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Pokémon: Let's Go Pikachu!/Let's Go Eevee!

Pokémon: Let's Go Pikachu! y Let's Go Eevee! - primeras impresiones

Primera toma de contacto con una entrega que quiere conciliar dos públicos muy diferentes.

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2018 es un año de extrema importancia para el ecosistema Pokémon. Franquicia y fans van a tener un punto de encuentro que va a marcar un antes y un después en la historia de este fenómeno de masas. Pokémon Let's Go, Pikachu!/Let's Go, Eevee! son el primer paso serio de esta saga con Nintendo Switch, una consola que está en boca de todos y que, por su naturaleza, va a permitir a los jugadores hacer algo que llevan años deseando: disfrutar de una aventura Pokémon en su televisor (curiosamente, justo lo contrario que está permitiendo con otras franquicias, que es hacerlas portátiles).

Por tanto es algo que tiene un poco de trampa, casi la misma que decir que Switch es una consola de sobremesa sin mencionar su usabilidad como portátil. Let's Go es un sello que Game Freak y la Pokémon Company han construido para bautizar una experiencia que atraiga al jugador de toda la vida, al de consolas portátiles, y al nuevo, al que recorre las calles tirando Poké Balls con su smartphone. Es, como ya mencionábamos en su momento, un matrimonio entre dos públicos diferentes: el casual y el hardcore. Mezcla dos tipos de experiencias, con un pilar central basado en los RPG principales de la saga y un conjunto de mecánicas extraídas de estos y del más que popular Pokémon Go. Y si, por fin hemos podido conocerlo de primera mano.

Junto con Super Smash Bros. Ultimate, Pokémon Let's Go es el otro as que Nintendo nos dejó ver y manejar con motivo de la Gamepolis 2018, ambos venidos del E3. Fue una sesión a puerta cerrada con la que nos transportamos directamente a aquel Bosque Verde que ya hemos visitado en más de una vez. Ese entramado de flora y fauna que se ubica tras Ciudad Verde y al que ya hemos visitado en al menos cuatro ocasiones (GB, GB Color, GBA y DS) se convirtió durante varios minutos en nuestro nuevo patio de recreo. Correteamos por esta reimaginación de esa zona forestal para descubrir de primera mano cómo es su aspecto tras un salto de varias generaciones y en un hardware como el de la híbrida.

Pokémon: Let's Go Pikachu!/Let's Go Eevee!
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A pesar del choque inicial que supone comenzar a pasear por ese sitio con el que tantas veces se ha fantaseado en patios de recreo, en el que tanto tiempo pasamos buscando a nuestro Pikachu y que tantos debates ha protagonizado por aquellos que trataban de averiguar cómo sería una vez llevado a una máquina más moderna; hemos de decir que el estilo elegido amortigua el impacto. El equipo de desarrollo ha decidido seguir una estética menos rompedoras para traer de vuelta la misma Kanto que conocíamos, y esta frondosa parcela nos ha servido para comprobar que todo estaba tal y como lo dejamos hace más de una década.

Hace poco, Junichi Masuda, el hombre orquesta de Pokémon (director, productor, compositor, diseñador y un largo etcétera), insistía en que las líneas de diseño escogidas para esta suerte de remake de Pokémon Edición Amarilla tenían como finalidad arrojar tranquilidad a los padres que ven a sus hijos jugar en casa; pero esta elección es algo que provoca un efecto colateral en aquellos que ya han recorrido esta región mil y una veces. Logra que las localizaciones sigan siendo totalmente reconocibles con un simple vistazo, que te encuentres como en casa; pero a sabiendas de que este no es aquel cartucho de Game Boy con el que tantas pilas quemaste.

Evolución técnica aparte, el principal elemento que resalta esta diferencia es la presencia de los Pokémon en todo momento. Los encuentros aleatorios en la hierba alta han desaparecido por completo; ahora ves a las criaturas moverse con total tranquilidad por la zona, en ocasiones con unas aureolas de color azul o rojo envolviéndolas (en función de si son más pequeñas o más grandes de lo habitual, respectivamente), concediendo total libertad a la hora de elegir a qué quieres atrapar. Y usamos el término atrapar en vez de pelear porque los combates contra monstruos salvajes, como ya se ha señalado por activa y por pasiva, han desaparecido por completo, o casi.

