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Xenoblade Chronicles: Definitive Edition

Xenoblade Chronicles: Definitive Edition - impresión final

Cuánto te echábamos de menos, Shulk.

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Xenoblade Chronicles: Definitive Edition

A lo largo de la trayectoria de cada jugador, hay ciertos momentos que quedan marcados en la memoria. El primer Champiñón que hace crecer a un fontanero con peto y bigote, el primer escopetazo a un demonio en unas instalaciones en Marte, una katana cercenando la vida de una muchacha que reza... Xenoblade Chronicles, el original, también fue uno de esos juegos capaces de marcar a quienes lo disfrutaron allá por 2011 en Wii. Pocos momentos hay comparables a la primera vez que las Llanuras de Gaur se abren frente a tus ojos. Es algo perfecto a nivel audiovisual.

Aquel juego llegó en una época turbia para el RPG, y lo hizo de la mano de una Monolith que tenía seguidores, pero que realmente saltó al estrellato con Wii. Es gracioso lo que supone hablar a día de hoy de esta compañía, la misma que ha ayudado en el legendario Zelda: Breath of the Wild, que se ha convertido en un pilar de lo más importante para Nintendo y que, realmente, pegó su primer golpe sobre la mesa con una Monado. Quizá como homenaje, quizá como conexión con un Xenoblade Chronicles 2 que coquetea mucho con conceptos argumentales de este, o quizá porque Switch convierte en oro todo lo que toca. No importan las razones, Shulk está de vuelta.

Xenoblade Chronicles: Definitive Edition
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El 29 de mayo llega a Nintendo Switch Xenoblade Chronicles: Definitive Edition, la supuesta edición definitiva de un título de rol que conocimos con el Wiimote y el Nunchuk, y que también estrenó la línea de juegos exclusivos de New Nintendo 3DS con una adaptación portátil. Aquella fue una labor digna de quitarse el sombrero, pero restaba magnificencia a un juego pensado para jugarse a lo grande, con un televisor que permita disfrutar de su vasto mundo, que deje al jugador regodearse en todos y cada uno de los rincones de Bionis. Ahora sí se puede, y sin miedo a ver una imagen falta de nitidez o de resolución.

Poco nuevo puedo contar a estas alturas de esta aventura. Monolith ha traído la misma experiencia que recordamos del pasado, la misma historia, los mismos personajes, las mismas mecánicas de combate, todo. Aunque también ha optado por lo seguro, añadiendo pequeños detalles que afectan ligeramente a las mecánicas de juego y otros que miran a la segunda entrega numerada, empezando por ese epílogo que puede jugarse desde el primer comienzo.

Para el que desconozca quién es ese chaval que grita "I'm really feeling it!" a pecho descubierto en Smash Bros. Ultimate y que ahora protagoniza este título, decir que tiene la ocasión perfecta para conocerlo a fondo. XCDE es un JRPG de tomo y lomo, de los que plantean personajes rellenos de clichés a simple vista, aunque con una capa más profunda que da lugar a sorpresas totalmente inesperadas para un juego de este tipo. Es un juego que combina la estrategia de los turnos con la adrenalina de la acción en tiempo real; pero, sobre todo, es algo enorme.

Xenoblade Chronicles: Definitive Edition
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Bionis contra Mekonis, dos titanes que pelearon durante siglos y cuyo combate finalizó creando vida en su interior, dos titanes que se convierten en el mundo que recorremos durante la aventura. En el primero habitan los humas, a los que pertenece la mayoría de los protagonistas, y otras razas como los nopón; en el segundo unos seres mecánicos, los Mekon, que atacan a los humas sin ningún motivo aparente. Un conflicto que se dibuja desde el primer momento del juego con una batalla campal y que tarda muy poco en mostrar su lado más trágico ante la mirada atónita del jugador. Muchos descubrirán ahora a qué me refiero con esto. Qué ocasión. Qué momento.

En Nintendo Switch, y tras las primeras 20 horas de juego invertidas en él (pocas para el tamaño que tiene), puedo repetir con la boca llena eso de que es un juego inmenso. El lavado de cara llevado a cabo por el equipo en esta remasterización es un trabajo descomunal, aunque también se le notan los años. Sigue siendo el de antes en su secuencias, en sus animaciones y en sus mecánicas o diseño de mundo, con ciertas mejoras en cuanto a interfaz y comodidades para el combate que se agradecen, con mejores gráficos también; pero su esqueleto y su alma son los mismos que antes. Y créeme cuando digo que es lo mejor que le podía pasar.

Es pronto para hacer una valoración definitiva, y más sabiendo que todavía queda mucha aventura por delante; pero parece que eso de Definitive Edition encaja perfectamente con la propuesta que Nintendo y Monolith Soft han traído. El sistema de combate se sigue manteniendo sobre un esquema que ya es tradición para el estudio, con ataques automáticos de los personajes, combinados con el uso de artes tanto físicas como mágicas y con las combinaciones para aturdir al enemigo, y eso por no hablar de los ataques combinados, las artes que se van desbloqueando, la afinidad entre personajes, el árbol de poder, los vínculos de poder...

