Análisis de World of Warships: Legends

En Wargaming parecen sentir predilección por los juegos con grandes máquinas de guerra. Durante casi una década, este estudio bielorruso ha gozado del éxito de World of Tanks, un shooter MMO que llegó también a consolas en 2016. Sin embargo, en tiempos de guerra, incluso los tanques y la artillería pueden saber a poco y no ser lo suficiente mortíferos. Resulta que la ambientación definitiva para que los hombres pongan a prueba su maquinaria bélica en un duelo mortal no es otra que el océano. Y, más concretamente, las grandes batallas navales de principios del siglo XX. Con World of Warships: Legends, los responsables de Wargaming han traído la contienda por mar a consolas. Toca cargar los torpedos y guarnecer los cañones.

World of Warships: Legends incluye buques de guerra que estuvieron de servicio desde comienzos del siglo XX hasta los primeros compases de la Guerra Fría, a finales de los años 40. Aunque esta versión para consolas sea visualmente muy parecida a la de PC, el estudio ha vuelto a crear el juego de cero desde su sede en San Petersburgo. Hasta la fecha, podemos tomar las riendas de tres potencias navales: Gran Bretaña, Estados Unidos y el Japón Imperial. Más adelante llegarán, entre otras, Alemania y Francia. Los jugadores pueden escoger entre tres clases navales, cada una con sus respetivas ventajas y debilidades. En una partida estándar, se medirán dos equipos de hasta nueve jugadores para tomar puntos de captura o bien alzarse con la victoria al destruir al equipo rival, todo ello dentro de uno de los quince mapas que están disponibles desde el día de lanzamiento. Cada equipo comienza en un extremo, lo que por lo general supone encontrarse en mar abierto junto a los límites del mapa, con algunos islotes en torno al centro del mismo.

Tras echarle algunas horas, creemos que la propuesta de juego de World of Warships: Legends podría definirse como todo un reto que, de manera simultánea, nos exigirá afinar nuestra puntería con cañones y torpedos, no dejar de ajustar la velocidad y dirección para evitar los proyectiles, y cooperar con el resto del equipo. En comparación con la versión para PC, los mapas son algo más pequeños. Esto se traduce en un ritmo de batalla más acelerado, pero también supone una experiencia más propia de un título arcade, donde el posicionamiento estratégico y el trabajo en equipo pasan a un segundo plano.

Para los principiantes, esta fórmula puede resultar demasiado abrumadora. El barco navega según la potencia del motor, que dispone de cuatro niveles de velocidad tales como un cuarto de potencia, a toda máquina o marcha atrás. A grandes rasgos, el desplazamiento es algo automático, lo que en teoría significa que podremos centrarnos en dirigir el navío y otear el horizonte en busca de adversarios. Ahora bien, en cuanto arranca la batalla cuesta mucho controlar la velocidad, no zozobrar hacia las islas, disparar a los buques enemigos y permanecer alerta ante la llegada de torpedos, todo a la vez. Sea cual sea la clase naval elegida, los cañones de tu buque son su principal arma en la contienda, y pueden variar su alcance en función de la distancia que te separe del enemigo. Dado que este se encuentra, por lo general, a unos cuantos kilómetros, necesitaremos ser previsores y apuntar allá donde creamos que se dirige para poder dar en el blanco. La precisión de los bombardeos viene a ser más bien aleatoria, puesto que tan pronto impactan en el objetivo como le pasan de largo sin que podamos hacer nada al respecto. Puede convertirse en algo frustrante, pero, como nuestro enemigo se verá en las mismas, digamos que es un aspecto que está equilibrado.

Provocar el mayor daño posible al enemigo también nos llevará algo de práctica. Al disparar, podremos elegir entre una munición pesada, cuya explosión puede desembocar en un mar de llamas, o bien proyectiles que penetran las defensas enemigas para causar estragos desde dentro. Saber cuándo recurrir a cada tipo de proyectil y contra qué naves es algo que necesitaremos averiguar a medida que juguemos. Esto hace que el juego se mantenga como un reto, hasta convertirse en algo desalentador para aquellos jugadores que no logren hacerse con las mecánicas tras dedicarles varias horas. Por si fuera poco, cada modelo de buque cuenta con lo que se conoce como una 'ciudadela'. Si gozamos de un muy buen tino, podremos arremeter contra la ciudadela enemiga para causar un daño descomunal. La curva de aprendizaje del juego también implica llegar a conocer la trayectoria de los cañones de cada nave y cómo alcanzar la ciudadela del enemigo, algo que resulta gratificante de lograr.