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Cada vez que entras en contacto con uno de estos monstruos de bolsillo, sea un Pidgey, un Weedle, un Rattata o hasta un Butterfree; se realiza una transición que lleva a una pantalla harto familiar para los jugadores de Pokémon Go. La cámara pasa a la primera persona para plantarnos cara a cara con el pokémon y para que decidamos qué hacer: lanzar una bola para atraparlo, usar objetos o huir. En caso de un encontronazo con un Legendario (algo que no pudimos experimentar) sí sabemos que habrá que pelear como en las entregas clásicas. Una elección a la que encontramos total lógica desde la perspectiva de este juego. Remarca la singularidad de estas criaturas y demuestra que no son algo fácil de capturar, además de introducir a los neófitos en las mecánicas clásicas de combate y captura.

En nuestro primer cruce con una criatura salvaje, decidimos echar un vistazo al inventario de nuestro personaje en esta "batalla relajada". El Bulbasaur con el que nos habíamos topado se negaba a entrar en la bola. Automáticamente, la idea de estar ante una versión totalmente aumentada y cambiada del juego de móviles se apoderó nuestra cabeza. Bayas Frambu, Látano e incluso Pinia estaban a nuestra disposición junto a un buen surtido de Poké Balls. Usamos la primera para que su resistencia disminuyera, pero seguía escapándose. Desesperados porque tampoco dejaba de moverse, redujimos su movimiento con una Látano que lo amansó bastante. Esta vez sí, un gesto con la Poké Ball Plus (aprende aquí todo sobre el periférico) y un tiro genial fueron la combinación que lo llevó a nuestra bolsa de Pokémon.

Aquí acabamos de lanzar varios conceptos que pueden resultar extraños para el que no haya jugado a Go. Let's Go recurre a un sistema de captura idéntico al del juego para móviles, aunque con matices bastante importantes (sobre todo a la hora de tirar la bola). Para atrapar a tu objetivo, tan solo tienes que realizar el gesto de lanzamiento en el momento adecuado; aunque, si logras que el círculo que se achica a su alrededor sea pequeño y que tu tiro quede en su interior, se obtiene una bonificación que se traduce en más experiencia para todo el equipo (ahora se sube de nivel también capturando) y en más probabilidades de dejarlo atrapado. Además, si tu equipo está lleno, esta vez no hay un PC con cajas que se van completando, o no lo había en el fragmento que jugamos. Las capturas pasan a una bolsa donde decides si conservarlas o transferirlas para obtener caramelos.

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La Pokéball Plus toma el control

Cabe decir que nuestra única opción de control en esta demo fue la citada Poké Ball Plus. Esta réplica de la icónica bola de la franquicia tiene dos botones: uno en su parte superior y otro que hace también de stick analógico para su desplazamiento. La sencillez de su manejo, reduciendo la cantidad de botones a dos, es algo que casa bien con la filosofía de simplificar de estas primeras entregas de Switch, como también parece un pequeño homenaje a los dos botones principales de la más que veterana Game Boy.

Un sistema de control bastante fácil, que por ahora es la única forma de conseguir al codiciado Mew en Let's Go! (aunque también puede llevarse desde el juego de móviles) y que persigue una mayor inmersión dentro y fuera del juego. Dentro, lo hace invitando a hacer el gesto de lanzar la bola para atrapar al monstruo de turno con un sistema que nos ha dejado sensaciones mixtas. La Poké Ball sale disparada una vez has completado el movimiento de lanzarla, como resultado de una mezcla entre la fuerza y el ángulo de lanzamiento. Al principio es algo que se siente poco natural, ya que no ves una interacción directa entre tu mano y la bola (cómo sí ocurre en Pokémon Go). Es algo que requiere de cierta familiarización y resulta extraño al comienzo, sobre todo teniendo en cuenta que el sistema de referencia para detectarlo es la propia bola en lugar de la pantalla con la que se juega; pero se domina rápidamente, y este rápido dominio es importante, ya que algunos pokémon no se están quietos.

