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Super Mario Party

Super Mario Party - impresiones

Mario y compañía quieren devolver su visión de los minijuegos al máximo nivel de diversión.

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Hay algo muy noble en los llamados party games. Muy poca gente conoce el origen de esta idea, que no es otro que la vieja Magnavox Odyssey. Sus gráficos eran tan rudimentarios que gran parte de su catálogo eran prueba que enfrentaban a jugadores, algo así como un intento de sustituir a los juegos de mesa por algo digital. Pero el concepto como tal se instaló realmente con esta serie, cuando Nintendo 64 demostró al mundo lo divertido que era chinchar a cuatro jugadores con el primer Mario Party. Qué mejor que reunir en torno a un tablero a varias personas por el mero hecho de competir en pruebas rápidas. Han pasado 20 años y la serie lleva un tiempo en decadencia, pero parece que el viento favorable de Switch tiene la fuerza necesaria para que se recupere.

Estamos por primera vez a los mandos de Super Mario Party (ya vimos una demostración en Málaga, pero sin tocar). La impresión inicial es que hay pocos cambios en dos décadas: un tablero, varios personajes, unos dados para moverse por las casillas y un montón de minijuegos esperando en algunas de ellas para repartir monedas y estrellas. Los pilares centrales se mantienen, pero lo que va cambiando son los modos de juego, las reglas y, por supuesto, las pruebas, que es donde reside la diversión. Porque no hacen falta más que unos cuantos minutos para comprobar que sigue siendo tan entretenido como siempre.

A esta decimosexta entrega de la serie, que no son pocas, se empieza con la tensión de tener que elegir personaje, porque ya no son todos iguales. Ahora cada uno viene con su propio dado especial, con unas caras que pueden dar un vuelco a la partida en cualquier momento. Por ejemplo, el de Wario aparentemente sirve para avanzar más porque las cifras son más altas, pero tiene un par de caras negativas con las que tener cuidado. El de los Hermanos Martillo, invitados a esta fiesta, presenta números bajitos pero al mismo tiempo permite tirar un segundo dado extra. Y así con todos, cada uno a su manera, pero teniendo en cuenta siempre que el componente estratégico va ligado a la primera elección, para que no todo sea esta vez cosa de la suerte.

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Todo sea por hacer una buena tirada cuando una estrella está cerca, porque aquí lo importante sigue siendo recolectarlas por el tablero. Hay un cambio de reglas: en Super Mario Party están bajo custodio de Toadette, que espera en el mapa; y cuando un jugador se topa con ella tiene la opción de pagar 10 monedas por una estrella. Entonces se marcha a otra casilla y comienza una nueva persecución. Vemos, por tanto, que hay que tener el monedero lo más repleto posible, y para eso lo que hay que hacer es caer en casillas neutrales, que son las que dan acceso a los minijuegos cuando acaba el turno.

Pasemos ahora a ver un poco en qué consisten estos retos. No hay tantos como en la última entrega portátil, que iba a por todas, pero tampoco va corto. Este Mario Party de Switch incluye 80 minijuegos, diseñados y pensados para aprovechar al máximo este hardware. No siempre hay un solo vencedor, puede haber varias combinaciones de resultados, y eso se acentúa con las nuevas pruebas cooperativas como el descenso en balsa.

Eso permite que vayan cambiando las dinámicas, las formas de control o las acciones necesarias, pero todos cumplen con la máxima de que son fáciles de entender, especialmente tras ver el breve tutorial inicial. Solo hemos jugado unas partidas, pero ha quedado demostrado que son asequibles para todo el mundo, incluso algunas dinámicas que no son tan obvias y sí algo más complejas de lo que parece a simple vista. Eso de parecer un poco torpe no deja de ser otra de las formas de provocar gracias, sobre todo cuando estás con los amigos delante.

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Porque Nintendo lo ha promocionado desde el primer momento como un videojuego grupal, pensado para cuatro personas reunidas en un salón a pasar el rato. Pero esta vez también hay online, por fin en sobremesa. El modo Online Mario-thon invita a retar a otros jugadores en línea en una serie de cinco minijuegos repartidos por copas, cada una de ellas más difícil que la anterior.

El otro modo de juego que hemos podido ver es La habitación de recreo de Toad, que es ese experimento con dos consolas Nintendo Switch puestas una al lado de la otra para sumar su pantallas que pudimos ver en el tráiler de presentación del título. Aquí, por ejemplo, jugamos una prueba sencilla que consistía en reconstruir un plátano cuyas piezas se habían dispersado entre las dos consolas. Aunque suena a algo pequeño, es una demostración de algo distinto que se puede hacer con esta híbrida, algo imposible con otro hardware.

Fue el momento más "innovador" de nuestra primera sesión de juego con Super Mario Party, ya que en realidad es un clásico traído al presente que se dedica a aprovechar lo que trae Switch, por dentro y por fuera. Minijuegos nuevos, reglas cambiadas y la diversión de siempre. Su lanzamiento será el próximo 5 de octubre.

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