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Halo 5: Guardians

Retrospectiva: La historia de Halo y el Jefe Maestro

Le damos un buen repaso al hombre tras el visor, a los Spartan y a la serie de Microsoft a las puertas de Halo 5: Guardians.

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"Vino como testigo para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él."
- Juan 1:7

Lo primero que Catherine Halsey ve de Elysium City es el poderoso rascacielos que se alza más allá de las nubes. Su lanzadera ha viajado muy lejos a través de una galaxia en guerra, hasta las colonias externas habitadas por el hombre para encontrar este precioso paraíso urbano en el planeta Eridanus. La brillante investigadora deja su nave con su escolta militar, el teniente Keyes. Han ido allí para estudiar a un individuo lleno de talento: un posible candidato para el proyecto ultrasecreto Spartan de Halsey. Este individuo se llama John, es un niño de seis años aparentemente normal, con el pelo castaño y corto y pecas. Cuando Catherine y Jacob visitan su guardería en Elysium City está jugando al rey de la colina con sus compañeros, y ambos observan la facilidad con la que derriba al resto de niños de la colina.

John tiene muchos amigos aquí y está enamorado de su vecina, Parisa. Tiene unos padres que lo quieren por encima de todo, pero no son conscientes de que su hijo ha despertado el interés del UNSC (Comando Espacial de las Naciones Unidas). Puede que John tenga sus propios sueños y aspiraciones, pero pronto la doctora Catherine Halsey se los arrebatará. Nadie podía saber que este niño que estaba en lo alto de la colina crecería hasta ser el salvador de la humanidad, así como su última esperanza.

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John y su mejor amiga Ellie Bloom se sientan bajo un cielo estrellado y se preguntan si existirá la vida extraterrestre inteligente. Ninguno de los dos está preparado para la verdad.

Es el año 2525, tres décadas después de los sucesos de Halo: Combat Evolved, cuando la humanidad tuvo su primer contacto con formas de vida alienígena inteligentes. Una alianza llamada Covenant ha declarado una guerra santa contra la humanidad. En aquel entonces John tenía solo 14 años, pero ya era una máquina de guerra entrenada y letal. Sus brutales orígenes y su trágico viaje hasta convertirse en héroe se relatan en la novela Halo: La Caída de Reach, que se publicó justo antes que el primer juego de Bungie en la Xbox original. El libro es una de las partes más esenciales de la saga Halo, y a pesar de eso, millones de fans de Halo se lo han perdido.

La Caída de Reach nunca ha estado tan de actualidad como ahora que los personajes que presenta se han unido a Master Chief como personajes jugables, al lanzarse Halo 5: Guardians para Xbox One. Por eso pensamos que era aconsejable volver a contar la historia de cómo comenzó todo en este artículo. Esta es la historia de John-117 y de sus 74 valientes hermanos y hermanas. De cómo mataron y murieron los unos por los otros. De su inocencia perdida y de su continuo sacrificio. De la niñez que se les negó y del futuro que le otorgaron a la humanidad. Esta es la historia del Jefe Maestro y sus Spartan.

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John nació el 7 de marzo de 2511 y murió el 7 de diciembre de 2517, con solo seis años. O al menos eso es lo que dice la historia oficial.
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En el año 2517, aunque todavía no se conocía la amenaza del Covenant, se vivía una época de conflicto y terror. Durante la era dorada de la humanidad se colonizaron miles de nuevos mundos muy lejanos, pero los recursos de esas colonias se dedicaban a abastecer la Tierra y el UNSC. Los colonos cuestionaron este hecho y así estalló una guerra civil que dividió el imperio galáctico en dos. Tras años de guerra y destrucción, el UNSC estaba desesperado. Querían ganar la guerra antes de que se perdiera demasiado, para lo que reclutaron a la división de investigación ONI y a la doctora Catherine Halsey para desarrollar la siguiente generación de súper soldados que los ayudaran a vencer en el conflicto.

