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Oculus Quest 2, un salto adelante para ver películas y series

Y si lo que pareciera un uso secundario se convirtiera en el principal.

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Para nosotros, los jugones, la Realidad Virtual es el sueño del gameplay inmersivo total. La personificación del héroe a partir de un entorno de 360 grados en el que el esfuerzo no es solo intelectual, también es físico. Una aspiración que aún parece lejos por las limitaciones técnicas y por la propia naturaleza, porque los mareos siguen siendo habituales. Pero y si lo que ocurre es que estamos pidiendo demasiado. Y si lo que en principio pareciera un uso secundario se acaba de convertir en el principal. Hablo de algo tan simple como la reproducción de vídeo: gran tamaño, gran sonido, misma inmersión total y cero mareos.

Los creadores de contenido vienen produciendo materiales desde el principio de los tiempos, porque hasta uno de esos headsets chinos de 15 euros a los que les metes el móvil te valen para visitar un museo o participar en una entrevista. Pero con esas lentes y esa resolución, se ve mal, ni llama ni merece la pena. Para sacarle partido a las apps de vídeo, hasta ahora, era imprescindible usar un equipo de los mejores, como un HTC Vive o un Valve Index. Sin embargo, el precio es una pasada para darle un uso anecdótico, y te obliga a estar pegado a un PC. No puedes ver una peli de dos horas tirado en el sofá, así que no sustituye a la televisión.

Estas semanas he descubierto que esa barrera por fin ha quedado atrás. Con la llegada de Oculus Quest 2 (y quiero pensar que HTC Cosmos también), ya hay un dispositivo que cumple con todas las condiciones que necesita un headset de Realidad Virtual que aspire a convertirse en un reproductor de vídeo para el día a día: con su capacidad de procesamiento y sus lentes a resolución x, ya alcanza una calidad de imagen decente, suficiente como para sentirse cómodo en el día a día. Sin cables, para usarlo en el sofá, en la cama o donde a uno le plaza. Con mucha menos probabilidad de mareos que en juegos, aunque no es cero. Y con un precio razonable, al menos este modelo. Si hubiera que ponerle una pega, dando por válida la nitidez, sería la autonomía de la batería.

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Oculus Quest 2, un salto adelante para ver películas y series

Ni te imaginas la de contenidos de vídeo VR que hay

La producción audiovisual en VR en enorme. No es como YouTube, que parece que nunca se acaba, pero hay miles de vídeos y producciones profesionales con las que entretenerse o que aprender, pues a falta de telebasura, vídeos caseros y con una cantidad de deporte limitada, abundan tanto el contenido cultural como el educativo.

Al sentirme tan cómodo viendo vídeo con Quest 2, salvo por ese fallo ergonómico que te obliga a recolocarte las gafas de vez en cuando porque se caen levemente hacia adelante y pierdes el enfoque, he explorado este mundo como no lo había hecho antes y me he dejado llevar. Seguro que gran parte de lo que he descubierto es viejo, pero yo lo cuento con la fascinación de quien lo descubre por primera vez.

Te quedas con la boca abierta al ver los microespectáculos del Circo del Sol y cómo es un número en dúo de telas con la perspectiva invertida, como si los acróbatas desafiaran a la realidad. O subir a la estratosfera colgado de un globo hinchable para, justo cuando por fin contemplas la Tierra bajo tus pies en paz, caer en picado.

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Atención, y qué te parece la idea de presenciar un estreno de cine desde tu propia casa. Es lo que propone una de las aplicaciones de vídeo VR más ambiciosas, BigScreen. Entre otras funciones, porque tiene muchas, son unos cines virtuales en los que se emiten en directo varias películas o series que proponen los propios usuarios, o incluso algún estreno, como el de la entrevista sobre Ready Player 2 hecha especialmente para la plataforma. Yo tuve la ocasión de ver un trozo de Vengadores: Endgame en versión normal y Ghost in the Shell en 3D, y por ahí había también una sala en la que estaban emitiendo anime randon sin parar, pero estaba llena y no pude entrar. Eso se debe al que máximo de las salas es bajito, entre 4 y 12 personas, pero viendo lo pesados que se ponen algunos con sus avatares virtuales, casi que mejor.

Porque Big Screen tiene la ambición de ser el Second Life de la difusión audiovisual VR. Con tu ávatar personalizado puedes moverte por distintos espacios y hablar con gente mediante el chat de voz, aunque la toxicidad online del siglo XXI no está ausente y a mi ya me han intentado pegar unos puñetazos sin motivo alguno. Botón mutear y adiós, sin más. En la demostración también se pudo ver que sirve como espacio de trabajo profesional, pero eso no es lo que nos ocupa en este momento.

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Y sin VR, un gran minicine 3D

Eso son situaciones excepcionales, contenidos de esos que buscas o encuentras una vez, pero de los que no vas a depender en el día a día. No es tu serie de Netflix o de Amazon Prime Video, vaya. Ops, pero espera, es que las grandes distribuidoras también han lanzado una versión adaptada de sus apps para que puedas ver las series con el headset puesto. Al ver contenidos normales (léase, 2D) con estos aparatos, lo que tienes delante es una pantalla enorme que te hace sentir como si estuvieras en unos minicines. Y como el audio es espacial, te metes pero que muy dentro del capítulo o de la película. Si la aplicación no está bien hecha, puede que te encuentres con la escena muy cerca de la cara, y eso está mal, por eso quienes se las curran más han optado por crear un espacio virtual muy sutil en el que situarte como espectador y mandar la pantalla algo más atrás.

No solo se puede ver vídeo por las apps dedicadas, ya sean de contenido 3D, 2D o mixto como la de Youtube. La compatibilidad con navegadores como Chrome o Firefox te permite reproducir la imagen desde cualquier video player online. No seré yo quien diga que se ha visto ya los últimos dos capítulos de One Piece por determinada página, aunque en este caso la pantalla queda más cerca y leer los subtítulos se complica un poquito.

Por cierto, para entrar en páginas que te masacran con anuncios pop-up, clics escondidos y spam, siempre mejor usar la navegación privada. Y ya que estaba ahí y no me veía nadie, también probé cómo es el contenido para adultos que se ofrece en la red para dispositivos de Realidad Virtual. El resultado es sorprendente, pues los directores han encontrado aquí un vehículo para hacer al espectador partícipe de las escenas sustituyendo a uno de los implicados por la cámara y encomendando a los demás actores a que se dirijan directamente a ti. Mientras el cine convencional te coge y te suelta por exigencias del guion, aquí, como la motivación es única, su atención es 100% y por tanto la sensación de estar participando es aún mayor.

No creo que haya que convencer a nadie de que hacerse con un dispositivo como Oculus Quest 2 para usarlo de reproductor de vídeo tenga sentido. Para que el público general que le dará este uso principalmente se lance a su consumo hace falta que baje un poco más de precio. Pero sí tenía ganas de contaros que la tecnología ya está lista, ya es funcional, y con un poquito más de calidad de resolución y aguante de la batería, será ideal.

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