Al comenzar nuestra andadura, dispondremos de barcos sencillos de Nivel I, aunque el árbol tecnológico del juego distingue entre diferentes familias de naves a partir del Nivel II y hasta el Nivel VII. Las clases navales, que van desde ligeros destructores y cruceros de tamaño intermedio hasta enormes acorazados, se basan en un sistema de piedra-papel-tijera, según el cual cada clase parte con cierta ventaja a la hora de acabar con alguna de las otras. En primer lugar, los cruceros combinan la velocidad y una defensa aceptable con un gran arsenal de cañones de calibre medio. Algunos también hacen uso de torpedos, pero, a decir verdad, estos son el punto fuerte de los destructores, más pequeños y veloces. Además, los destructores pueden pasar desapercibidos durante más tiempo, e incluso hacer uso de un generador de humo para desaparecer por completo. Para cuando veas cómo sus torpedos se te echan encima, puede que ya sea demasiado tarde. Ni qué decir tiene cuando te encuentres al timón de un acorazado. Estas naves son los buques de guerra más poderosos jamás construidos, con tremendos cañones que pueden hacer trizas las ciudadelas enemigas, pero que tardan en recargar y resultan demasiado lentos a la hora de evitar ofensivas con torpedos bien ejecutadas.

Según hemos podido comprobar, las diferentes clases están equilibradas entre sí, sin que destaque una en concreto por encima del resto. El que los mapas sean más pequeños parece favorecer a los destructores, aunque, para equilibrar la balanza, los acorazados cuentan con cañones secundarios automáticos que son mucho más potentes que su contraparte en PC. Además, ya hay un par de barcos premium (de pago) que, aunque no sobresalgan en potencia con respecto a los que vienen de serie, sí que sirven para adentrarse en el juego directamente en los niveles superiores. Eso sí, tendrás que jugar con las naves básicas para aprender ciertas habilidades sin las que te costará conseguir la victoria. Hemos probado la mayoría de los añadidos premium, y la verdad es que algunos dejan mucho algo que desear, como el buque de guerra Texas, del Nivel IV, que parecía verse muy perjudicado cada vez que nos acertaban.

Por lo tanto, diríamos que la mejor manera de avanzar pasa por desbloquear los buques gratuitos al ganar experiencia. Tras unas cuantas partidas, pudimos alcanzar el Nivel III, pero a partir de ahí hará falta participar en más batallas para mejorar la nave. Para quienes solo jueguen de vez en cuando, puede que los barcos de los Niveles VI y VII se queden algo lejos, pero, por nuestra experiencia, basta con ascender hasta los Niveles IV o V para poder disfrutar jugando. Con cada nivel, el juego se vuelve más desafiante, básicamente porque las naves van teniendo cada vez más peculiaridades propias en forma de fortalezas y puntos débiles que deberemos dominar para salir victoriosos. Poco a poco veremos cómo movernos con precisión y apuntar con cabeza se tornan más importantes. La personalización de los barcos también se ve enriquecida con el añadido de los comandantes únicos, personajes históricos que otorgarán ventajas a la nave, tales como un mayor alcance con los cañones, dotes de sigilo o daño extra. Descubrir qué tipo de clase, barco y comandante se ajusta más a nuestro estilo nos tomará algún tiempo.

La pregunta es: ¿consigue World of Warships: Legends que realmente nos sintamos parte del fragor de la batalla? Bajo nuestro punto de vista, sí. Se trata de una propuesta de juego bastante sólida de por sí, pues combina una excelente banda sonora muy versátil, la necesidad de sortear la llegada de bombardeos y la satisfacción que produce ver cómo nuestros proyectiles revientan un buque enemigo tras un tenso duelo naval. No tiene mala pinta, ¿verdad? El modelado de las naves está muy logrado gracias a los movimientos realistas, la inclusión de radares giratorios y la llamativa opción de camuflarnos. Al ejecutar una andanada sobre un buque de guerra, lo cierto es que vivimos con ojos y oídos cómo se disparan los imponentes cañones. En cierto modo, los gráficos de World of Warships: Legends también se lucen más que en la versión de PC, en especial los efectos de fuego y humo, más realistas.

Por contra, una curva de aprendizaje tan pronunciada podría no ser del agrado de todos. Hay quien no está dispuesto a invertir tanto tiempo en un juego antes de poder jugar en la misma división que los más entusiastas de los niveles superiores. También nos da la sensación de que la versión de PC cumple algo mejor en ciertos aspectos, puesto que la amplitud de sus mapas permite la presencia de más jugadores, implica un desplazamiento más táctico y hace que tenga mayor cabida la destreza, en lugar de las mecánicas arcade. Así y todo, World of Warships: Legends ofrece mucha diversión sin tener que pasar por caja, por lo que merece la pena probar este título free-to-play en Xbox One o PlayStation 4.