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The Division 2

The Division 2: Warlords of New York - impresiones

La tercera y quizá última expansión nos devuelve a Manhattan con geniales combates contra jefes, queridas facciones que vuelven, nuevas habilidades, cambios en el equipo...

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Después de limpiar las calles de Washington D. C., hacer de Tarzán en el zoológico nacional de Manning e incluso recuperar el Pentágono de las garras de los Colmillos Negros, la tercera y, al parecer, última expansión de la historia de The Division 2 nos llevará de vuelta a donde empezó todo: Nueva York; más en concreto, al sur de Manhattan y a Coney Island. Aunque a la mayoría nos encantó pasar el rato explorando Washington, no hay ninguna duda sobre lo que pensó el público de la conferencia de Ubisoft en el E3 de 2019 cuando Massive anunció que acabaríamos la lucha regresando a la costa este. Hemos tenido la oportunidad de jugar algunas partes de lo que se llama Warlords of New York, y confesamos que el escenario no es lo único que nos tiene ilusionados por la próxima expansión.

Está claro que corretear por un sur de Manhattan soleado y veraniego resulta muy divertido, ya que los impresionantes rascacielos, los callejones angostos y el parque de atracciones abandonado Luna Park son muy diferentes del ambiente de Washington, pero aquí lo que prima son las sensaciones de juego. Por eso nos alegra decir que las dos horas que pasamos con el Episodio 3 y con Warlords of New York también nos ofrecieron algunas sorpresillas en ese aspecto.

Una de las primeras cosas de las que te darás cuenta es de que Massive ha seguido el ejemplo de Ghost Recon: Wildlands en cuanto a la estructura de las misiones. Han sustituido la estructura más o menos lineal del juego base por un enfoque más abierto que permite escoger el orden en el que se desee actuar; esto es posible porque el objetivo principal consiste en liquidar a Aaron Keener. Sin embargo, antes de llegar hasta él, tienes que localizar y cargarte a sus cuatro lugartenientes. Encontrar pistas sobre sus paraderos es bastante fácil. Primero, hay que ir a tres zonas señaladas, donde emprenderás una serie de misiones breves. Al final de cada una, se te proporcionará un fragmento de información que te contará un poco más sobre cada uno de los objetivos. Nos pareció interesante aprender más sobre cómo y por qué estos agentes corruptos de la División se pasaron al lado oscuro, así que las misiones no se hacen pesadas.

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Encontrar las tres pistas desvelará la ubicación de los respectivos lugartenientes en el mapa, lo que implica llevar a cabo una misión completa con un enemigo final. Puede que no suene especialmente original o variado, pero el estudio sueco ha hecho algunos cambios interesantes basados en la opinión de los jugadores. Uno de ellos es añadir más secuencias basadas en puzles durante las misiones. Mientras buscábamos a Theo Parnell, nos topamos con tres zonas que estaban medio escondidas. En ellas, teníamos que disparar a cajas de fusibles o apretar botones que se encontraban en algún otro sitio para poder acceder. No nos hemos encontrado con nada parecido al puzle de la ruta de suministros del puerto, pero eso no significa que no haya nada similar esperándonos en algún rincón del sur de Manhattan.

Luego están los jefes finales que ya mencionamos. Cada uno de los lugartenientes tiene un equipo y unas habilidades diferentes que podrás conseguir al estilo Mega Man después de derrotarlos. ¿Cuatro habilidades nuevas (o cinco si Keener tiene una)? Sí, por favor. Sobre todo, si una de ellas implica el regreso de la bomba adhesiva de The Division, aunque con unas cuantas mejoras. Esto no es lo único interesante sobre los jefes finales, ya que luchar contra ellos también es sorprendentemente divertido.

Hay que asumirlo: la mayoría de los jefes en The Division 2 se desarrollan contra enemigos que son "esponjas de balas" y que empuñan armas más mortíferas, pero el rato que hemos pasado con Warlords of New York nos ha llevado a pensar que estos combates van a ser más especiales. Cuando creímos que el combate contra Parnell no tendría nada de diferente a los pocos minutos de empezar la misión, de pronto lo vimos parado en una puerta. ¿Un bug o una oportunidad temprana de librar al mundo de su terror para aquellos lo suficientemente rápidos con el gatillo? Ni Lucky Luke podría haber vaciado el cartucho tan rápido como hicimos nosotros contra Parnell. Pero, ¿por qué no reaccionaba? ¿Y por qué no bajaba la barra de vida? Cuando quisimos acercamos un poco más a él, el personaje desapareció de pronto y la voz de Parnell salió de nuestra radio. ¡Era un maldito holograma! Resulta que Parnell es un genio cuando se trata de tecnología y ha hecho hologramas ultrarrealistas que obviamente le serán de gran utilidad cuando consigas acorralarlo.

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Luchar en un campamento militar rodeado de torres de vigilancia inaccesibles, todas ellas ocupadas por el rostro de gesto engreído de Parnell, desde luego es algo que no esperábamos encontrarnos en The Division 2. Desperdiciar munición y salir de nuestro escondite solo para darnos cuenta de que habíamos disparado a uno de los hologramas fue, a falta de una palabra mejor, genial. Los planes cambiaron y nuestra estrategia acabó consistiendo en asomar la cabeza durante un instante para ponernos a cubierto un milisegundo antes de que Parnell revelase su verdadera ubicación al dispararnos. Aun así, no fue fácil. Había persianas que cubrían las torres de vez en cuando, lo que permitía a Parnell cambiar de ubicación y llamar a una nueva horda de enemigos para distraernos y ponernos a tiro. Aunque en su mayor parte solo prolongó lo inevitable en dificultad normal, este giro fue un soplo de aire fresco y acabó siendo muy intenso en la dificultad más elevada. Esperamos que las otras misiones sean igual de originales.

Escenarios nuevos, mayor atención a la exploración y a los secretos, y enemigos finales peculiares son más que suficientes para hacernos pasar más horas en The Division 2 después del lanzamiento de Warlords of New York, pero aún nos espera mucho más. No podemos hablar de la expansión sin mencionar los cambios generales y las mejoras que implementará mañana la actualización del Episodio 3 para aquellos jugadores que posean un pase del Año 1. Luchar contra los flamígeros Cleaners y los brutales Rikers volverá a caldear el ambiente, y hacer una barbacoa con ellos con el nuevo lanzallamas de la especialización Firewall es algo digno de ver. A esto hay que añadirle un nuevo sistema de equipamiento que los principiantes podrán entender mejor y los veteranos podrán aprovechar al máximo; un sistema de saqueos mejorado; un sistema al estilo pase de batalla, minicampañas y eventos especiales que cambian por temporadas; mejoras para las zonas oscuras, diez niveles nuevos para seguir subiendo, la segunda redada y otras tantas mejoras sobre la experiencia base. Está claro que no vamos a despegarnos de The Division 2 durante mucho tiempo después de que Warlords of New York se lance el 3 de marzo.

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