Tras un par de experimentos fallidos, Halsey se inspiró en los guerreros espartanos de la antigua Grecia. Desde muy pequeños tenían que soportar un entrenamiento cruel que los convertía en los guerreros más valientes jamás vistos. Las tropas de Halsey tenían que ser tan jóvenes como los guerreros originales de Esparta para adaptarse al entrenamiento que les aguardaba. Su edad también facilitaría los aumentos experimentales necesarios para hacer realidad las habilidades y el potencial que se esperaba de los futuros guerreros. La joven científica reunió una lista de 150 candidatos adecuados de toda la galaxia; 150 niños de seis años cuyo destino era volver a unir a la humanidad y dirigirnos hacia una nueva era dorada.

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La guerra civil entre la UNSC y los insurgentes en las colonias exteriores está descrita en la novela Halo Contact Harvest.

La ONI solo aprobó el uso de 75 sujetos experimentales, y Halsey dejó que el azar se hiciera cargo de la selección definitiva. Junto a Jacob Keyes visitó a los niños uno por uno y les pidió que lanzaran una moneda al aire. Se les dijo que eligieran cara o cruz, y con este método descubrieron qué candidatos tenían un don que no se podía entrenar: la suerte. Los niños que adivinaron correctamente "ganaron" y fueron seleccionados para el proyecto Spartan. Por eso Catherine Halsey se acercó a un niño llamado John en el patio del colegio de Elysium City. Se presentó y le preguntó si le gustaban los juegos, y John le explicó que adoraba los juegos porque siempre los ganaba. Le parecía que el ajedrez era un poco aburrido porque nadie suponía un desafío para él, y habían retirado los deportes con balones de sus clases de Educación Física porque nadie era rival para su fuerza y su velocidad.

Catherine le tendió una moneda vieja y le preguntó si quería jugar a un juego distinto. La moneda aún estaba en el aire cuando John la cogió y, sin mirar, gritó: "¡Cruz!" Por supuesto, estaba en lo cierto. Pero ni siquiera entonces, cuando tenía seis años, dejaba las cosas al azar. Con reflejos más rápidos que el rayo, John habia conseguido atisbar qué lado estaba mirando hacia arriba cuando atrapó la moneda. No fue suerte, fue pura habilidad, y como recompensa pudo quedarse la moneda de la doctora Halsey.

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John impresionó a la Doctora Halsey, y no había duda de que se convertiría en uno de los mayores Spartans. En un mes él y otros 74 niños fueron extraídos de sus hogares por parte de ONI.

La ONI secuestró a los niños elegidos. Al abrigo de la oscuridad, los sacaron de sus camas y los llevaron al planeta militar Reach. Para ocultar la verdad de sus actos inhumanos, sustituyeron a los reclutas con clones defectuosos. Estos clones, llamados Clon Flash, padecían una serie de desequilibrios neurológicos y físicos que aseguraban su muerte en un par de años. John, de Elysium City, falleció el 7 de diciembre de 2517 y sus padres, sus amigos y su vecina Parisa nunca lo volvieron a ver. En Reach, el John real y los otros 74 niños de 6 años descubrieron la verdad: jamás regresarían a casa. Halsey no quería mentirles, porque si descubrían la verdad más tarde solo conseguiría que la odiaran. A pesar de que parecían preocupados, ninguno de los reclutas lloró: era evidente que estaban hechos de la pasta necesaria para ese tipo de proyecto.

Y el 24 de septiembre de 2517 dio comienzo el brutal entrenamiento de los Spartan. A John y los demás los despertaba de sus literas a las 05:30 Franklin Mendez, uno de los instructores con más experiencia del UNSC. Sus sesiones de entrenamiento empezaron con 100 repeticiones de abdominales y sentadillas, seguidas de una carrera de 3 kilómetros hasta el "patio de juegos": una laberíntica carrera de obstáculos suspendida en el aire. Encima de la estructura había una campana. Los niños se separaban en equipos de tres y tenían la tarea de alcanzar la cima y hacer sonar la campana, el último equipo en conseguirlo se quedaba sin cenar. John, competitivo como era, llegó el primero y miró por encima del hombro al resto de niños, que se esforzaban por llegar arriba. Vio cómo se ayudaban los unos a los otros y, poco a poco y con buen pie, todos alcanzaron la cumbre. Al final, todos los niños habían tocado la campana excepto los dos compañeros de equipo de John: Samuel-034 y Kelly-087. John perdió por primera vez en su vida, pero aprendió una importante lección de trabajo en equipo y compañerismo. Una lección que jamás olvidaría, y que años más tarde lo ayudó a convertirse en el líder oficial de los Spartan.

