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Ori and the Will of the Wisps

Por qué Ori and the Will of the Wisps nos toca la patata

"Parece que se me ha metido algo en el ojo", decíamos al analizar Blind Forest. Una opinión más personal sobre el nudo en la garganta que deja su secuela.

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Se cumple un mes desde que se lanzó Ori and the Will of the Wisps, un título que ha cosechado grandes críticas pero que, sobre todo, ha removido los sentimientos de muchos jugadores, incluidos los de la que firma. En esta ocasión, no queremos hacer un análisis exhaustivo de la calidad de las texturas pintadas a mano, la diversidad de mecánicas metroidvania ni nada por el estilo; más bien os quiero contar cómo me siento personalmente tras haberlo jugado y, os hago un adelanto: no estoy bien del todo.

Sinceramente, pensé que sería bastante complicado superar la calidad del primer juego. En general, este suele ser un desafío al que se enfrentan muchos estudios al lanzarse a desarrollar una secuela. Sin embargo, creo personalmente que Ori lo ha vuelto a conseguir. A pesar de que sigue resultando muy similar a su predecesor, ha conseguido volverme a emocionar y no solo con su historia -que también- sino gracias a la delicadeza y el impacto del conjunto en general.

Ori and the Will of the Wisps

Para empezar, ya juega con nuestros sentimientos con las escenas cinematográficas del inicio. Vemos cómo nuestro querido Ori ha conseguido una familia feliz, tiene una vida normal y cómoda con ellos e intentan avanzar juntos y ayudarse unos a otros. Pero claro, algo tiene que torcerse para que nuestro achuchable héroe de luz acabe luchando con todas sus fuerzas por algún ser querido. Pues eso. Tras unos terribles acontecimientos que ya nos dejan el labio temblando, vamos en busca de nuestra querida y frágil amiga Ku, que nos necesita más de lo que nadie ha hecho hasta el momento. Es cierto que en el título anterior teníamos la responsabilidad de salvar el bosque y a sus habitantes, que no es poco, pero la segunda parte introduce personajes mucho más desarrollados para acentuar las motivaciones personales, y eso de ahora tener que buscar a un ser querido... Uf, toca mucho más la fibra sensible, y los desarrolladores lo saben.

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Así pues, nos embarcamos de pleno en la aventura, y cuando decimos de pleno, no exageramos, ya que, en general, Ori ha mejorado mucho y ha sabido cómo aplicar estas mejoras en los diferentes aspectos del juego, incluyendo la fluidez narrativa y el ritmo general de la trama. Nos hace pasar por altibajos emocionales cada dos por tres. Alegría al ir encontrando pistas sobre dónde se encuentra nuestra amiga, tristeza al toparnos con situaciones no tan deseadas o intriga por saber cómo seguir y hacia dónde se dirigirá a continuación la historia. Empatía por las otras criaturas que habitan la zona y a las que intentaremos ayudar, compasión por aquellas criaturas que han sido corrompidas por la Podredumbre... Es un no parar que no se vio en el original. De hecho, diríamos que la única sensación constante que puede garantizar el juego es el sosiego y la tranquilidad cuando regresamos a la base que construimos para nosotros y las diversas especies que necesitan ayuda. Así pues, si lo que buscáis es emocionaros con una historia de dibujos animados, ya os hacéis una idea de si la historia podría conseguirlo o no.

Para algunos puede que la aventura se quede corta, pero no temáis, Ori tiene para todos. A lo mejor sois más duros que yo (lo cual no es difícil) y la historia os resulta conmovedora pero no mucho más. Sin embargo, lo bueno de esta franquicia es que el relato del cuento muchas veces queda solapado por el resto de características. Para mí, uno de los mayores encantos del juego no es ni sus personajes ni su historia, sino su dinámica de juego y ambientación.

