Análisis de Snow

Snow es una montaña rusa emocional. Puedes pasar de estar entusiasmado a sentirte frustrado, aburrido y eufórico en los mismos cinco minutos. Si nos quedamos con lo mejor, es una experiencia fantástica que te permitirá bajar por terrenos traicioneros a toda velocidad, haciendo giros bruscos entre rocas y árboles para evitar accidentes desastrosos. Quedándonos con lo peor, es mediocre hasta decir basta y tiene demasiadas asperezas que no pueden ser ignoradas. Lamentablemente, los escasos momentos de subidón que ofrece el juego se ven eclipsados por sus defectos.

Snow es un juego de deportes de invierno que te permite perderte en una serie de montañas en las que puedes elegir entre competir en uno de los muchos eventos habilitados o explorar el paisaje a tu propio ritmo. Tienes formas de moverte a tu disposición (esquíes, tabla de snowboard o motos de nieve) y un dron que te permite ver el paisaje por encima de los árboles que te rodean.

Es una pena que el juego no sea más atractivo. Cuando encuentras un mirador tienes la sensación de que tienes que ir y echar un vistazo al paisaje, pero a medida que la cámara va apuntando a la puesta de sol te vas encontrando con rocas y árboles, en lugar de la vista espectacular que creemos que los desarrolladores pretendían crear. Tristemente, ocurre lo mismo con el zoom cuando te estrellas y ves a tu personaje observando el horizonte con la mirada perdida mientras le da una aire como de ventiladores (literalmente). Aunque estos aspectos no llegan a arruinar el juego, te sacan de la experiencia snowboard.

Tenemos que añadir que a menudo esta experiencia es agradable, y a pesar de todos los elementos visuales que faltan, es un juego sólido. Aunque se recomienda que juegues con mando, se puede manejar bien incluso con un teclado, y esta jugabilidad decente es la que te hace intentar superar los retos del juego, que son cada vez más desafiantes. Eso no quiere decir que el gameplay no tenga defectos. Más que deslizarte por barandillas parece que flotes encima de ellas, por lo que no llega a ser satisfactorio, y si tocas una roca o valla sea cual sea tu velocidad, tu personaje se quedará sin fuerzas y se derrumbará como si hubiese aterrizado sobre una superficie como para morir en el acto. Afortunadamente, Snow tiene un sistema de rebobinado que te permite ir al momento anterior al choque, por lo que reduce (pero no elimina) lo desagradable que resulta un golpe repentino, sobre todo cuando parece injusto.

En cuanto a contenido, Snow tiene una cantidad decente. Las montañas son bastante grandes y cada una tiene su selección de eventos, que van desde carreras hasta desafíos por puntos. Al completar los eventos, ganarás opciones de personalización para tu personaje como gorras y tablas de snow nuevas, que te permitirán hacer que tu personaje de plástico sin emociones sea más de tu agrado. Ah, ¡y hay cajas de loot! Estas cajas te permitirán desbloquear equipo realmente radical como un sombrero de pato, qué genialidad. Por último, hay coleccionables que puedes encontrar explorado en modo libre. Estamos seguros de que los jugadores a los que les encante el juego no tendrán problema en recorrer la montaña en busca de vistas y miradores, pero esquiar sin rumbo no fue de nuestro agrado.

Parte del contenido puede suponer un verdadero reto, y nosotros llegamos a hacer decenas de intentos en los eventos de descenso más complicados para ganar una medalla de oro. Será en estas ocasiones en las que los jugadores pasen horas en Snow haciendo intentos para conseguir pasar los desafíos con buenos tiempos y puntuaciones. Pero una vez adquiridas las medallas de oro, la rejugabilidad es escasa para aquellos que no busquen perfeccionar tiempos o puntuación.

También está el modo multijugador, que permite a un grupo de jugadores experimentar la emoción de hacer un descenso en equipo. Sobra decir que si juegas con amigos la experiencia será mejor, pero tampoco creemos que el modo multijugador añada mucha chica al juego, para ser honestos. Sí, es divertido ver a alguien chocarse contra una casa a 160 Km/hora y es genial ver un backflip perfectamente ejecutado desde un lado, pero eso no mejora la experiencia de

Snow no es un juego terrible, tiene muchas asperezas y problemas por todos lados, pero es una de cal y otra de arena. Parece una carta de amor para los fans de los deportes de invierno, pero el poema está escrito con ceras y tu nombre terriblemente mal. Mientras que hay momentos en los que puedes ver más allá de los múltiples fallos y encontrar un juego tremendamente divertido en este sandbox que irónicamente está cubierto de nieve, esta visión se oscurece rápidamente al toparnos con la realidad. Snow es un juego con demasiadas taras como para recomendárselo a cualquier persona a la que no le encanten los deportes de invierno. Y aún con esas, prueba primero la versión gratuita.