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Ilustración conceptual para la película de Halo que iba a estar basada en Halo: The Fall of Reach.

Los ejercicios dirigidos por Mendez a menudo incluían un giro que buscaba enseñar algo importante a los Spartan, acostumbrarlos a que siempre tenían que esperar lo inesperado. Mendez se convirtió en lo más cercano a una figura paterna para ellos mientras crecían en Reach, pero él tenía instrucciones claras de la ONI: criarlos para que fueran los soldados más resistentes del ejército. Los obligó una y otra vez a aplicarse por completo, los forzó hasta sus límites mentales y físicos y más allá una y otra vez. Los que tenían problemas para mantener el nivel recibían la motivación que necesitaban con un par de descargas de la porra eléctrica. Cuando no estaban entrenando, los educaban en campos como matemáticas, ciencias naturales e historia hasta que alcanzaban niveles de conocimiento altísimos. Pero lo que más les enseñaron fue a usar la fuerza, velocidad e inteligencia. La disciplina, el honor y el respeto eran pilares fundamentales en el código que Mendez les enseñó a esos niños. Aprendieron las diferencias entre el bien y el mal, y que la Tierra y sus colonias estaban por encima de cualquier otra cosa en la galaxia. Sus propias vidas no valían nada en comparación.

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Pasaron los meses y muchos niños se adaptaron bastante rápido, pero a pesar de que siempre era el instructor el que llevaba las riendas de la situación, no era fácil educar a los futuros Spartan. De vez en cuando algún niño se rebelaba, amenazaba al personal e intentaba escaparse de Reach. A los rebeldes los sedaban y les aplicaban un castigo disciplinario. John tuvo un comportamiento ejemplar durante los primeros años, excepto en la ocasión en que un par de instructores trataron de confiscarle la moneda que le había dado la Dra. Halsey y les rompió varios dedos. Otros del UNSC también sintieron la ira de los niños. Los soldados de élite de la Compañía Tango se vieron superados por los niños en todas las simulaciones, y en aquel momento solo tenían 12 años.

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Las tres personas más influyentes en la vida de un Spartan. De izquierda a derecha: Franklin Mendez, Dr. Catherine Halsey y la inteligencia artificial Déjà, que los entrenó en la escuela.

Tras ocho años de entrenamiento en Reach, todos los niños habían cumplido ya 14 años y alcanzado la pubertad. La fase uno del proyecto había terminado y los resultados habían sobrepasado las expectativas de la Dra. Halsey. El viaje, sin embargo, estaba lejos de acabar: todavía aguardaban los días más oscuros del proyecto. Esta segunda fase consistía en cinco mejoras bioquímicas y biomecánicas que se aplicaron a los jóvenes Spartan. El objetivo era, a través de cirugía e inyecciones, convertir a estos soldados entrenados en perfectas máquinas de guerra, superiores en fuerza, resistencia y velocidad. Entre las mejoras se encontraban una masa muscular aumentada, estructura ósea reforzada, capacidad de ver en la oscuridad y reflejos tres veces más rápidos, pero los efectos secundarios eran igual de extremos.

Los Spartan se arriesgaban a sufrir ceguera, degeneración ósea, crecimiento anormal, libido reducida, fallos cardíacos y Parkinson, por no hablar del terrible dolor que tendrían que soportar. Era como si les inyectaran Napalm. Sus cuerpos ardieron y se hicieron pedazos solo para que pudieran reconstruirlos de nuevo. Los efectos de esta fase eran tan graves que 30 de los 75 jóvenes Spartan fallecieron más tarde. Otros dos se suicidaron. Murieron 32 jóvenes inocentes de 14 años que habían formado parte de la familia de John desde que aquel primer día en Reach entregaran sus vidas por algo de lo que ni siquiera eran conscientes todavía. Se realizó un funeral para que los supervivientes pudieran despedirse, pero los cuerpos se congelaron con la esperanza de poder revivirlos algún día. Otros doce Spartan quedaron en tal estado de minusvalía que no fueron capaces de completar el entrenamiento.

