Análisis de Sparklite

Sparklite es un juego de acción y aventura con rasgos de roguelike, sin olvidar el parecido que comparte en algunos apartados con las primeras entregas de Zelda. Red Blue Games nos trae una nueva aventura en Geodia, un mundo encantador de aspecto pixelado y lleno de monstruos que trabajan para el temido Barón.

Todo comienza en una nave en la que tomaremos el control de Ava. Los problemas no se hacen esperar, puesto que unos monstruos llegan para atacarnos y asediarnos. Después una tormenta la dañará y al final no nos quedará más remedio que abandonarla. Una vez que toquemos tierra podremos empezar a explorar las tierras de Geodia. Aquí es donde empieza la aventura en sí, y tras resolver un pequeño puzle corriendo contra el cronómetro y superar un combate inicial, podremos vérnoslas con el primer jefe. Ya os adelantamos que enfrentarse a alguien tan fuerte tan temprano hace que se tuerzan las cosas, pero Ava es rescatada por un gancho flotante que cae del cielo, dando comienzo así a nuestra cruzada contra el Barón.

Tras todo este lío por fin podremos poner pie en los parajes del planeta, un mundo brillante en el que descubriremos nuevos monstruos según combatamos. También encontraremos a aliados que nos echarán un cable a lo largo de la aventura y minijuegos que nos permitirán ganar «sparklite», la moneda local. No será fácil conseguirla, ya que habrá que recolectar el contenido de muchos cofres y eliminar una gran cantidad de enemigos para seguir sumando. Por suerte los malos reaparecen cuando volvemos a las mazmorras o lugares que hemos superado anteriormente, así que no vamos a tener ningún problema en este apartado. Cuando consigamos suficiente sparklite podremos usarla para mejorar nuestra llave inglesa, comprar mejoras en la tienda y parches que fortalezcan a Ava.

Pero el hecho de hacernos más fuerte no evitará que muramos constantemente. Cuando eso pase perderemos todos los objetos que llevemos en nuestra bolsa de suministros, aunque podremos recuperarlos en nuestro próximo intento. Eso sí, antes habrá que dar con el lugar en el que están, puesto que tras cada muerte el mapa se reorganiza, por lo que la localización de las bases, las minimazmorras y los campamentos de enemigos se renueva. Así, los desarrolladores evitan que el juego nos resulte repetitivo.

Ada cuenta con una habilidad que permite realizar ingeniería inversa. Y diréis, ¿para qué? Pues si en un intento encontramos un aparato, ella lo convertirá en un diseño, por lo que podremos usarlo en los intentos siguientes. Para poder desbloquear estos diseños habrá que enfrentarse a minimazmorras convertidas en puzles, algo parecido a los santuarios de The Legend of Zelda: Breath of the Wild, pero a menor escala. Cuando entremos a estos lugares podremos recoger el objeto en cuestión, y tras completar una serie de puzles -que nos enseñarán a usar el objeto en cuestión- podremos llevarnos el diseño de vuelta al campamento y usar sparklite para construirlo.

La dinámica de juego es agradable e interesante en todo su conjunto. Los combates nos recuerdan bastante a los primeros juegos de Zelda, pero en lugar de una espada, aquí nos abriremos justicia con una llave inglesa. La dificultad de los enemigos no es igual para todos, puesto que habrá algunos que podamos finiquitar de un golpe, y otros pueden requerir que nos deslicemos para evitar sus ataques, pillándolos desprevenidos por la espalda. Los jefes serán los mayores desafíos que encontremos en el juego, puesto que habrá que ir preparados para combatir con ellos. Tendremos que equiparnos los parches adecuados, encontrar los objetos necesarios y utilizar todo nuestro arsenal de aparatos de manera inteligente para poder derrotarlos.

Pero no todo funciona bien. Habrá que dominar el arte de esquivar en combate, pero tras cada deslizamiento Ada se queda parada durante un momento, y esa pausa a veces puede suponer la muerte, lo que acaba por resultar frustrante. Para algunos jugadores será un reto más, pero en nuestro caso nos resulta un estorbo más que otra cosa. Las batallas de los jefes tampoco se libran, pues a veces el salto de dificultad entre los enemigos previos y el jefe en sí es mortal. Esto no fastidia la experiencia, pero habrá que armarse de paciencia, ya que le veremos la cara varias veces a cada uno antes de derrotarlo definitivamente. Solo así seremos capaces de aprender sus movimientos, preparar los parches acordes y usar todo lo que tengamos a mano para superarles en combate.

Pero si vemos Sparklite en conjunto nos encontramos con un título de aventuras y acción que se disfruta y divierte a partes iguales, con un mundo colorido bien diseñado y una banda sonora que seguirá la situación en la que estemos, ya sea calmada o frenética. Tendremos montones de lugares que explorar y numerosos aliados con los que aunar fuerzas, y es que cuando llegamos al final de esta aventura nos quedamos con ganas de más. Quizás sea hora de buscar a alguien que nos acompañe, puesto que cuenta con un modo cooperativo donde otra persona podrá controlar al robot que acompaña a Ada para echarnos un cable.

Después de todo, Sparklite ha conseguido introducir unas cuantas características buenas a un género que no para de crecer. Los combates son entretenidos y han conseguido mantenernos totalmente enganchados un intento tras otro. En cuanto a la historia, podemos decir que está bien. Quizás los diálogos y las interacciones con la IA no sean muy abundantes, pero eso no nos impidió sentirnos como los salvadores de Geodia mientras peleábamos con las oscuras fuerzas del Barón.