados personajes. Tiene algo. Tiene ese aire que no veíamos desde aquella era dorada del género y nos está transmitiendo lo mismo que nos transmitían aquellos Final Fantasy que muchos cogen para señalar con desdén a los de ahora.

Puede que Octopath Traveler sea el auténtico sucesor espiritual del ilustre Final Fantasy VI, las bases las tiene; aunque solo lo podremos afirmar sumergiéndonos más en sus mecánicas, en sus personajes, en esa historia de ocho nombres y en su mundo. Tenemos que irnos de nuevo a Orsterra, pero esperamos volver con esa mezcolanza de plenitud y vacío que deja la huella de una gran historia.

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ANÁLISIS. Autor: Juan A. Fonseca

Ocho personajes con ocho historias que contar; pero sin una leyenda que compartir.



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