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La muy peligrosa segunda fase no era obligatoria. Los propios Spartans tenían que decidir si querían pasarla, y todos menos uno lo hicieron.

Los resultados para los que consiguieron salir adelante fueron abrumadores. Combinado con sus instintos competitivos, su inteligencia y su capacidad de cooperación casi telepática, el proceso había convertido a los Spartan de Halsey en una fuerza invencible en el campo de batalla; y no harían más que mejorar conforme sus cuerpos se adaptaran a sus nuevas habilidades.

Sam-037, el más fuerte de los Spartan, podía cargar fácilmente con cuatro veces su peso. Kelly-087 era más rápida que el rayo, y llegó a alcanzar la velocidad récord de 62 kilómetros por hora: sus movimientos eran imposibles de seguir con los ojos. En cuanto empezaba a correr, era imposible alcanzarla; se convertía en una simple mancha capaz incluso de esquivar balas. Otra Spartan, Linda-058, tenía una increíble habilidad con el rifle de francotirador. En un momento dado disparó a dos enemigos con dos balas que se sucedieron tan rápidamente que ni siquiera John pudo discernir quién había recibido el tiro primero.

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El Equipo Azul en su primera misión en el campo de asteroides que rodea al planeta Eridanus.

John-117 y sus Spartan finalizaron por fin su entrenamiento y estaban listos para su primera misión. John era el líder del Equipo Azul, que constaba de sus mejores amigos Sam y Kelly, así como Linda y Fred-104. El Equipo Azul tuvo que dirigirse a las bases de los insurgentes en un campo de asteroides, donde mataron a cientos de rebeldes y capturaron a su líder. En apenas unas horas acabaron su misión con éxito, donde el UNSC solo había conocido el fracaso durante décadas. El proyecto Spartan de la Dra. Halsey era un éxito rotundo, pero tanto los Spartan como toda la raza humana se enfrentarían pronto a una nueva amenaza.

En el curso de tres milenios se había desarrollado una alianza sagrada entre muchas razas alienígenas: el Covenant. Todos habían reunido artilugios tecnológicos avanzados en sus mundos, reliquias de una poderosa raza llamados los Forerunners. Estos predecesores llevaban desaparecidos más de 100000 años, pero el Covenant los adoraba como a dioses. Opinaban que los Forerunners habían ascendido a una nueva existencia y su objetivo era seguir sus pasos. Eso fue lo que los llevó a buscar a los que habían venido antes que ellos y todo lo que habían dejado atrás, y esta misión sagrada los guió hasta el planeta Harvest en el año 2525. Esperaban encontrar miles de reliquias de los Forerunners, pero en su lugar encontraron una de las colonias más remotas de la humanidad.

En ese momento los profetas del Covenant y sus líderes se dieron cuenta de que las reliquias que tanto habían buscado eran en realidad los humanos. Los humanos eran lo que los Forerunners habían dejado tras de sí para que un día heredaran sus responsabilidades como protectores de la vida en la galaxia. Si se revelaba esta verdad a todas las razas de la alianza, el Covenant se haría añicos y su imperio caería. Por tanto, los Profetas le vendieron al Covenant una mentira: que los humanos eran sus enemigos, y que el deseo de los dioses era la erradicación de la humanidad. La población de Harvest no tuvo ni una oportunidad de prepararse para la masacre que les esperaba. Así comenzó la guerra entre el Covenant y la humanidad, y los Spartans encontraron por fin un adversario de su talla.

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El juego de estrategia Halo Wars se despliega como el comienzo de la guerra contra Covenant mientras la UNSC intenta recuperar el control de Harvest.

Sin embargo, si John y sus Spartan querían tener alguna posibilidad contra esta nueva amenaza, necesitarían herramientas que estuvieran a la altura de sus habilidades. La respuesta fue Mjolnir: un traje-armadura llamado como el poderoso martillo de Thor. Estos exoesqueletos ultrasofisticados eran tan potentes que solo los Spartans podían usarlos. Los marines normales se rompían los brazos y las piernas si intentaban probárselos a causa de las fuerzas que implicaba el proceso. Incluso John se rompió el tendón de Aquiles al alcanzar una velocidad de 100 kilómetros por hora con ayuda del traje.