Aunque parezca un aspecto dedicado puramente a la destreza mecánica, el sistema de combate consigue conectar con el tono de cada pasaje y se alinea con los picos más emotivos en los grandes enfrentamientos para que la descarga de adrenalina siempre preceda al impacto emocional y te pille con la guardia baja. Así, se convierte es una incorporación de gran calidad y utilidad, que se suma al cambio de la mejora de habilidades más libre y no tan lineal. Es como si hubiésemos metido en una coctelera el estilo de lucha anterior de Ori y el de Hollow Knight, y el resultado nos ha parecido delicioso y mucho mejor llevado con la narración.

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Además, salta a la vista, el título cuenta con una escenografía impresionante. El diseño de cada zona tiene personalidad propia, te provoca exactamente lo que debe según el momento de la historia con sus detallados elementos, la dificultad para acceder a ella o incluso simplemente por su iluminación o saturación de los colores. Más repetitivo o confuso a primera vista, es un mapa más orgánico y creíble a la larga. Más vivo.

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Con el toque único que le aporta la banda sonora me sentí inmersa en el juego desde el primer momento. Algo tiene que, en mi caso, fue abrir el juego por primera vez, abrir el menú y escuchar el tema principal y se me puso la piel de gallina de una forma que solo lo consiguen las mejores aventuras del cine y los videojuegos. A pesar de que esta composición es indiscutiblemente diferente, cuenta con las notas clave que también destacaron en su predecesor. Facilita mucho el resto de emociones que el escalofrío empiece desde esa pantalla principal.

Por otra parte, era obvio que no podían faltar los adorables personajes, de nuevo el aspecto que mayor carga personal añade a la aventura respecto al original. ¿Cómo no vas a querer ayudar a aquel pájaro aventurero tan simpático? ¿O a los graciosísimos e indefensos Kwolok? Cada especie tiene un carácter único, pero todos conseguían que quisiera completar todas las misiones secundarias, simplemente por ayudarles y hacerles felices. Parece algo obvio, pero es difícil de conseguir: he de confesar que normalmente no soy muy dada a completar todas las tareas secundarias de los juegos, así pues, que este se las apañara para que lo hiciese casi sin darme cuenta es un punto muy a su favor, y más al ser una nueva incorporación del juego. Es donde más se nota el esfuerzo del equipo, tanto que estos personajes merecen aún más profundidad y desarrollo, quizá en otra entrega aún más narrativa en el futuro.

Lo que sólo es apto para los más perseverantes son los desafíos necesarios para conseguir todos los logros del juego. Tenemos claro que no son imprescindibles, ni mucho menos para completar ni la historia, ni los coleccionables, ni nada en general, pero, como venía diciendo, al fluir tan bien el juego, me apetecía completarlo todo y me fue imposible. ¿Por qué? Bueno, pues porque para completar alguno de ellos hacen falta o bien muchísimas horas e intentos o bien mucha paciencia y autocontrol, y siendo sinceros, es un juego demasiado bonito como para acabar odiándolo de esa manera, así que lo dejé estar, y la verdad es que me dio un poco de rabia.

Ori and the Will of the WispsOri and the Will of the Wisps

Por último, hay que mencionar eel final del juego... No haré spoilers, tranquilos, pero si lo habéis terminado me habréis entendido sin siquiera decir nada. Desde aquí pido formalmente una explicación a Moon Studios y, sobre todo, que me devuelvan el corazón. Sabemos que se veía venir y que, teniendo en cuenta la personalidad de Ori, no podría haber sido de otra manera, pero, por favor, un poco de compasión, no podéis acabar así y dejarnos como si nada... Es cruel, y mucho.

A diferencia de los análisis más técnicos, profundos o amplios, mi objetivo principal con estas impresiones más personales era compartir con vosotros mi experiencia y sensación al acabar el juego. Cómo se me ha quedado el cuerpo, vamos. Creo que ha quedado claro que, en general, me ha encantado Ori and the Will of the Wisps. Me ha sorprendido, ha conservado su esencia y delicadeza y ha sabido incorporar muchas novedades interesantes que han hecho de él un título con mayor dificultad y mejor función narrativa, por no hablar de que le han añadido la frescura y fluidez necesarias para volver a disfrutar de él como si hubiese sido el primero. Así pues, no me queda nada más que recomendároslo a todos los sensibleros y fans del género.

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