Ojo de Halcón (Hawkeye) - Primeros dos episodios

Si habéis leído mis críticas noruegas de Bruja Escarlata y Visión (Wandavision), Falcon y el Soldado de Invierno, Loki y ¿Qué pasaría si...? (What if...?) sabéis que soy bastante más optimista que otros, pero incluso yo creo que las series de Marvel se basan demasiado en la nostalgia y los tropos del UCM. Por eso, los dos primeros episodios de Ojo de Halcón son muchísimo más interesantes de lo que me temía, aunque no se decidan con aquello en lo que quieren resaltar.

¿La razón? Es obvio que en Marvel son muy conscientes de que Clint Barton, alias Ojo de Halcón, o Hawkeye, suele ser el último Vengador en ser mencionado si le pides a alguien que nombre a todos los componentes del grupo. A muchos simplemente nos parecía soso por esa personalidad estoica que tenía hasta Vengadores: Endgame. Estos dos primeros episodios no se cargan todo eso, sino que juegan con ello, atenuándolo y, al mismo tiempo, emparejándolo con una Kate Bishop que es básicamente su opuesto. Hailee Steinfeld hace muy bien de joven risueña, encantadora y directa que por fin conoce a su ídolo después de conseguir la atención no deseada de algunos de los enemigos de Barton al abrir viejas heridas. Ese contraste entre ella y el cínico Ojo de Halcón, que solo quiere disfrutar de la Navidad con su familia sin que le pidan selfies y le recuerden el pasado, origina una dinámica estupenda que se puede comparar con la que hay en algunas de las mejores películas de amistad entre policías, las buddy cop tan noventeras.

Jeremy Renner también tiene mérito en esta serie, ya que por fin puede demostrar su talento al enseñarnos cómo pasa de ser una persona seria a disfrutar un poco más de la vida, ya sea porque es imprescindible para completar su objetivo o porque se le contagia la energía de Bishop. Incluso los momentos serios son más cómicos porque la serie no se toma demasiado en serio ni a sí misma ni al personaje, lo cual implica un gran cambio de ritmo. Está claro que algunos de esos momentos terminan pareciendo un poco forzados, pero la gran mayoría al menos me hizo sonreír o reírme.

Uno de los problemas que tiene este enfoque es que hace falta tiempo para que la historia se empiece a animar y se elimina cualquier sensación de peligro o de intensidad. Apenas me emocioné por el rumbo que estaba tomando la historia hasta los últimos diez segundos del segundo episodio. Es interesante ver la complicada relación de Bishop con su padrastro (sí, es el de Better Call Saul), la necesidad de Barton de dejar atrás sus días de héroe y la dinámica de la pareja, pero en general no va más allá de simple diversión y acción aceptable.

¿Cómo puede ser que en una serie cuyos protagonistas son dos arqueros y espadachines increíbles solo hayan tirado unas cuantas flechas y hayan entrado en combates cuerpo a cuerpo bastante normalitos (aunque la forma de usar algunos entornos esté guay)? El tono también nos deja claro que ninguno de nuestros adorados personajes está realmente en peligro. Para aquellos que estéis deseando algún avance del futuro del Universo Cinematográfico de Marvel, también es bastante decepcionante hasta el mismo final del segundo episodio.

Es por todo eso que, ahora mismo, me cuesta ubicarme en mis opiniones sobre Ojo de halcón. Aunque disfruto mucho del carácter ligero y la historia de base, lo que parece es que la serie no se acaba de decidirse por seguir la fórmula tradicional de Marvel o no. Esto entra en conflicto con la fluidez de la serie, ya que los mejores momentos se dan cuando los dos Ojos de halcón sencillamente entran al trapo de sus dinámicas y no se toman en serio ni a sí mismos ni a los momentos que, de otra manera, serían situaciones serias. Sin embargo, estas escenas aportan más que suficiente para hacer que quiera ver el resto de la temporada, porque es un soplo de aire fresco el simple hecho de poder entretenerse sin tener que pensar en cómo se relacionan con todo lo demás.