Dentro de los Mjolnir sus habilidades mejoraban todavía más. Naomi-010 venció a un Brute de un solo puñetazo con el que le rompió la columna. Adriana-111 usó un Mongoose como martillo; agarró el manillar, levantó el vehículo en el aire y lo estampó contra tres Grunts indefensos. Los Spartans hicieron retroceder al Covenant en más de una ocasión, y en poco tiempo empezaron a ser muy temidos. El Covenant se refería a ellos como demonios, pero incluso entre los soldados del UNSC los Spartan tenían un estatus casi mitológico. Muchos se sentían incómodos junto a estas máquinas de guerra de una tonelada y dos metros y medio de alto. John parecía tan alienígena como el enemigo, con su armadura color esmeralda y su visor dorado. La armadura se convirtió en su cascarón: pasaba más tiempo dentro de ella que fuera, y como resultado su piel se acabó volviendo muy pálida. El campo de batalla era su nuevo hogar, cuando más tranquilo se sentía era cuando su vida dependía de sus propias habilidades. Entonces era cuando ganaban, todas y cada una de las veces.

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John se equipa con su Mjolnir por primera vez.

Cuando las cosas se pusieron más feas el UNSC empezó a usar a los Spartan como propaganda para subirles la moral a los civiles y a las tropas. La ONI ordenó que los Spartans que habían muerto en combate se declararan desaparecidos en combate, para crear una ilusión de inmortalidad. John y los demás sabían la verdad, al fin y al cabo ya habían perdido a 32 hermanos y hermanas. Y todavía perderían más. Sam-037 fue el primer Spartan que cayó ante el Covenant. Con cada Spartan perdido, John se juraba hacerse todavía más fuerte, y cargó con toda la responsabilidad de las muertes de sus amigos como su comandante. Entre los años 2525 y 2552 participó en más de 200 batallas contra el Covenant, y se le recompensó con todas las condecoraciones posibles excepto la de los prisioneros de guerra. También se le nombró Jefe Maestro Oficial Menor.

Desgraciadamente, poco importaba que el Jefe Maestro y sus Spartan vencieran al Covenant en tierra mientras que la humanidad se veía superada en el espacio. Las monstruosas naves del enemigo poseían un escudo de plasma contra el que el armamento regular del UNSC no podía hacer nada. Dondequiera que fuera el Covenant, solo dejaba muerte y destrucción a sus espaldas. Destruyeron todos los mundos humanos que se cruzaron en su camino con su enorme cañón de plasma. El calor que generaba incendiaba los bosques y los convertía en infiernos incontrolables, los lagos y los mares se evaporaron y el suelo se derritió. Tras unos días de bombardeo el aire estaba lleno de cenizas y hollín, y desde el espacio, el planeta parecía una bola de cristal en llamas. Este baño de sangre hizo que los humanos de las colonias externas regresaran a la Tierra, y pronto no les quedó ningún otro sitio al que huir.

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Una nave de la UNSC escapa de un planeta hecho añicos. Los supervivientes fueron obligados a dar saltos a ciegas para evitar dirigir a los seguidores de los Covenant a otras colonias.

En 2552, cientos de mundos humanos habían quedado reducidos a cenizas por la ira del Covenant; entre ellos, el planeta natal de John, Eridanus. Pronto encontrarían la Tierra, la cuna de la humanidad, y la guerra estaría prácticamente terminada. Los humanos necesitaban un plan, y Catherine Halsey le proporcionó al UNSC un último recurso desesperado. Todos los Spartan que quedaban tenían que reunirse en Reach y subirse a bordo del Baluarte de Otoño. Junto al capitán de la nave, Jacob Keyes, tenían que hacerse con el control de uno de los cruceros enemigos. Keyes dirigiría la nave de vuelta al planeta de origen del Covenant, y allí los Spartan debían secuestrar a uno de sus líderes. Se retendría al Profeta como rehén mientras la UNSC negociaba una tregua. Esta arriesgada misión se llamó Operación: Bandera Roja, pero todavía faltaba un importante componente del plan. La Dra. Halsey tenía que crear una inteligencia artificial extremadamente avanzada, lo suficientemente inteligente para quebrar los códigos de navegación del Pacto.