Por otra parte, fuera del juego tiene una utilidad más "cuqui" que práctica, pensada para los más fans o los más pequeños de casa. Puedes llevarte a cualquier criatura del equipo a la calle transfiriéndola al periférico. Si lo agitas, se escucha como reacciona y se iluminan los indicadores de la Poké Ball; incluso si la acaricias en la parte superior percibes vibraciones y pequeños gritos de la criatura que hay en su interior. En nuestro caso, solo pudimos interactuar con Pikachu, pero nos adelantaron que todos los pokémon podrán transferirse para llevarlos de paseo, y que precisamente esos paseos les darán experiencia para seguir aumentando su fortaleza.

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Nos hubiera gustado mucho experimentar el modo cooperativo o incluso coquetear con las monturas sacando a un Onix de la chistera para sentirnos los reyes del bosque, pero son funciones que no se encontraban disponibles en la versión que jugamos. Esta toma de contacto hacía énfasis en redescubrir una localización más que visitada, en disfrutar de su nuevo aspecto y en dominar los encuentros con criaturas salvajes, además de pelear con entrenadores. Los clásicos duelos siguen como estaban y con la misma mecánica tradicional, de hecho el desarrollo de las batallas es idéntico al de siempre: sacas tu primera criatura, combates por turnos en busca de debilidades elementales y/o cambias a otra si crees que es necesario.

Las pocas peleas que pudimos realizar fueron bastante fáciles, salvo por un Kakuna que multiplicó varias veces su defensa a base de usar Fortaleza; pero entendemos que estábamos ante una parte casi inicial del juego y que el desafío se esconde mucho más adelante. De todas formas, la dificultad tampoco fue algo que echáramos en falta. Pokémon Let's Go! es un juego conciliador y relajante, en lugar de desafiante. Las ediciones Eevee y Pikachu están pensadas para que alguien nuevo para la saga amplíe lo que ha vivido con Pokémon Go y para que pueda recibir la ayuda de aquellos que, como nosotros, vivimos uno de los momentos más satisfactorios de nuestra trayectoria como jugones al enfrentarnos a Rojo en el Mt. Plateado.

Sabemos que nos quedan sorpresas por averiguar, como entender para qué sirve el contador que aparece cuando capturas a varios pokémon de la misma especie seguidos, encontrar a los Shiny, traer a las formas Alola o ponerle un flequillo ridículo a Pikachu o Eevee. Pero, las impresiones iniciales son tales y como las esperábamos. Es una gozada moverse por un mundo que cada vez parece más vivo, tener la oportunidad de observar a esos pequeños monstruos moverse con total libertad por esas zonas que recorres en lugar de estar escondidos en la hierba alta. El efecto nostalgia se nota y se acentuaba a cada paso que dábamos por el Bosque Verde, y eso es precisamente algo que buscábamos porque, en el fondo, la mejor forma de atraer a los veteranos hacia un juego que renuncia a ciertos cánones es dando justo donde duele, en los recuerdos.

Pokémon: Let's Go Pikachu!/Let's Go Eevee!

No importa que Pokémon Let's Go, Pikachu! y Let's Go, Eevee! hayan simplificado muchas de sus mecánicas. Muestran sus cambios sin tapujos y sin miedo alguno porque saben que, aunque renunciar a elementos que han sido la piedra angular de la franquicia es arriesgado, este es el tipo de juego con el que hay que experimentar. Sí hemos echado en falta una sensación más real a la hora de lanzar Poké Balls a esos monstruitos, como también probar qué tal funciona el factor cooperativo; pero nos quedamos tranquilos porque este cambio en las capturas no se siente pesado, al revés, agiliza el ritmo de juego.

Esta toma de contacto ha servido para que fantaseemos ya no solo con este retorno a Kanto, sino con la posibilidad de compartir la experiencia Pokémon con otra persona al lado y hacerlo desde la cooperación en lugar del desafío. La competitividad es algo que queda para el futuro, las dos ediciones de Let's Go son algo conciliador, un punto de encuentro entre generaciones muy diferentes con un interés común. Hay mucho más por conocer y secretos por desvelar, pero estamos tranquilos porque sabemos que las bases funcionan y que el encanto de esta primera región no se ha perdido entre tanto cambio. Novatos y veteranos, vais a disfrutarlo.

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