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¿Qué tiene de malo la religión en los videojuegos?

Eirik se ha cansado de que los desarrolladores tengan que disculparse o cambiar algo en cuanto se toca a Cristianos, Judíos, Musulmanes u otras religiones.

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La inclusividad y la diversidad en los videojuegos han conformado un tema que lleva mucho tiempo a debate, aunque las cosas no han cambiado tanto como podría parecer. Por supuesto, hemos visto más juegos con representación de minorías y una mayor parte del público se ha abierto más a las personas que se identifican de otra manera, pero el problema nunca se terminará de arreglar. 2021 ha sido un gran ejemplo de esto, con varios juegos siendo objeto de críticas por tener o tocar temas candentes. Uno que me ha llamado bastante la atención ha sido la religión. Todo el mundo tiene, obviamente, derecho a tener diversas opiniones sobre la fe y otros temas relacionados, pero volverse locos cuando un juego roza, con la punta de los dedos, temas religiosos me parece simplemente ridículo. Me explico.

¿Qué tiene de malo la religión en los videojuegos?

En primer lugar, es importante señalar que soy lo que podríais llamar un "Cristiano moderado". Creo en Dios, pero nunca me he leído la Biblia entera, ni he ido a la iglesia más de una vez al año. Eso significa que no me ofende alguien que piense de manera distinta o ver una representación poco convencional de la religión, algo que sí es ofensivo para muchos. Solo hay que ver lo que pasó cuando los jugadores se percataron de la presencia de páginas del Corán en el suelo del modo Zombis de Call of Duty: Vanguard. Aunque puedo entender que para algunos esto sea repulsivo y que Activision Blizzard actuara consecuentemente, también pienso que los desarrolladores merecen mención por haberlo incluido. La quema y profanación de libros formó parte de la Segunda Guerra Mundial (también en la ficticia que representa este juego). Muy pocos videojuegos se han atrevido a tocar este tipo de actos, aunque hayan servido de inspiración. ¿Por qué? Los desarrolladores deberían estar autorizados a representar cosas blasfemas y controvertidas en sus juegos si, así, consiguen dar forma a una experiencia mejor o más realista. No son personas u objetos reales. Estas páginas eran objetos virtuales hechos por un grupo de personas con talento que han usado unos y ceros en sus ordenadores.

Otra cosa habría sido que cometieran actos de sacrilegio de verdad en los diarios de desarrollo, en vídeos o de forma presencial por el mero hecho de llamar la atención. Entonces habrían ido demasiado lejos. Pero no se puede decir lo mismo por tener páginas de libros religiosos y escrituras flotando o tiradas en lugares arruinados por poderes sobrenaturales y Nazis. ¿En serio vas a quejarte de que los juegos carecen de impacto porque no profundizan en el lado más oscuro de la humanidad u otros temas, a la vez que enloqueces porque hacen algo que puede molestar a alguien? Lo mismo puedo decir sobre dioses y figuras religiosas.

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Hace unos meses, leía un comunicado de prensa de Rajan Zed, un conocido activista y portavoz de la comunidad hindú, en el que instaba a Sega y Atlus a dejar de representar a deidades hindúes como Ganesha, Hanuman, Kali, Lakshmi, Sarasvati, Shiva y Vishnu como demonios en los juegos de Shin Megami Tensei. Dijo que estaban cometiendo sacrilegio y que podrían llevar a la gente a confusión o engaño, así que veía justificable que pidieran disculpas. Me alegro de que el Sr. Zed no haya jugado a Final Fantasy u otros tantos juegos de los últimos 30 años, ya que Shiva y otras deidades han sido y son representadas con bastante frecuencia en este increíble medio, y rara vez de una forma que esté sacada directamente de sus textos sagrados.

¿Qué tiene de malo la religión en los videojuegos?

Puede que algunos jugadores se sientan confusos por estas interpretaciones, pero hay un límite en lo susceptible que se puede ser. Hay que permitir a los desarrolladores que se tomen algunas libertades creativas con la enorme inspiración que pueden ofrecer las historias y personajes de la Biblia, el Corán, los Vedas y demás sin temer por amenazas ni acusaciones de engaño. Sí, ya sé que ciertos textos y personajes sagrados en Oriente son más sagrados que la Biblia y Jesús en Occidente en la actualidad, pero creo que todas las religiones se beneficiarían si aflojaran un poco.

Sobre todo porque incluir algunas interpretaciones especiales de ellas podría y provocaría un mayor interés por el material original. Si no fuera por juegos como Metal Gear Solid 3: Snake Eater, Final Fantasy X, Assassin's Creed o incluso Hércules, de la primera PlayStation, nunca me habría sentido tan fascinado por saber más sobre la Guerra Fría, el Hinduismo, la mitología griega o un puñado más de religiones y lugares orientales. Tal vez sea un caso atípìco, pero esto demuestra claramente que los juegos también pueden hacer que nos interesemos por aprender más.

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Por eso, es una pena que los juegos no puedan permitirse salir antes de que los debates y discusiones sobre su representación de la religión haya empezado. Porque Shin Megami Tensei V no ha sido el primero por el que Raja Zed ha emitido un comunicado así. También rogó a Naughty Dog que mostrara al Hinduismo el respeto que se merece meses antes de que Uncharted: El Legado Perdido se estrenara en 2017, y lo mismo cuando Ubisoft mostró más sobre Beyond Good & Evil 2 se mostró un año después. Inteligente, ya que Ubisoft nunca se ha preocupado a la hora de incluir política y religión en sus juegos... ¡Oh, espera! Han pasado 14 años desde que la compañía francesa incluyó el siguiente mensaje al inicio de Assassin's Creed.

¿Qué tiene de malo la religión en los videojuegos?

Es habitual ver mensajes similares antes de series y películas, algo que muchos abogados aconsejan a las compañías con la esperanza de minimizar el riesgo de tener problemas legales, pero no debería ser necesario. Mientras no estemos hablando de proyectos que traten de ser lo más fieles posibles a los hechos históricos para relatarlos y lo dejen claro, que nos golpeen una y otra vez con el dato de que lo que se representa es un trabajo de ficción hace que me sienta terriblemente estúpido. Por última vez, me quejo sobre todo por las reacciones a situaciones en las que tiene sentido incluir elementos religiosos porque, quienes lo hacen para protagonizar titulares o provocar por llamar la atención se pueden ir a tomar viento.

Al igual que escribí hace unos años, no deberíamos impedir a estos talentosos y creativos creadores de videojuegos que hagan lo que quieran a base de restricciones a la hora de representar algo nuevo de formas diferentes. Poner obstáculos en su camino nos llevaría a una senda monótona y aburrida. Uno de los ejemplos por los que The Last of Us: Parte II y The Forgotten City son dos de los mejores juegos de los últimos dos años es porque se atrevieron a destacar y cuestionar temas y escenarios a los que pocos se atreven a acercarse. ¿Cuándo un juego cruza esa línea roja? ¿Deberíamos quejarnos de lo atractivos y geniales que son los personajes de Hades? ¿Qué tal si se aprovecha lo que hacía Alemania censurando o editando ciertos símbolos? ¿No puede un judío, un musulmán o un cristiano ser, abiertamente, el héroe o víctima en un juego sin que haya protestas? Por favor: dejad que los desarrolladores tengan religión y minorías en sus juegos sin que la queja salte como un resorte. No dejarles llevará a una enorme falta de innovación y a una menor diversidad.



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