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Se creó una IA basada en cerebros humanos existentes, pero como los órganos quedarían destruidos por el proceso, los donantes tenían que estar muertos. En esta ocasión se requería un donante muy inteligente, y a la Dra. Halsey no se le ocurrió nadie mejor que ella misma. Usando el Clonado Flash, creó 20 copias de su cerebro que depositó en pequeños tarros de agua. Solo uno de ellos, el H-1, consiguió sobrevivir a los exigentes requisitos del proceso. La IA recién nacida se presentó ante Catherine como un avatar púrpura con forma de mujer que escogió también su propio nombre: Cortana. Se le encargó la tarea de escoger un Spartan que la manejara, y como todos sabemos, escogió a John-117, el Jefe Maestro. Todas las piezas estaban en su lugar para dar por comenzada la Operación: Bandera Roja.

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Dr. Catherine Halsey presenta a Master Chief a Cortana.

No obstante, el 25 de julio de 2552, a apenas días del inicio de la Operación: Bandera Roja, un enorme ejército Covenant atacó Reach. Así empezó la batalla más importante de toda la guerra, en la que los Spartan tuvieron que defender su hogar. Esta batalla se ha retratado en libros, cómics y en el juego Halo: Reach. La desesperada lucha de Reach nos muestra que los Spartan jamás se rindieron, ni siquiera cuando todo estaba perdido. La mayoría pereció, entre ellos la experta tiradora Linda-058. Recibió un tiro de plasma en la cabeza, pero John no podía dejarla morir. Llevó su cuerpo a la nave de Jacob Keyes, el Baluarte de Otoño, y la dejó en una cámara criogénica. John se quedó a su lado porque, de todas formas, el planeta ya estaba perdido. El suelo ya había empezado a convertirse en cristal.

John y el capitán Keyes recibieron la orden de salir de Reach con Cortana. No podían permitir que la IA y toda la información que albergaba cayeran en manos enemigas. Su protocolo dictaba que tenían que dar saltos a ciegas entre coordenadas aleatorias para no dirigir al enemigo hasta la Tierra, pero en lugar de eso, Cortana usó coordenadas que John había encontrado en un misterioso artefacto de los Forerunners. Esto llevó al Baluarte de Otoño y a sus perseguidores hasta el majestuoso universo de los anillos, Halo. El resto, como dicen, es historia. Fue en Halo donde el Jefe Maestro se convirtió en el héroe que estaba destinado a ser. Ahí fue donde descubrió a los Flood y donde impidió que el Covenant activara las armas de las instalaciones. Salvó todas las formas de vida de la galaxia y dio un paso más para cargar con la herencia de los Forerunners. Destruyó los Anillos de Halo y acabó a la deriva con Cortana en el vasto y frío espacio, a la espera de que lo rescataran. Le aterraba pensar en lo que habría pasado en Reach, con la Dra. Halsey y los Spartan. Era muy posible que él fuera el único superviviente.

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Siete colosales mundos anillo fueron construidos por los Forerunners. Juntos se diseñaron para erradicar toda forma de vida de la galaxia para matar de hambre a la plaga que supone The Flood.

Lo que no sabía era que unos cuantos Spartan habían sobrevivido a Reach. Fred-104, Kelly-087 y la Dra. Halsey se escondieron de los enemigos en un enorme conjunto de cavernas durante más de una semana. Kelly tenía quemaduras en el 72% de su cuerpo, pero consiguió recuperarse. John volvió a Reach, y llevó con él la cámara criogénica que había salvado de los escombros del universo de los anillos. Volvió a reunirse con Halsey y los Spartan; la doctora operó el cuerpo congelado de Linda y consiguió devolverla a la vida, y juntos volvieron a la Tierra. No podían saber que el Covenant encontraría su planeta pronto, por accidente.