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Es un compendio de mecánicas que crece a borbotones, que abruma con incontables tutoriales al comienzo y que se puede atragantar a más de uno que descubra ahora el poder de Monado; pero también es de lo más satisfactorio que se puede encontrar en un RPG. Una vez dominado, se puede ver esa herencia que tomó Xenoblade Chronicles 2. Su idea evolucionó de aquí y, aunque su fórmula resultaba mucho más dinámica, la genial base que tiene se la debe a este. Eso sí, requiere tiempo, paciencia y mucha atención a los personajes, los enemigos y la posición en combate.

Son muchas variables que antes llegaban a saturar y que ahora también lo hacen, pero son algo más digeribles gracias a ciertas mejoras de QoL (Quality of Life). Un detalle tan aparentemente insignificante como una exclamación apareciendo en el icono de un arte para recomendar su uso puede ser de gran ayuda, porque la correcta ejecución de un arte influye en todo lo demás al pelear. Todo está engranado y entrelazado en los combates, y esta novedad es más importante de lo que parece, porque los hace todavía más fáciles una vez dominas el sistema de juego.

Pero no se puede pensar que sea fácil, porque hablamos del mismo Xenoblade que, estando en nivel 10, ya te pone en el mapa monstruos de nivel 80 en adelante. Este remaster no toca eso, porque es parte de la esencia de los mundos que diseña Monolith en sus RPG, como tampoco ha cambiado, por ahora, las toneladas de misiones secundarias que te llevan a explorar cada pequeño rincón de unos mapas tan gigantescos como variados, aunque algunas son algo aburridas, ni el ritmo de su historia principal. No resta nada, pero sí que añade, y siempre en el buen sentido; aunque eso implique mantener ciertos elementos que ya no impactan tanto como hace 10 años. Algunos de sus componentes ya chirrían un poco.

Xenoblade Chronicles: Definitive Edition

Lo más criticable en estas (¡20!) primeras horas de juego son unas animaciones bastante toscas en general, salvo cuando las secuencias cinematográficas entran en escena, y pequeños detalles como cierto popping en los mapas o texturas que conviene no mirar de cerca. Pequeñeces que juegan en su contra y que restan a una Definitive Edition que está siendo excelsa por todo lo demás. Hasta jugando en Modo Portátil sorprende (no mantiene la misma definición que en TV, pero luce mucho mejor que XC2). Pasar la noche en el Manglar de Satorul escuchando la lluvia, ver el atardecer en la Selva de Makna o pasear por el Mar de Eryth generan esas sensaciones por las que tanto nos gustan los videojuegos, y más cuando acompaña una banda sonora tan rematadamente buena, también remasterizada para la ocasión (aunque hay algún que otro tema que sonaba mejor en el original).

Futuros Conectados, el epílogo de Xenoblade Chronicles

Quizá el elemento más atractivo del conjunto de esta Definitive Edition para los veteranos sea el epílogo Xenoblade Chronicles: Futuros Conectados. Desafortunadamente, no puedo contar mucho todavía al respecto, salvo dejar claro que tiene el mismo esquema jugable que el título al que complementa, pero sí poner un poco en situación.

Ha pasado un año tras los eventos de Xenoblade Chronicles, y Shulk y Melia deciden visitar una ciudad muy importante, pero algo les ataca en el camino y tienen que aterrizar forzosamente en el Hombro de Bionis, localización que Monolith ya diseñó hace años, pero que no llegó a implementar ni en el original de Wii, ni en la adaptación de New 3DS. Este enclave se vuelve el enorme centro de la acción de este capítulo añadido que, incluso, se atreve a introducir una nueva mecánica de combate que se apoya en las misiones secundarias y en los Nopón (¿Hay cierto paralelismo con el DLC de Torna de XC2? Es pronto para asegurarlo, pero recuerda mucho).

Xenoblade Chronicles: Definitive Edition

Es imposible contar más, porque es pronto y porque habrá que esperar para poder extender y explicar todo lo que ofrece. Por el momento, es muy prometedor, sobre todo porque apunta a dar esa información que ha sido fruto de tantas y tantas teorías desde que Rex y Pyra nos contaron su historia también en Nintendo Switch. Para los fans de Xenoblade, de hecho, es la mejor forma de dejar la miel en los labios. Ahora queda descubrir si nos deja saborearla por completo o nos deja con ganas de más y con más dudas.

Todavía no puedo ver el futuro, pero tengo claro que Xenoblade Chronicles: Definitive Edition es una oportunidad doblemente buena para los ya veteranos en la franquicia y para los que se subirán ahora a este barco. Arriesgado, porque hablamos de mejorar un título muy importante; pero, si alguien puede, sin duda esa es Monolith Soft. Eso es lo que me hace pensar que sí puedo estar ante la versión definitiva de uno de los mejores RPG de la historia. Volveremos a vernos, y con mucho más que contar sobre este juego. Hasta entonces, que la luz de Monado nos guíe.

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