El resto de la historia del Jefe Maestro se cuenta en los videojuegos, donde su personalidad y sus motivos pueden no estar tan definidos como en las novelas. A menudo se le critica por ser un personaje monodimensional y plano en los juegos. Es del tipo fuerte y silencioso, algo que encaja a la perfección con el sistema de juego, y el objetivo es que el jugador se sienta como si fuera Jefe Maestro, no que haya un buen ambiente y unos entornos bonitos. Es la misma técnica básica de narración que Valve perfeccionó con Half-Life, pero después de haber leído todo lo que existe sobre el pasado de John, es una personalidad que encaja con él. Frank O'Connor, el director de desarrollo de la franquicia Halo, ha dicho que sus acciones son más importantes que su cara o su personalidad. Por tanto, no tendríamos que preguntar cuál es su apariencia o cómo es él como persona, sino preguntarnos a nosotros mismos por qué es como es.

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Los jugadores que se han animado con el universo expandido pueden esperar una adaptación animada de The Fall of Reach, que se publicará cuando se lance Halo 5.

Desde el principio, ser un Spartan no te convertía en alguien popular en absoluto; el resto del ejército odiaba a los niños y los llamaba monstruos. A pesar de esto, John y sus camaradas respetaban la jerarquía militar. Acataban órdenes, se centraban en la misión e ignoraban toda presión psicológica que habría derribado enseguida a soldados menos poderosos. El Jefe Maestro ha pasado atrocidades, pero quizá lo peor es que siempre aceptó lo que le pasaba como si fuera lo correcto. Entiende que no habría habido una humanidad por la que luchar si no hubiera sido por su entrenamiento y por los experimentos inhumanos del proyecto Spartan. Quizá empezara como un lavado de cerebro, pero hoy John es totalmente consciente de lo que quiere y de lo que él y los Spartan supervivientes representan. La última esperanza de la humanidad.

Por tanto, la personalidad de John queda bien tanto con su pasado como con el juego. Los desarrolladores también crearon a Cortana como herramienta: su propósito es dirigir a los jugadores en la dirección correcta y hacer avanzar la historia cuando es necesario. La relación entre ellos dos era bastante neutra al principio, pero a medida que avanzaban los últimos juegos de Halo, se ha ido desarrollando. John, un súper soldado con el cerebro lavado, y ella, una retahíla de unos y ceros. Ninguno de los dos es humano de verdad, pero se completan el uno al otro. Es una relación casi simbiótica. En Halo 4 John lucha contrarreloj para salvar la vida de Cortana, y de repente ya no se trata de la historia de un soldado anónimo que tiene que evitar que esa información caiga en manos enemigas; se trata de John-117 y de su intento desesperado por salvar a alguien que considera cercano a él. Halo 4 es el capítulo más oscuro de la saga del Jefe Maestro, y como seguramente todos recordamos, Cortana se sacrifica para salvarlo al final.

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John-117 (Master Chief) y sus tres colegas Spartans Linda-058, Kelly-087 y Fred-104. El Equipo Azul vuelve en Halo 5: Guardians, en una reunión casi religiosa para los fans.

La última vez que vimos a John estaba en la Tierra, llorando la pérdida de Cortana, reflexionando sobre lo que significa ser humano, algo que ella le enseñó durante 40 años de guerra. Está claro que él ya no es el súper soldado de hielo que era la primera vez que pisó Halo. Ahora es un hombre que no parece querer seguir adelante si Cortana no está a su lado. De momento no sabemos mucho de la situación en Halo 5: Guardians, pero parece que su muerte ha hecho que John abandone el UNSC para perseguir su propio objetivo. No sabemos adónde lo llevará su camino, pero esta vez no luchará solo contra Covenants y Forerunners, porque Kelly-087, Linda-058 y Fred-104 se unen a él. Los tres Spartan supervivientes del Equipo Azul.

Todavía está por ver lo que les espera a John y a sus tres hermanos en Halo 5: Guardians. Parece que el juego es el capítulo más oscuro hasta el momento, y nunca habíamos tenido tantas preguntas sin respuesta antes de un lanzamiento de Halo como ahora. Esperamos que este artículo haya sido esclarecedor respecto al pasado de John, ahora que su futuro parece más incierto que nunca, y que el 27 de octubre podamos descubrir algunas de las respuestas cuando John y los Spartan lleguen a la nueva generación de consolas, porque todavía queda mucha historia del Jefe Maestro que contar.

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ANÁLISIS. Autor: Mike Holmes

John 117 vuelve a dar guerra, y en esta ocasión se apuntan sus amigos... y los tuyos.



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